Conversando con Carlos Flores del Pino
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Conversaciones realizadas en el marco del decimoquinto Festival internacional de Cine Recobrado, por Cine Club Valparaíso, Octubre 2011. Transcripción cedida a Cinechile.

-En los años sesenta hubo un importante brote de relatos que estaban al margen de lo oficial, a través del cine las clases desposeídas tuvieron una tribuna, y de alguna manera el mundo reconoció sus demandas y problemas. En dictadura se vivió un oscurantismo mediático, se legitimó la censura, ¿cómo se enfrenta la represión comunicacional en aquel contexto?

-Bueno lo que yo decía en la conversación reciente, el aparato… bueno, para decirlo de una mejor manera, el aparato represor de la censura… primero, hay que decir que existe siempre; en dictadura está de una manera más específica y se censuran cuestiones mucho más concretas, se censura el contenido, se censura lo político. Entonces tú lo que puedes hacer ahí –que fue lo que hice yo–, es intentar salirse del discurso político especifico, en ese entonces “Abajo Pinochet” para entrar a otro discurso dentro del cual yo tenía toda libertad formal posible.

Pero ahí mismo fui descubriendo que el cine, podríamos decir que no transforma el mundo, no tiene la capacidad de transformar el mundo, lo que el cine tiene es la capacidad de transformar el cine, o sea, es la operación del lenguaje que tiene el cine la que genera en el espectador una transformación perceptiva también. Y esa transformación perceptiva que ocurre en el espectador abre campos de comprensión del mundo que terminan siendo descubrimientos políticos, pero el cine directamente no lo puede hacer.

Entonces me di cuenta que en un periodo de represión perfectamente podía hacer operaciones de lenguaje que nadie me las iba a reprimir, que nadie me iba prohibir  hacer la película del Charles Bronson Chileno (1976-1984) donde me podía mover con toda la libertad, o en Pepe Donoso (1977) donde me podía mover con entera libertad. Esa fue un poco la estrategia, salirme de la línea de preocupación de la censura, que es la operación barroca por excelencia, la del pliegue y el repliegue de una vuelta, de lo que podríamos decir un avance irreflexivo y un retroceso metódico. El modelo más convencional y más clásico es el de Don Quijote de la Mancha, cuando el Quijote  empieza a ponerse peligroso para los efectos de ser reprimido por la inquisición, Cervantes lo enloquece y lo hace retroceder, pero después el Quijote vuelve, entonces ese es el pliegue que conforma la estructura de lo barroco.

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Fotograma de El Charles Bronson Chileno (o Idénticamente igual)

 

-Si bien el cine no puede transformar el mundo de manera directa, si lo hacen lo medios masivos, por ejemplo la televisión, los periódicos. ¿Qué función cumplen los medios de comunicación en el actuar de una sociedad?

-El cine y los medios de comunicación son cosas muy distintas, claro los medios de comunicación no es que cambien el mundo, sino que lo consolidan, lo transforman en naturaleza.

Toda la inequidad del mundo que ha sido construida se transforma a través de los medios de comunicación en algo que es natural, algo que es dado, ese es el problema de la televisión que desde mi punto de vista intrínsecamente es perversa, porque a partir de ciertas percepciones que educó en el espectador construye en él la sensación de que las cosas son así, según la razón de la televisión. Que el dolor que siente la mujer abandonada es natural, que existan ricos y existan pobres es natural; “que las injusticias ya serán salvadas en algún minuto”. Es decir, cierra el camino a la posibilidad de que exista otra forma en que ocurra la verdad de los acontecimientos, pero para poder construir esa otra forma en que ocurra la verdad de las cosas tú necesitas un lenguaje. Yo solo puedo exponer una nueva verdad si descubro un nuevo lenguaje, la televisión lo que hace es bloquear la posibilidad de que surja un nuevo lenguaje, porque si aparece un nuevo lenguaje falla el negocio. Esa es un poco la relación creo yo.

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José Donoso junto a Carlos Flores del Pino, filmando Pepe Donoso (Foto deFrancis Pfenninger)

 

-A fines de los años sesenta en el cine  y en otras disciplinas se registra un desequilibrio económico,  se registran luchas sindicales,  se registra una dialéctica cultural ¿Qué sucede con estas reivindicaciones en la actualidad según tu percepción?

-Yo creo que siguen exactamente igual. O sea, lo único que le da continuidad histórica a este país, y a muchos más es que existen ricos y pobres, eso es lo único que le da unidad. Existen ricos y pobres y eso no se ha solucionado, la señora que era pobre en el gobierno de Allende siguió siendo pobre en la dictadura de Pinochet y sigue siendo pobre hoy en día. Ese el problema, el problema es que vivimos en una sociedad de castas donde es muy difícil salir de eso, no me cabe la menor duda, es cosa de caminar cuatro pasos para allá y te vas encontrar con la marcha de los estudiantes que no son precisamente los anglosajones de Valparaíso, son cabros de clase media baja con atuendos más bien básicos.

O sea,  es muy difícil ver a un rubio de ojos azules pidiendo limosnas en la esquina, entonces esa inequidad es el componente estructural de esta sociedad y ese es el problema, ese es nuestro gran problema.

-Para un cineasta que vivió y registro los últimos grandes procesos sociales como la unidad popular, y la vuelta a la democracia. ¿Qué piensas al ver que el país está despertando del letargo de la post transición?

-Yo pienso que este último año se ha producido un cambio absolutamente radical que es difícil de percibir con claridad. Se ha desmoronado la credibilidad en los medios de comunicación y en muchas otras cosas más que instalan como natural cuestiones que no son naturales. Por ejemplo, la inequidad. Se habla de las personas menos favorecidas por  la fortuna como si fuera la fortuna la culpable de que existan los pobres. Los pobres existen por razones que son muy fáciles de detectar, porque hay un modelo  de producción de riqueza que es muy injusto, ese es el origen de la pobreza, entonces por eso se transforma en natural; es natural que existan pobres, es natural que existan ricos; “los ricos no se van a ir al cielo, los pobres si”. Todo ese tipo de cosas.

Hay mitos de que la educación sea pagada porque si no es pagada ¿quien la va a pagar?: “Es natural”. Entonces lo que ha hecho el movimiento estudiantil  es romper esos mitos en gran medida, por ejemplo la educación gratuita. Ó sea hace cinco años atrás a mí me hablaban de educación gratuita y yo decía esa cuestión es imposible, a pesar de que me eduqué gratuitamente. Me acuerdo cuando estuve en buenos aires en la Universidad de Buenos Aires en la escuela de cine de la UBA, habían letreros que decían “educación gratuita”, yo pensaba que cosa más absurda cuando lo van conseguir. Hoy día estamos cerca y la necesidad de tener educación gratuita se hace evidente, entonces eso es esperanzador, se están rompiendo mitos.

El tema de la igualdad yo creo que el movimiento estudiantil lo instalo, curiosamente, es decir la necesidad de igualdad. Esa cuestión es un avance  extraordinario. Ahora, esto no significa que mañana vamos hacer  todos  felices y nos vamos a casar, vendrán otros problemas, esto se va a demorar, en fin pasan miles de cosas pero ir instalando esto de ir saliendo de la norma, ir saliendo del código, son pasos esenciales. Creo que en ese sentido sí es esperanzador claro que sí, porque hoy día hay gente que se da cuenta de que no tiene que pagar más plata por el agua, no tienen por qué engañarlos con el teléfono ni con la polar y todo eso, son pasos chicos…después veremos el tema respecto a la sexualidad. Se está abriendo un nuevo campo perceptivo y ese campo perceptivo a lo mejor no se abre solo por el movimiento estudiantil. A lo mejor han aparecido lenguajes nuevos que nosotros no percibimos porque la comprensión del mundo hay que pronunciarla en un lenguaje, y ese lenguaje aparece de algún lado entonces por eso estamos hablando de lucro, entendiendo el lucro de una manera que no entendíamos hace un año atrás, o igualdad, de una manera que no comprendíamos hace un año atrás.

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Equipo de filmación de Pepe Donoso (Foto de Francis Pfenninger)

 

-¿Cómo percibes la responsabilidad de internet en el surgimiento de nuevos lenguajes?

– Creo que favorece y desfavorece, hay de todo, yo soy un entusiasta de las tecnologías, esto  está ocurriendo porque  han habido avances tecnológicos, o si no, no estaríamos en esto,  ustedes no estudiarían comunicación audiovisual.

-Según tu película sobre el pueblo Mapuche, Nütuayin mapu 1969 (recuperemos nuestra  tierra)  ¿Qué ha pasado con la situación hacia los pueblos originarios en el país?

-Bueno con los mapuches pasa algo parecido a lo que están desencadenando los estudiantes, yo filme la película Nütuayin mapu en los años setenta, y los mapuches si bien tenían un movimiento político –que se llamaba Movimiento Campesino Revolucionario– el que nosotros fuimos a filmar. Las perspectivas de conseguir ciertas reivindicaciones en tiempos de Allende eran muy difíciles, bueno yo mismo pensaba “500.000 mil mapuches… esta cuestión se va ir disolviendo y lentamente los van aniquilar”… De hecho, Nütuayin mapu dice una frase al comienzo: “Los mapuches siempre ganaron en la guerra, pero perdieron en la paz”. Los mapuches siempre perdieron cuando llegaron al trato de paz. Mientras pelearon no los vencieron, los vencieron cuando firmaron el pagare. Sin embargo, han pasado más de cuarenta años y la posición de los mapuches hoy día es muy distinta, hoy día los mapuches están reconocidos por grandes sectores de la sociedad y revindicados por grandes sectores de la sociedad, no creo que vayan a resolver  el problema mañana, pero yo creo que las cosas para ellos han mejorado, son mucho más respetados que en los setenta. Yo creo que todas las minorías estos últimos años han logrado instalarse, las minorías indígenas, las minorías sexuales, todas las minorías han logrado instalar su reivindicación, ahora se demoró mucho tal vez sí,  pero bueno, las cosas se demoran lo que tienen que demorarse, las maduraciones de las cosas tienen tiempos que son casi orgánicos. En cuanto a los movimientos sociales, creo que este año se han producido cambios interesantes, yo soy un optimista, como dicen “no puede ser peor”.

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Fotograma de Nütuayin mapu (1969)