Ignacio Aliaga y la restauración de la obra de Aldo Francia
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¿Por qué es importante Aldo Francia?

Aldo Francia es sin duda una de las figuras clave del cine chileno. Pensemos que el cine nuestro ha tenido tantos momentos de alzas y retrocesos, pero hay un momento muy especial en los años sesenta, que lo coloca en conexión con todo el cine de Latinoamérica y que hace que las películas que emerjan en ese momento alcancen un sitial que para nosotros es un orgullo como país. Muchas veces la gente no se da cuenta que Chile, en el campo del cine, es conocido por películas como El chacal de Nahueltoro, Tres tristes tigres, o como Valparaíso, mi amor o Largo viaje también, y son películas que vienen desde los movimientos renovadores del cine de los años sesenta. Aldo Francia fue el principal motor de eso, quizás la gente tampoco sabe que para que ello ocurriese tuvo que reunir un grupo de gente en una ciudad que no es la capital. Hacer algo fuera de Santiago es difícil y transformar a Viña de Mar en la capital del cine latinoamericano por varios años debe haber sido en esa época un trabajo titánico; juntar gente, entusiasmarla, convocar a cineastas de toda Latinoamérica que jamás habían tenido un lugar donde encontrarse tampoco, convencerlos de que ese era el lugar para tener la cita, lanzar desde allí lo que fue el manifiesto de los cineastas latinoamericanos, crear un evento que fue señero en su época y que sirvió de plataforma, no solo chilenos sino que también latinoamericanos, fue un momento muy espectacular y especial y eso tuvo el sello y la autoría de una persona: Aldo Francia, que además fue un gran cineasta.

Cuéntanos de ese esfuerzo que se ha realizado a través del tiempo para que ahora el trabajo de Aldo Francia esté accesible al público en un formato de calidad.

Realmente hay mucha gente que está involucrada en este trabajo. Desde que Claudio Francia tuvo la buena idea a mediados de los noventa de buscar apoyos para realizar una copia nueva de Ya no basta con rezar. En ese momento encontró apoyos en el Fondart. Los negativos estaban medios perdidos en ese momento, se encontraron en Francia. Unos años después Carmen Brito encabezó un equipo que restauró Valparaíso, mi amor, eso permitió que los dos largometrajes de Aldo pudieran estar reunidos, posteriormente la familia depositó en la Cineteca Nacional todo el material que tenían en sus manos, que eran material de 16 y 8 milímetros. Hicimos un trabajo ahí con el equipo de la Cineteca de rescate de esos materiales, se restauró, se hizo un duplicado de La escala que es su corto de 1963 y se digitalizaron las películas en 8 milímetros, lo cual es un trabajo muy interesante  y que nos puso a todos en tensión, ya que se trabaja de materiales que estaban muy delicados y que por tanto era el momento quizás final para que estos materiales no se perdieran. Después de eso un trabajo de investigación donde colaboró José Román y Macarena Astudillo, quien fue su asistente, su continuista de las películas, a quien le debemos varias de las fotos que tenemos en el librito del material y en el mismo DVD. José Román fue su guionista y lo conoció muy cercanamente, lo que permitió que el libro que acompaña a los dos DVD, pueda tener información muy útil para quien quiera adentrarse en conocer a este maestro, desde historias que nos recuerdan que cuando Aldo estuvo en Francia en los años 50, él tuvo la oportunidad de ver en proyección  El ladrón de bicicletas y según él confiesa, fue eso lo que lo motivó a hacer cine, porque como médico pediatra él tenía una gran inclinación social, pero se dio cuenta que el cine como medio de comunicación también era un elemento extraordinario para crear conciencia, clamar por los más desvalidos como cristiano social que lo era.

Como director de la Cineteca Nacional, ¿cuál sientes tú que es el aporte que hace Aldo Francia en la relación entre cine y sociedad?

Es quizás uno de los primeros cineastas nacionales que llama la atención, ya lo traía él desde comienzos de los sesenta que hizo sus primeros intentos, sus primeras películas, sus primeros esfuerzos por crear los festivales de cine aficionado de Viña del Mar y posteriormente encaminarlos a lo que llegaron a ser: los festivales de cine latinoamericano. Desde un comienzo el entendió que el cine debía cumplir un papel en la búsqueda de mejores tiempos para la sociedad, de llamar la atención sobre aquel sector del país que no aparecía en las películas de su época. Recordemos que en Chile – tal como lo apunta José Román en el libro- las películas que se hacían durante los cuarenta y cincuenta, eran películas que imitaban al cine de los países más industrializados de América Latina como México y Argentina, películas que eran un tanto evasivas del contorno social, que podían ocurrir en cualquier época y en cualquier lugar. Aldo, entonces, llama la atención respecto la necesidad de que el cine refleje a la sociedad de su época, que sea un cine así como neorrealismo o la nueva ola -que fueron sus grandes influencias-, que estuviese directamente reflejando, expresando los problemas que tenía la sociedad en el momento en que las historias transcurrían. De hecho sus propias películas, tal como lo conocemos en la documentación que está ahí, ejemplifican este esfuerzo. Él decía, por ejemplo, que era imposible filmar Valparaíso, mi amor en colores puesto que la historia era una historia gris, una historia que desafortunadamente no tenía visos de tener soluciones, por lo tanto habría sido un contrasentido hacerla en colores. En cambio, dice él, en Ya no basta con rezar no podría haber sido sino en colores, porque de lo que trata el comunicado es de las esperanzas de un mundo mejor, de un futuro mejor y de las luchas por ellos, para él la forma también es el contenido.

Quería mencionar también que el trabajo de este pack tiene varios capítulos y allí estuvieron a cargo María Eugenia Meza y Mónica Villarroel que fue la editora finalmente. Fue un trabajo que con una participación bastante activa de Claudio Francia, el hijo de Aldo, pensando en que fuese un homenaje realmente, que fuese un homenaje a los cineastas chilenos en general. Pensamos que esta es una serie que debiéramos continuar revelando aquellos creadores que silenciosamente, hacen un trabajo fundamental, puesto que no solo está el contar ciertas historias, sino que también la ética y la búsqueda creativa y cinematográfica que está detrás de ellas.

De qué manera vinculas el trabajo que está haciendo la cineteca, junto a otros, para que los chilenos comunes y corrientes para puedan conocer a creadores tan importantes como Aldo Francia

Es un trabajo que sin duda está empezando, yo creo  que todos los que estamos involucrados en rescatar y difundir el patrimonio audiovisual, estamos detrás de lo mismo que es crear conciencia en la población de lo importante que es conservar el patrimonio, de lo importante que es que las nuevas generaciones tengan acceso a él. Incluso en estas mismas películas de Aldo Francia, estamos viendo no solo el retrato de un momento histórico del país, sino también las grandes cuestiones que el país que ha estado debatiendo o ha estado tratando en un momento determinado y nos damos cuenta que siguen vigente muchas de ellas y que a veces cambian un poco la forma, lo central sigue presente. Como alguien decía, estos son cineastas de la utopía y las utopías nos colocan siempre a un horizonte que cada vez tenemos que ir camino a encontrarlo. Estas películas nos ponen un horizonte, verlas tiempo después nos permiten preguntarnos cuánto avanzamos realmente, entonces no sólo sirven para ver el retrato de una época, sino que también, de alguna manera, nos están cuestionando y nos hacen cuestionarnos respecto a cuánto avanzamos, respecto a lo que en esa época se debatía y cuánto queda pendiente. En este sentido los cineastas están al nivel de un pensador, como el pensamiento contemporáneo que siempre nos está interpelando respecto a cómo nos comportamos como sociedad y en ese sentido esperamos que Aldo Francia sea más conocido. Hemos llegado a acuerdo con América DVD que es un distribuidor de videos que va estar colocándolo en algunas librerías, como en Antártica, Francesa, y esperamos que vaya llegando ojala a todo el país porque sin duda que en los colegios debieran verse estas películas, debiera servir para la gente joven, que está haciendo cine hoy en día vea por qué un cineasta sigue vigente, porque sus películas están tan vivas y es porque hay una ética y una estética desarrolladas allí por él que fueron hechas con mucha rigurosidad, con mucha honestidad. José Román explica en el libro los conceptos fotográficos que hubo, que son distintos en Valparaíso, mi amor es una cámara que parece escondida, como intruseando, que era lo que correspondía a esa historia, en cambio la fotografía de Ya no basta además de ser de color es más contemplativa, porque tiene como objeto dejar que las cosas sucedan frente a la cámara, entonces ahí nos damos cuenta de la clase de realizador que era Aldo Francia, que se fijaba en esos detalles, con una clara conciencia del lenguaje cinematográfico y la forma de usarlo.

Si hay algún proyecto de algún colegio que tenga por objetivo difundir el trabajo de Aldo Francia ¿pueden establecer algún tipo de contacto con la Cineteca Nacional?

Por supuesto, nosotros tenemos un programa bastante intenso y que estamos dando a conocer todo el cine nacional dentro de nuestras posibilidades y por supuesto si hay colegios que deseen estudiar la obra de Aldo Francia no tiene más que contactarse con nosotros, es parte de nuestra misión, porque nosotros sentimos que uno de los grandes esfuerzos que tenemos que hacer los que estamos metidos en el patrimonio, así como lo está haciendo la Cineteca de la Universidad de Chile, como lo están haciendo en otros lados también, es crear conciencia del valor del patrimonio, porque de la única forma… porque tiene que ver con el desarrollo del cine nacional. Cada cineasta cuando está haciendo una película evidentemente está siendo un aporte al matrimonio, en algún momento esa película puede ser clave para estudiar una época, para revisarnos como decíamos, en el futuro, por lo tanto no es sólo de interés de los que se interesan por las películas viejas, es de interés el que sus películas sean conservadas y sean difundidas posteriormente, de los técnicos, de los artistas que están detrás de una película.

Además son películas muy accesibles, Aldo Francia le hablaba a un público, hacía películas para la gente y fundó el festival de cine de Viña del Mar justamente para eso para reunir a los cineastas, pero también para que estos tuvieran contacto con la gente.

Fue un momento muy especial responder a la hegemonía del cine norteamericano con nuestras historias, con nuestros paisajes, con nuestra manera de contar, incluso. Esa idea de accesibilidad y encuentro con el público es central.