Conversamos con el compositor Jorge Aliaga sobre el proyecto “Take 5 · Composer’s Round Table”, serie de conversaciones virtuales con destacados compositores de música para cine nacional.
Jorge Aliaga es compositor. Ha estudiado en el conservatorio de música Izidor Handler en Viña del Mar, después obtiene el grado de Licenciado en Ciencias y Artes Musicales en la Universidad Católica de Valparaíso y continuó sus estudios en la École Normale de Musique de Paris. Obtuvo el Magíster en musicología latinoamericana en la Universidad Alberto Hurtado y desde ahí ha desarrollado una serie de trabajos para el cine, la televisión, la danza, el teatro. Ha recibido cuatro veces el premio Jerry Goldsmith Award para distintos trabajos entre otros reconocimientos. Entre sus trabajos más recientes está la composición de la Banda Sonora Original de la mini serie Isabel, sobre la escritora Isabel Allende. Recientemente ha movilizado a un grupo de colegas compositores a participar del proyecto “Take 5 · Composer’s Round Table”, ¿Nos puedes contar al respecto?
– El proyecto que mencionas ha reunido a un grupo de compositores de música para cine, éste es -tradicionalmente- un oficio muy privado, muy de cuatro murallas, no compartimos mucho con colaboraciones o con equipos generalmente y en pandemia, menos aún. La idea de hacer este grupo, fue compartir lo que hacemos. Nosotros nos conocíamos con anterioridad y la idea de juntarnos fue armar una especie de colectivo y, de alguna manera, ir generando un camino que pudiese tener distintas proyecciones, distintas rutas que podamos organizar. Pensar en quizá hacer algún tipo de festival, algún tipo de comunicación o de actividad académica de extensión en torno a la música y la imagen. Y esto no únicamente de cine, porque también hay mucho trabajo en artes escencias, en danza, en teatro.
A diferencia de otros países como España o Argentina, en donde hay muchos seguidores de las bandas sonoras, nosotros no tenemos demasiada cultura de música para cine. Tuvimos el gran trabajo de Roberto Aschieri con su programa “Función Privada” de radio Beethoven, que fue un gran aporte en ese sentido, mis primeras bandas sonoras las escuché en su programa. Ahí mismo conocí al compositor Miguel Miranda – con quien hoy día somos amigos-, pero en estricto rigor no hay mucho trabajo de difusión de la composición para cine y hay mucho que decir al respecto. Hay algunos premios, como el de Fic Viña y el del Festival de Valdivia que han reconocido históricamente esta labor, pero no es algo que sean tan masivo. Por otro lado, también llevo muchos años en la docencia en la música para el cine, entonces he desarrollado una suerte de pensamiento en torno a la creación aplicada y que me lleva a querer traspasar todo eso a un público más amplio, pero desde la cocina, porque no es lo mismo que alguien pueda comentar el ejercicio de la música para cine, desde la crítica externa, desde la información visible. Porque vivimos procesos que son creativos y desde esa perspectiva que sea el mismo compositor que te pueda comentar como vive su proceso, creo que es algo que tiene un valor por si sólo, más aún si hay cinco personas en el grupo, que son cinco miradas distintas -y que cada uno tiene una opinión que a veces puede encontrarse y a veces se distintas-, y en ese territorio creo que es muy interesante lo que se está dando y con muchas proyecciones.
Me parece interesante hablar del ejercicio de mediación que a- mí me parece- tiene la música compuesta para cine. Mi primer programa de radio fue “La Música que Vemos” que era un programa de bandas sonoras que hicimos muchos años y que venía de una idea original, que no era mía, sino de mi jefe en ese momento y que derivó de una conversación con el destacadísimo pianista Roberto Bravo, quien señalaba que, las bandas sonoras eran la música clásica del s.XX. Con el tiempo, parte importante de mi generación y de la gente más jóven, empezó a acercarse a la música docta a través de, primero las películas y después la escucha atenta a la construcción musical para esas películas, luego nombres como Danny Elfman, Michael Nyman, Philip Glass, Ennio Morricone, John Williams, empiezan a sonar cada vez más familiares y que abren la puerta a otras músicas, cuando nos damos cuenta de que, por ejemplo, John Williams se alimenta de lo que se hace Wagner. Hablemos un poquito de ese rol tan potente que ha tenido la música para el cine en las últimas décadas.
– Tu tocaste un punto que es fundamental y es que, en estricto rigor, es una música que se debe a una audiencia y que está hecha para audiencias. Cuándo Roberto Bravo te da esa luz de que es la música clásica del presente, es porque claro la música contemporánea en un momento se disocio de su audiencia, cuando se transformó en un proceso intelectual, y cuando dejó de emocionar, dejó de comunicar a través de un lenguaje que de alguna manera es universal sin ser de un entendimiento narrativo, pero si desde un entendimiento corporal, emocional y ahí aparece la música para cine como una gran posta hasta el día de hoy. Aunque también ha tenido sus desencuentros, quiere decir que no siempre la música para cine ha tenido un ejercicio emocional o de trasmisión narrativa, pero también es un estimulo y como estimulo también puede entrar en los territorios de la subjetividad, de la ambigüedad, y de lo que significa la comunicación no verbal o emocional. La música también puede ser hecha para el cine por personas que no han estudiado música para cine necesariamente y son algunas de las tendencias que hoy en día vivimos y que son músicos generalmente de formación autodidacta o que tienen formaciones complementarias populares e incluso cantautorales. Entonces todos esos elementos hacen que la riqueza sea cada vez más amplia y cada cosa tenga su lugar en términos de lo que el cine necesita. No nos olvidemos que la evolución de la música en el cine está de la mano de la historia del cine, por cuanto somos un servicio hacia ellos y desde ese lugar hay que estar siempre presente.
Ahora hablemos de “Take 5 · Composer’s Round Table” ¿Quiénes están participando?
– Una de las gracias del grupo es su diversidad partiendo por: José Miguel Miranda –y su compañero José Miguel Tobar, que esta de manera omnipresente digamos ya que ellos firman todo de a dos digamos- en las opiniones de Miguel, él siempre está citando a su compañero de trabajo de toda la vida, son dos compositores completamente vigentes, además, dentro no sólo en el cine, sino también en música de teatro, danza. Miguel es muy inquieto, él tiene mucho trabajo de búsqueda sonora, siempre esta muy atento a las nuevas tecnologías y eso da la sensación de estar hoy día muy actualizado.
Entre sus muchos aportes, Miranda y Tobar han estado a cargo de las bandas sonoras de las películas de Andrés Wood y de las más recientes de Patricio Guzmán.
– Y por otro lado ellos también han tenido proyectos internacionales, de hecho, actualmente están componiendo para una serie de Amazon. En el proyecto también está participando Sebastián Errázuriz, compositor, director de orquesta con gran trayectoria. Años atrás hicimos un trabajo sobre bandas sonora del cine chileno, una pequeña curatoría para hacer un viaje sonoro desde los inicios hasta el presente. Sebastián tiene un trabajo muy interesante también en teatro, ópera y esta incursionando en la producción musical como productor de bandas emergentes, desde que él cambió de residencia, -ahora está en Frutillar- ha entrado en todo un circuito de una comunidad artística bastante interesante. Además, está trabajando con proyectos adjudicados, como una ópera que en este minuto esta escribiendo, en coordinación con la Tryo Teatro Banda. Por otro lado, en Take 5 está también nuestra querida Ángela Acuña, gran chelista, compositora y una excelente persona que ha ido poblando la escena popular alternativa, a acompañado a mucha gente con su instrumento, con su voz. Ha sido convocada por esa particularidad que ella tiene de ser instrumentista y ser compositora a muchos proyectos que buscan también un poco más -tal vez más que el resto de nosotros-, de experimentación de nuevos rumbos, de nuevos colores en la música para cine.
De hecho, lo más reciente es Bestia, cortometraje de animación recién estrenado en Chilemonos y que se puede ver en OndaMedia.
– Y completa esta mesa redonda Camilo Salinas, a quien también conocemos de mucho tiempo. Siempre ha sido reconocido por su trabajo en el piano, y ha trabajado componiendo en innumerables series, sobre todo para televisión y varias películas. Camilo reporta algo super interesante para la última sesión de nuestro primer ciclo de conversaciones, la pregunta sobre nuestra identidad como compositores latinoamericanos. Algo en lo que él tiene mucho que decir por su herencia y por todo el trayecto que ha hecho…
Recordemos que es hijo de Horacio Salinas, de los Inti Illimani y muchos de nosotros los conocimos con los Petinellis y con sus colaboraciones con Álvaro Henríquez, con el mundo un poco más pop rock chileno. Está muy entretenida la diversidad de esta mesa de compositores y compositora…
– Y te puedo anticipar que desde ya están muchos contactos por venir, queremos ampliar un poco la paleta hacia compositoras, estoy en contacto con la Micaela Carvalho en Argentina, con Katia Zielinski que vive en Perú que también es compositora. Y vamos a empezar a armar algo junto con compositores de México, y también con Colombia. Nos interesa desarrollar alguna reflexión que nos represente un poco más territorialmente. Esto va a sonar muy auto referencial, pero yo decidí exorcisarme de Europa, después de una formación de música para cine en Paris, y lo hice a través de un Magister en musicología latinoamericana, precisamente porque necesitaba saber en el territorio donde estaba asentado. De hecho, mis primeras partituras fueron muy europeas en su sonoridad, principalmente por las influencias que tuve en mi formación. Entonces entrar en esos territorios latinoamericanos es algo que a mi me resulta apasionante, creo que este continente tiene mucho que decir, mucho que proyectar hacia el mundo como nuevos caminos de significación con la imagen, tal véz alejándonos un poco de los modelos anglos. Tenemos grandes íconos, como Gustavo Santaolalla un gran representante de esa posibilidad de transformar el lenguaje de la música para el cine, con valores completamente latinoamericanos
Con instrumentación latinoamericana y con juegos sonoros que no se pueden hacer en ninguna otra parte. ¿Para qué vamos a competir con los europeos en algo que ellos saben hacer desde hace siglos?
– Exacto. Pero que además son lenguajes nuestros, o sea nuestro cine es otro, entonces no podemos vestirlo de cosas que nos quedan ajenas. Por eso es que yo les digo a mis estudiantes que se van a estudiar afuera -un Magíster en Lóndres o en Estados Unidos- que van a ir a consumir estéticas que yo no se en qué cine las van a aplicar, porque esas bandas sonoras, no son coherentes con las películas para las que van a componer el día de mañana, salvo que estén viviendo en Los Ángeles y cambien de vida, y algunos lo hacen incluso, se quedan allá porque han optado por otro camino estético. Pero creo que nuestros compositores jóvenes adolecen de algo que es muy importante en el oficio, y es que -en general – cuando uno es estudiante y termina una formación conmigo, yo no le aconsejo que se vaya a ser un magíster de música para cine, sino que que se vaya a estudiar un diplomado en estética, porque lo que necesita saber es de literatura, de cine, de arte, de escultura, de pensamiento contemporáneo latinoamericano, porque eso es lo que te abre a ti la paleta en el ejercicio de la composición. Mientras más conexiones tu puedas hacer al momento de tomar una decisión sobre una banda sonora, más te alejas de tu auto referencialidad en el momento de componer. Generalmente los primeros errores que tienen los compositores iniciales, más que errores son ausencias de miradas, ausencias de puntos de vistas, y eso es falta de amplitud, falta de cultura.
Algo que siempre les comento a mis alumnes de cine es que sus películas van a ser tan interesante como es su biblioteca…
– Eso es un poco la línea de pensamiento. Este grupo lo que quiere hacer es comenzar a desarrollar vínculos con toda la agenda de contactos que hicimos por muchos años en algunos países y empezar a invitar a muchos compositores y compositoras a poder compartir esto que nosotros amamos y creemos que a la gente le hace bien poder ver la trastienda de qué hay detrás de todos eso. Por ejemplo, para mí ha sido muy bonita la experiencia con la serie Isabel, me ha tocado recibir mucho cariño de personas que ni siquiera conozco y eso sucede básicamente por que la música contiene algo que a la gente le llega.
Para revisar las conversaciones de “Take 5 · Composer’s Round Table” pueden encontrarlas en el grupo de Facebook del mismo nombre y también en youtube.
Link: https://www.youtube.com/channel/UC9bNQxIJCPKUkgHcnhGGKBQ