“La víbora de azabache” llenó ayer a pesar de la lluvia los cinco teatros de la Empresa Valenzuela Basterrica
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EL PUBLICO APRECIÓ A TRAVES DE ESTA HERMOSA PELICULA LOS ENORMES PROGRESOS DE LA CINEMATOGRAFIA NACIONAL.- RAFAEL MALUENDA COMO DIRECTOR Y LA ANDES FILM COMO EMPRESA EDITORA HAN ALCANZADO UN ÉXITO BRILLANTE.- LA OBRA SE REPITE HOY EN LOS TEATROS SETIEMBRE, CARRERA, ESMERALDA, O’HIGGINS Y BRASIL

La cinematografía nacional ha cimentado ayer, con el estreno de “La víbora de azabache”, su porvenir amplio y triunfante entre nosotros. El público, ante el anuncio de esta cinta, llenó ayer a pesar de la lluvia, los cinco teatros de la Empresa Valenzuela Basterrica y aplaudió sin reservas la labor honrada, esforzada y halagadora que han desarrollado en la filmación de esta obra, tanto la empresa editora como la dirección artística y los elementos que tomaron parte en su interpretación.

Con “La víbora de azabache” el cine nacional entra ya a un período recto y definitivo de triunfos. La película de anoche demuestra que se terminaron ya los ensayos más o menos felices y que nuestra industria peliculera está ya capacitada para producir obras de verdaderos méritos, dignas de figurar al lafo de las cintas extranjeras.

Rafael Maluenda, autor del argumento, sabe que la obra cinematográfica debe estar excenta de literatura y por eso nos ha trazado una trama escueta de recursos falsos o novelescos para concretarse a una acción que se va insinuando por medio de procedimientos exclusivamente de cine.

Los escenarios de “La víbora de azabache” demuestran también un espíritu refinado para la selección. Todo es elegante, sobrio y de buen gusto.

La interpretación demuestra un estudio paciente de parte de todos los artistas y gracias a esto ha resultado homogénea y eficaz. Luisa Arozamena, la popular bataclana del Santiago, se ha revelado una actriz cinematográfica de muchas condiciones. Encarna aquí con acierto un tipo de vampiresa, imprimiéndole carácter fascinador y misterioso. Sus escenas pasionales con Miguel Armaza, el galán, adquieren mucho vigor dramático. La dama joven Daisy O’Mara realiza un trabajo digno de todo elogio en su simpático papel de ingenia. Es una muchacha de innatas facultades para el cine.

La fotografía de “La víbora de azabache” es sencillamente espléndida. Su nitidez, su armonía de tonos, todo, todo la coloca al nivel de las mejores filmadoras europeas.