Entrevista a José Miguel Santa Cruz y Claudia Barril

¿Cuál fue su idea cuando empezaron a organizar este coloquio?
-(José Miguel) Básicamente, el entusiasmo está en que justamente desde la década de los ’90 se ha puesto un ahínco especial en la producción, que ha tapado una serie de iniciativas en torno a la reflexión que está marcada por la publicación de una serie de investigaciones que nadie está leyendo. Desde esa perspectiva el ARCIS, siendo la escuela más antigua de cine post dictadura, se planteó el deber de generar espacios de discusión en torno a la reflexión sobre el cine. Fue un importante agente en torno a la producción y ahora queda la época en que hay que entender lo que estamos haciendo. En ese marco parte la idea de generar  el área de publicaciones específicas en cine y su primera actividad es este coloquio. A mí me da la impresión que se hace necesario un espacio de detención, empezar a compartir ideas, ver lo que se está haciendo-por ejemplo-en la Universidad de Chile con un montón de textos y publicaciones, al igual que la Universidad Católica y lo que se está comenzando en la Universidad Arcis. La idea del coloquio entonces, es crear un espacio de diálogo que no se tiene. Los estudiantes de cine no están leyendo lo que se escribe sobre cine, es sintomático que en ninguna de las mallas académicas haya un curso de cine chileno.

Ustedes están proponiendo seis mesas de discusión, dos por cada día, cuyas temáticas son muy diversas.
-(Claudia) Sí, bueno estamos tratando de hacer un recorrido también histórico, porque no olvidemos que es a propósito de los 100 años de cine chileno. Además es interesante porque se acerca el Bicentenario y, a propósito de eso, la idea es sentarnos a discutir, a conversar. Me gustaría complementar lo que decía José Miguel, en el sentido que han estado surgiendo muchas revistas especializadas y eso es interesante porque se está haciendo pública la discusión sobre cine chileno. Me refiero a revistas aparecidas en internet básicamente. Sin embargo, no han aparecido espacios más académicos donde podamos discutir, problematizar el tema del cine chileno y conocerse entre los pares, vernos las caras. Hay un montón de investigadores que están desde su parcela contribuyendo a la reflexión pero no existía un espacio común para debatir y empezar a tratar de elaborar cosas a futuro. Esa es la invitación de la Escuela de Cine Arcis, poder ver también posibilidades de colaboración entre las universidades. Ahora, respecto a las mesas, son distintas. Le estamos dando espacio a la crítica para ver cuál es la reflexión que surge desde esa área sobre el cine chileno, problematizar de qué forma la crítica lo está abordando.
-(José Miguel) Como decía la Claudia, son tres mesas históricas que separan los cien años de producción que se cumplen el próximo año…

Hagamos una aclaración respecto a eso. 1910 se toma como el año del primer cortometraje argumental,  aunque hay tomas cinematográficas desde antes, de 1902 se tienen algunos datos e incluso un poco antes
-(José Miguel) Lo que yo creo es que uno tiene que hacer unas especies de cortes para aceptar que las tomas cinematográficas componen parte del protolenguaje cinematográfico, pero cuando se articula lo cinematográfico tiene que ver en torno a lo argumental y eso en Chile por lo menos, ocurre en 1910. Además que es un cortometraje sintomático porque se llama Manuel Rodríguez; muchos confunden El húsar de la muerte con esta película y son absolutamente distintas. Entonces es necesario hacer este recorrido histórico, además porque en torno al desarrollo de lo argumental se puede entender el desarrollo de lo documental. Cuando no se hace la distinción no se entienden los primeros cincuenta años de la historia del cine, donde está bien marcada la diferencia. Desde esa perspectiva hacemos este recorrido donde lo fundamental es que, dentro de su lógica, no es que sólo sea el argumental o la ficción, sino también del documental. Eso va a depender también de los ponencistas, de su campo de interés.  Entonces hay una primera mesa histórica de 1910 a finales de los ’50 que se llama “De Rodríguez a Chamorro”, otra desde los ’60 hasta principios de los ’90 y otra de cine contemporáneo. Además hay otras mesas. Está  “Lecturas de la crítica”, “Representación en lo cinematográfico”. Esta trata sobre qué es lo que está representando el cine chileno. Hay muchos autores que tratan el tema de la identidad, del Estado Nación, entonces es un tema que constantemente va a aparecer sobre todo de las lecturas que se hacen de los cines periféricos…

Cines periféricos tomando como cine centralista al cine más potente en términos de producción y difusión que es el de Estados Unidos.
– (José Miguel) Lo interesante es que lo europeo, sobre todo considerándolo como lugar de pensamiento del cine, tienden a pensar los cines periféricos-como Sudamérica, África, Asia, etc.-como un cine cuyas películas son alegóricas a algo, a una identidad, no son en sí mismas, como si lo son las películas de ellos. Esa diferencia, que es absurda, se ve también en que el cine chileno genera una necesidad de la representación, del sujeto popular, de microidentidades, etc.  La última mesa es “Dimensiones de lo político”-donde la especialista es Claudia y va a estar haciendo una ponencia-que es básicamente cómo se relaciona lo cinematográfico con lo otro, con problemas que están en el arte pero también están en la cultura, en lo político y lo social y cómo se articula en torno a eso. Eso es más o menos la invitación de las mesas, esperamos que sea atractiva.

Ahora, digamos inmediatamente que la invitación es absolutamente abierta y gratuita. Se recomienda inscribirse porque va a haber un certificado de asistencia.
-(José Miguel) Claro, además que siempre es bueno para los estudiantes asegurarse un cupo y estar ahí. Esto va a ser el próximo miércoles, jueves y viernes en el Arcis en la sala Helvio Soto en Huérfanos 1721. El teléfono para inscribirse es el 08 929 31 39. La primera mesa comienza a las 17:00 hrs. y la segunda a las 19:00.

Nosotros tres somos investigadores en cine y por supuesto nos emocionamos  con escribir, discutir y analizar, pero me imagino que cuando se plantearon este coloquio también se preguntaron cuál es el lugar de la investigación en cine, cuál es el lugar de la crítica de cine. Están quienes producen, y es bastante evidente cuál es su rol, están quienes consumen, y es bastante evidente cuál es su espacio. Los que investigamos, criticamos y reflexionamos respecto al cine, ¿cuál es nuestro espacio?
-(Claudia) Yo soy documentalista, además de investigadora,  y creo que está muy ligado al sentido de dejar una huella, de producir textos que vayan haciendo historia, de ir evaluando lo que se está produciendo en esta área maravillosa que es el cine. Entonces yo creo que nuestro rol como investigadores es por un lado eso, dejar testimonio escrito. Y también de alguna manera incidir en el discurso público. Creo que en Chile falta desarrollar un poco ese ámbito pero en lugares como en Europa, en Francia, realmente los investigadores, los sociólogos, los teóricos,  tienen el mismo nivel de relevancia quizás que los mismos realizadores. Es poder sentar las bases y entregar los elementos para que el público pueda tener las herramientas para poder discutir en torno al cine.
-(José Miguel) Yo creo que además habría que agregar que, como dice (Pierre) Bordieu, el rol de la crítica y el rol del teórico-que son dos lugares distintos, cercanos pero distintos- son fundamentales para articular un campo cultural, cualquiera que este sea, que supere el ámbito del solo consumo. Desde esa perspectiva creo que es fundamental generar campo cultural en torno a la articulación de todos sus elementos. En Chile el área más avanzada en el ámbito teórico en el arte son las artes visuales y tú ves como se articula el campo en torno a espacios de exhibición, de enseñanza, teóricos, críticos. Entonces es fundamental, cualquier campo cultural que se pretenda edificar en bases solidas necesita esta especie de articuladores y yo creo que son los críticos para el espectador o para los realizadores los teóricos, que en Chile están muy relacionados a la academia pero no es necesariamente ese su lugar.

José Miguel eso que dices respecto del rol de la crítica como guía del espectador, por un lado, y del rol de los investigadores o teóricos como co-ayudadores de los audiovisualistas, desde la reflexión… ¿Existe hoy día esa relación?
-(José Miguel) Yo creo que, como todo en Chile,  se genera un poco. Yo creo que la crítica históricamente desde que aparece en los diarios ingleses, hace ya mucho tiempo, siempre ha sido entendida como un poco formativa y, desde ese punto de vista, hay un desarrollo de la crítica más o menos articulado. En el otro ámbito yo creo que en algunos espacios se generan ciertos dúos o alianzas. Me imagino en un Miguel Ángel Vidaurre y un Carlos Flores y su séquito de estudiantes. Quizás ahí puede ocurrir algo de esta articulación. Ahora sin duda en Chile hay una cosa que también es sintomática y es esa idea instalada de que el artista o el realizador debe reflexionar bien poco para que el teórico haga su pega. Eso uno no lo debería decir porque se enoja la gente pero es parte del campo. Los teóricos tratan de proteger el feudo del campo interpretativo.

Claro, pero si uno piensa en la historia del cine, no sé, el realizador que más ha reflexionado sobre su propio quehacer, Sergei Eisenstein, es quien ha dado más teorías alrededor de él también. Entonces ahí hay un caso interesante.
-(José Miguel) Y en el caso chileno creo que deberíamos marcar a dos personajes que son muy fundamentales en torno a la construcción de discursos y reflexión que es Cura Sánchez, que es realizador y documentalista, y el Pato Guzmán. Son dos que marcan con fuerza esa idea, esa alianza, entre la reflexión en algún ámbito de lo cinematográfico, y la producción. Eso los documentalistas lo desarrollan mucho más.

Estas y otras reflexiones estarán presentes en el Coloquio: Cine Chileno 100 años. Del 28 al 30 de octubre, desde las 17.00 en la Sala Helvio Soto de la Universidad Arcis (Huérfanos 1721). Inscripciones en al 08 929 31 39