Entrevista Francisco Aguilar, director de Claudia tocada por la luna
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Conversamos con Francisco Aguilar director del documental Claudia Tocada por la Luna, cinta que está en cartelera en distintas salas del país.

Claudia tocada por la luna da cuenta de la historia de Claudia Ancapan titulada de obstetricia en la Universidad Austral de Chile. Ella es una de las primeras transexuales del país en conseguir el cambio de identidad legal sin pasar por intervenciones quirúrgicas y se transformó en una militante LGTB. La película cuenta todo el proceso de Claudia – desde su propia voz- hasta la cirugía de resignación de sexo…

– La película busca de alguna forma contar la historia de Claudia desde la actualidad hacia su niñez, recordando todos los procesos que ella vivió en distintas ciudades. Donde creció, estudió, vivió con su familia. La película tiene mucho del recuerdo, de llevarnos a esos lugares donde la protagonista vivió y se desarrolló, donde sufrió también muchos casos de discriminación con violencia por atreverse a vivir su identidad sin siquiera ella entender muy bien lo que le estaba ocurriendo

Hay una cosa ahí que es bastante interesante respecto a la generación de Claudia versus la gente que hoy está en sus 20 y que viven en una sociedad en donde, por lo menos, la transexualidad es parte de la discusión. A la generación de Claudia le otro momento, muy difícil…

– Claro, entonces que ahora tú puedas hablar del tema y que ya se tenga una noción, es algo súper positivo, porque sin duda la sociedad y las leyes han avanzado. Y eso también hace que las películas lleguen con potencia a un público que ya sabe un poquito de estos temas. Pero hace diez años – que es hace poco- no existía esta conversación.

Una cosa que es muy interesante es que en Chile el cine tuvo un importante rol en abrir la conversación sobre la ley de identidad de género…

– Creo que eso ha sido fundamental, y me siento muy contento que una película de temática trans haya dado el último empujón que se necesitaba. A mi me tocó grabar -junto con Claudia- en el Congreso Nacional, cuando estaba en discusión todo esto de la identidad de género y era increíble como algunos parlamentarios parecía que no querían entender y no les interesaba mucho este tema. De repente, se necesitan estos agentes culturales para que estas historias se entiendan y finalmente se les de la importancia que merecen.

También el cine tiene la posibilidad de generar empatía, porque lo que pasó con Una mujer fantástica es que para mucha gente esto que había sido invisible, se volvió visible y nos vimos obligados a comenzar a preguntarnos sobre ese lugar de la experiencia. En ese sentido ¿Qué te paso como realizador a medida que fuiste conociendo la historia de Claudia?

– La parte más inicial de esta historia tiene que ver con que yo me sentí muy identificado con su historia. Con Claudia ambos somos de la zona sur de chile, yo soy de Puerto Montt ella vivió en los Muernos que queda muy cerquita. Entonces para mí no era extraño que las cosa que a ella le afectaban directamente, yo también las hubiese vivido alguna vez en el colegio católico al que asistí. Por ejemplo, a mí se me enseñaba que las personas travestis, estaban destinadas a las drogas, a la prostitución y no había nada más. Entonces el conocer a Claudia e investigar esta historia, me inspiró para hacer una película que sea educativa con respecto a las personas trans. Mostrar que también se pueden desarrollar, también pueden estudiar y aportar ahí con el cambio social necesario.

También denunciar, por ejemplo, que uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta es que en su título no aparece su actual nombre

– Eso sale en el documental y es muy interesante porque Claudia pudo ejercer en muchos hospitales públicos con su identidad anterior, como hombre, luego ella volvía a su casa y volvía a ser Claudia en su intimidad, pero al momento en que ella se empodera y decide vivir como Claudia día y noche es cuando le cierran las puertas de su gremio en la salud y pasa por 3 años de cesantía. En la universidad que ella estudio tampoco le querían cambiar el nombre de su título, si no pagaba la deuda que ella que había asumido, lo que la pone en una situación imposible porque no puede generar dinero para regularizar el título que le permitiría generar dinero. que también siento que es algo triste, pero también cierto que finalmente que el dinero esta sobre el bien estar.

Antes de este estreno la película ha sido invitada a festivales fuera de Chile y también has tenido la posibilidad de mostrarlas en regiones ¿Qué es lo que sientes qué aparece cuando la película interactúa con una audiencia?

– En 2018 estuvimos en 25 festivales de cine – 5 chilenos y 20 extranjeros- lo que para mi es interesante porque me pasa es que desde afuera estas realidades parecieran tener mayores espacios. En una oportunidad la película estuvo en 4 países el mismo día. Por ejemplo, nos invitaron junto a la protagonista a un Festival de Cine social en Bilbao y fue increíble estar en una sala con 200 personas allá conociendo la realidad del mundo trans en Chile y para mi fue súper rica esa sensación, porque quizás pensamos que en Europa ya está todo súper avanzado y no es tan así. Al final de la función algunas personas trans se nos acercaban a hablar y nos decían: “aquí igual es súper difícil y esta película nos está ayudando a comprender como es en Latinoamérica el tema”

Y nos ayuda a nosotros mismos, a los que somos cis, a los que somos parte de ésta sociedad a ponernos en ese lugar no e imaginar lo difícil debe ser, por ejemplo, no poder presentar tu carne…

– Y para temas tan básico que es como pedir un crédito, acceso a la salud, vivienda, al trabajo

No poder tener un buen trabajo cuando estás capacitado para hacerlo…

– Exacto, ¿Qué pasa si tienes un accidente y te piden tu carné? ¿Qué pasa en el consultorio?, finalmente termina dependiendo de la persona que te atiende, puede tratarte o cerrarte la puerta, y eso es algo que ocurre muy comúnmente.

Quería preguntarte la relación con Claudia Ancapan. Ella es extremadamente generosa con lo que muestra en la película, con su historia, con su propio cuerpo, con sus experiencias, con lo que va contando. ¿Cómo fueron generando la relación para que ella pudiera sentirse tan segura de poder compartir su historia con el público?

– A Claudia la conocí a través de una nota de televisión de canal 13 y sin ser cercano a ella, un día le propuse tener una reunión para hablar de un documental que quería hacer en base a su historia. Empezamos a conversar, y fueron casi cerca de 6 meses en que simplemente conversamos acerca de su vida. Y le decía: “si esta película la empezamos a grabar tienes que saber que posiblemente podemos llegar al cine”, hasta que un día me dice: “Ya Francisco, hemos conversado mucho, cuándo empezamos a grabar”. Ahí me di cuenta de que me dio el pase para entrar en su vida. Siento que hicimos un trabajo de mucha cercanía, cuando ella grababa conmigo no sentía que estaba con un equipo encima, sino como conversando con un amigo y eso también creo que se nota en la película porque es muy cercana. Tu sientes su relato desde algo tan íntimo, desde su cotidiano y lo mismo con escenas que son cruciales como cuando relata la golpiza que sufrió …no es menor que alguien te esté abriendo hechos tan sensibles

O toda la parte de la cirugía y la post cirugía a mi de verdad me conmovió, porque hay una cámara ahí, mientras a ella la curan y mientras ella está mirando por primera vez que tiene vagina…

– Para mí también fue muy fuerte esa cirugía, porque ahí una anécdota que me encanta. En verdad si Claudia estaba con su operación o no, a mi no me importaba mucho como realizador, a mi me importaba su activismo y su historia, pero un día muy tarde me llama y me dice: “Francisco te cuento que mañana me voy a operar” y yo le digo así como medio dormido: “¿de qué, de una muela?”, y me dice: “no, de la resignación, así que si me grabas perfecto”. Yo quede impactado y armé mi equipo y partí a Valparaíso a grabarla. Finalmente éramos ella y yo en la sala, grabando, conversando, ella mirando su nuevo cuerpo. Fue algo muy intimo que me tocó vivir con ella.

Una cosa es que tu la hayas acompañado y que hay una relación de amistad y de confianza y otra cosa es la autorización para ponerlo en la película, en ese sentido ¿Cómo fue el proceso de montaje?  

– A pesar de que tenía imágenes muy crudas, finalmente lo monte de una forma muy respetuosa. Fuimos súper cuidadosos de cada plano que dejamos. También Claudia es consciente de que esto le va a ayudar a mucha gente que quizá desconoce estos temas y que puede pensar que operaciones como estas son raras. Pero cerca de 50 personas trans se operan al mes y no es un número menor, siendo que la operación es carísima. Entonces le agradezco a ella, de que haya confiado en mí para permitir dar cuenta de estos procesos.

Además porque en la película se explicita el tema de las consecuencias -no solamente sociales, los juicios y las sanciones-, sino también de el lado práctico de lo cotidiano de vivir en un cuerpo trans, de los costos reales, de no poder tener trabajo, de tener que tomar hormonas, de tener que operarte, de hacer ese camino personal interno y también físico, que es muy fuerte

– Claudia tiene algo que a mi me sorprende, que es que ella antes de operarse de tener su cirugía, ella ya había obtenido su carné, después de mucho tiempo estar luchando legalmente para eso.  Creo que la película tiene escenas fuertes, pero también habla de algo que tiene que ver con la libertad: “Yo decido sobre mi cuerpo, sobre mi existencia, sobre qué es lo correcto para mi”