Miguel Littin: «El cine debe reflejar nuestra realidad»
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ecran3_1902_18071967.jpgMIGUEL LITTIN, nacido en Palmilla (Colchagua) en 1942, estudió en el colegio de los Hermanos Maristas de San Fernando y en el Instituto Regional de Santa Cruz. Después estudió en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. En los últimos tres años se ha dedicado a la dirección de teleteatros en el Canal 9, estrenando, entre otros, «Martin Rivas», de Blest Gana; «Panorama desde el puente», de Arthur Miller; «El cumpleaños», de Harold Pinter, y «La canción rota», de Acevedo Hernández. También ha dirigido teatro: «La mariposa debajo del zapato» y «Me muero de amor por tus palancas», ambas originales. Como actor, intervino en los cortometrajes «Yo tenía un camarada» y «El analfabeto«, dirigidos por Helvio Soto. Realizó «Por la tierra ajena» (1965). Actualmente, prepara «La muerte de un vendedor viajero», de Miller, y un largometraje basado en el proceso a José del Carmen Valenzuela Torres, producido por el Cine Club de Viña del Mar. Littin (casado con Elizabeth Menz; una hija, Pocha, de un año y tres meses), nos respondió así el siguiente cuestionarlo:

1.— USTED ha trabajado ya en el cine («Por la tierra ajena«): ¿cree usted que existe un verdadero renacimiento del cine chileno en la actualidad?

—No se puede revivir algo que no existió nunca, por lo menos desde mi punto de vista. Diría más bien, que con la ley de devolución del impuesto se abren posibilidades de hacer cine.

2.— ¿Considera que este renacimiento debe basarse en la explotación del llamado cine comercial, o en la búsqueda del llamado cine de expresión o de reflexión?

—Estoy decididamente por un cine de planteamientos y de compromisos. Lo demás viene por añadidura.

3.— EN todo caso, ¿cuál es su opinión más personal y propia acerca de lo que debiera reflejar el cine nacional? ¿Temas universales, un poco a la manera de lo que se hizo en la época de Chile Films, o temas nacionales, con problemáticas inherentes a nuestra realidad?

—Repetir la vieja experiencia del viejo Chile Films sería desastroso (temas burdos, alejados de la realidad, directores extranjeros sin solvencia artística, etc.) Por lo demás, ¿para qué pretender revivir una época que todo el mundo se encargó de rechazar y que afortunadamente está bien muerta?…

4.— ¿Qué entiende usted por cine joven? Defínalo y díganos si éste podría ser un camino para el futuro de nuestra producción cinematográfica.

—La aparición de «cine joven» o «cine nuevo» presupone siempre la existencia de una corriente de cine cronológicamente anterior; no es el caso de nuestro país, donde nunca ha existido la industria propiamente tal.

«Sin embargo, se ha hecho cine y la calidad de lo hecho justifica cualquier rebeldía o movimiento que evite caer en los mismos errores del pasado. De más es conocido por todos el «free-cinema inglés», la «nouvelle vague», el «cinema novo» brasileño, etc. En Chile no ha aparecido aún lo que podríamos llamar una corriente de «cine joven» o «cine nuevo». Sin embargo, existen sus bases, está germinando, es un movimiento subterráneo que irrumpirá violentamente y a corto plazo. Este movimiento tiene sus comienzos en la creación de organismos como «Cine Experimental», de la Universidad de Chile, y en hombres como Sergio Bravo, Peter Chaskel, Helvio Soto, Raúl Ruiz, Douglas Hübner, Alvaro Ramírez, José Román, Patricio Guzmán, Aldo Francia, Héctor Ríos, Fernando Bellet, Luis Cornejo, Jorge Leiva, Gilberto Acevedo, quienes apartándose de los «clisés» convencionales, han «buscado» en la realidad y han planteado en sus cortos metrajes una nueva problemática, a la vez que han tratado de incorporar nuevas formas narrativas en el cine nacional. Desgraciadamente, de esto se conoce poco y sólo el Festival de Cine de Viña del Mar ha hecho posible la difusión de algunos de estos films, ya que el sistema tradicional de los cines no permite una salida al cortometraje de expresión. El «cine joven» es fundamentalmente un cine de autor. Un cine comprometido con la realidad socio-económica de un país, con su tradición cultural y con su gente. Busca al hombre y lo descubre. No presupone desde un escritorio; va, pregunta y se convierte en «cine-encuesta»; interpreta, racionaliza, opina, combate, denuncia los valores, caducos y se hace social y artísticamente válido.

Allí donde el cine tradicional se evade, el «cine nuevo» enfrenta. Allí donde se mistifica, el nuevo cine desmitifica, inquieta, hace conciencia y, en suma, enfrenta al hombre con su realidad y lo obliga a definirse.

«En lo formal, el «cine nuevo» no pretende la recreación de la realidad (estudios, artificios, etc.); simplemente se hace «REALIDAD», sale a la calle con una cámara en mano y busca al hombre en su propio escenario. No imita vida, se convierte en vida.

«Finalmente, comparto la posición del brasileño Glauber Rocha, quien dice en su «REVISIÓN CRITICA DEL CINE BRASILEÑO»: el nuevo cine no es una estética, es una ETICA.

5.— ¿CUALES son sus planes, respecto a su futura la­bor cinematográfica?

—Haré un film basado en el proceso y ejecución de José del Carmen Valenzuela Torres (el chacal de Nahueltoro). Es todo lo que puedo decirle; lo demás es la «película» y éstas no se cuentan, se filman.