Entrevista con co directora del documental “Las Cruces”, Teresa Arredondo
Películas relacionadas (1)
Las cruces (2018)
Personas relacionadas (1)

Tuve el privilegio, el 2018, de presentar Las Cruces en el Festival de Cine de Valdivia, en una función que fue tremendamente emotiva, porque en Las Cruces se aborda los casos de violaciones a los derechos humanos en dictadura en San Rosendo, un caso que todavía sigue bajo investigación. Viajaron a esa función en Valdivia un montón de familiares de los detenidos desaparecidos, y la impresión con que quedé, era que, ya que aún no se ha hecho justicia en estos casos, era a través del cine -a través de lo que ustedes estaban haciendo en la película- que a las víctimas se les devolvía una memoria, en ese sentido, existía una reivindicación. Partiendo desde esa experiencia ¿Cómo evalúas lo que ha sido el recorrido hasta ahora de Las Cruces hasta llegar finalmente a salas?

Bueno esa proyección de la que tu hablas fue de las más emocionantes que hemos tenido, porque fue compartir por primera vez con todos los familiares la película. Muchos de ellos, nos ayudaron muchísimo a hacerla. Entonces fue muy especial darnos cuenta de que lo que habíamos hecho, nosotros como realizadores, para ellos era tremendamente importante. Primero, aportar a que el caso se conociera, que se conociera dentro y, ojalá, fuera de Chile. Ellos están muy contentos con el recorrido que ha tenido la película, porque justamente se ha podido ver en distintos países. Después, conversando con ellos, nos dimos cuenta que esto servía para validar también su historia. Uno de los familiares se nos acercó después de la proyección y nos dijo que, durante todos estos años, él muchas veces había recibido de la gente reacciones negativas, lo habían catalogado de mentiroso, cuestionando que la historia había sido así. Entonces él sentía que su relato estuviera ahora en una película, validaba su propia historia. Para nosotros fue súper sorprendente y emocionante de escuchar eso.

Hay una cosa que tiene que ver con el rol que ha tenido el cine en términos de la lucha por la memoria. Lamentablemente todavía las cifras de casos de detenciones y asesinatos durante la dictadura que han llegado a tener una resolución judicial, siguen siendo muy bajas. Este es un caso que si llegó a tribunales pero que sigue en investigación.

El caso está abierto todavía.

Lo que la película plantea es que ahí hubo como una vinculación entre las fuerzas militares y los dueños de la CMPC, para hacer desaparecer a los sindicalistas de la empresa papelera.

Si exactamente, la participación de civiles en la dictadura fue uno de los principales temas que nos llamó la atención de esta historia y que nos motivó a darla a conocer.

Y de la que se ha hablado muy poco.

De esto se ha hablado casi nada, no solamente en el cine sino que, en general, en Chile. Efectivamente la papelera estuvo involucrada en cosas muy concretas, por ejemplo, facilitando autos para las detenciones, Se tomaron presos a muchos de los trabajadores al interior de sus instalaciones, cuando estaban saliendo de sus horarios laborales. Hubo una lista que hicieron en la Papelera indicando a quienes tenían que detener. Es bastante tremenda la historia en es sentido. Además, tiene la particularidad de que fueron los policías, no fueron los militares los que llevaron a cabo esta matanza. Entonces también nos llamó mucho la atención cuando conocimos la historia -que fue a partir de un reportaje de CIPER- al leer los testimonios, las confesiones de las policías. Por primera vez yo veía en Chile tan concretamente las confesiones por parte de los victimarios, entonces eso también es muy fuerte. Y finalmente es lo queda en la película, esos testimonios, esas confesiones.

Es interesante pensar el cine de memoria como una que ayuda a acercar a una parte importante de la población que no fue víctima directa de las violaciones a los derechos humanos a entender casos como estos y también a hacer memoria. Especialmente ahora con todo lo que ha pasado desde el 18 de octubre toma relevancia la idea del “Nunca Más”. Como hipótesis, ante la actual violencia de estado, uno podría pensar que el “Nunca Más” no ha funcionado porque tampoco conocemos toda la historia, no hemos tenido una historia oficial.

Exactamente, estoy totalmente de acuerdo. Y lo vemos ahora. Sinceramente cuándo podríamos haber imaginado todo lo que está pasando. O sea, cuántos hubiéramos imaginado que de nuevo iban a estar lo militares en la calle, que íbamos a estar de nuevo con esta cantidad de detenidos, de desaparecidos, o sea ha sido tremendamente fuerte para todos. Es como volver a remover todas esas heridas, además simbólicamente hablando, también ha sido tremendo. Para nosotros la memoria es tremendamente importante, más pensando en nuestros hijos. La memoria histórica tiene que estar presente en un país, en uno que además ha tenido esta historia brutal tan reciente. Por ejemplo, el caso del que habla la película aún está revisándose, recién el año pasado procesaron a 3 personas de la CMPC, por primera vez. Hay cosas muy recientes, es un caso de hace más de 40 años, pero sigue abierto, entonces como vamos a dejar de hablar de esto.

Me parece importante hacer el vínculo con el presente porque, si no miramos el horror a la cara, el horror va a aparecernos de vuelta, son los fantasmas que nos rodean. Si como sociedad no nos hacemos cargo de lo que hemos vivido, de nuestro trauma, el trauma va encontrar lugares para seguir reviviendo y eso yo creo que es lo que hemos visto con la violencia de estado en estos últimos meses. Esa cosa sigue ahí muy presente y los uniformados y el estado siguen defendiendo los bienes privados por sobre la vida de las personas. Que es básicamente lo que pasó en la historia que cuenta Las Cruces.

Para los familiares este hecho es aún su presente y está absolutamente presente, están todo el tiempo pendientes del juicio, si avanza o no avanza. Ha habido 3 juicios, cerraron los 2 primeros. Ha sido demasiado largo.

El Documental ha tenido una muy intensa presencia en festivales que ganó entre otros, la mención especial del jurado en FIDMarseille Francia, el premio especial del jurado en el Festival de Cine de Valdivia, la mención especial de la competencia Latinoamericana en el Festival de Cine de Mar del Plata, Mejor Película en Mercosureña del Festival de Cine de Mar del Plata, el Premio Tato Miller a la mejor película Latinoamericana en el Festival de Cine del Mar del Plata, Mejor Película en FIDOCS el año pasado, Mejor Película en Antofacine, Mejor Largometraje, Mejor Guion, Mejor Dirección de Fotografía, Premio del jurado Ciudadano en Quilpué y el Mayor Price Yamagata Documentary Film en Japón. ¿Cómo fue eso?

Si, eso fue increíble, fue recién, fue el último festival en octubre del año pasado.

Pero además presentar esta película en Japón.

Si, nos tocó presentarla en Korea y Japón y fue increíble. Especialmente las conversaciones después de las funciones con el público, nos asombró muchísimo el nivel de detalle y de análisis que hizo la audiencia, tanto de la historia como políticamente. También sobre las propuestas más estéticas, más formales, narrativas de la película. Fue una experiencia muy enriquecedora y sorprendente para los dos.

Es sorprendente porque asumimos que esto puede tener sentido o en otros países Latinoamericanos, que también tuvieron dictadura en los 70´ y 80´, pero Japón es literalmente como otro planeta.

Si, pero uno ahí se empieza a dar cuenta de que aparecen igual historias más pequeñitas con las que se hacen comparaciones. Por ejemplo, lo que más sorprendía -y que era tema de muchas preguntas-, era cómo era posible que teniendo toda esta cantidad de material judicial, no había habido sentencia. Eso no lo podían entender.

Bueno nosotros tampoco lo podemos entender.

Exactamente, pero eso fue tema de mucha discusión, de mucha conversación, muchas preguntas respecto a eso, tipo: ¿qué pasa en Chile?

La propuesta de Las Cruces es bastante particular. Ustedes escogieron que fuera un documental que no se aleja del documental más periodísticos, con personas dando su testimonio a cámara, mostrando los documentos. Ustedes escogen hacer una construcción muy arquitectónica, crear una atmosfera en donde hay mucho plano fijo, hay mucha mirada respecto al actual espacio de San Rosendo y de las localidades donde sucedieron estas cosas. Y la información se va entregando a partir de los testimonios -algunos de los testimonios de los mismos agresores- leídos por la gente de la localidad. ¿Porqué escogieron ese formato?

Cuando leímos este reportaje de CIPER, tuvimos la experiencia de leer todos los testimonios de la policía uno tras otro y esto tuvo un impacto emocional, que fue lo que nos motivó a hacer la película. Y desde ese momento nos planteamos hacer la película con los testimonios de la policía, eso fue como una idea inicial, tratando como de buscar algún punto de vista más autoral de nuestra mirada, pensamos en filmar los lugares por los que habían pasado esta caravana de la muerte digamos. Probamos muchas cosas distintas y en ese camino nos encontramos con la carpeta judicial, que eran maletas y maletas de material. Empezamos a investigar ahí y se fueron sumando cosas como, los informes de exhumación que aparecen también leídos, los mismos materiales de la carpeta, ciertas gráficas, y nos pusimos ese límite dispositivo, de sólo trabajar con ese material y sólo con los Off. Entonces fue una apuesta, igual bastante arriesgada. Lo mismo filmar en 16mm, por que filmamos tres horas y media y la película dura ochenta minutos, entonces no teníamos mucho margen tampoco. Y felizmente a la hora de hacer calzar esta apuesta, a nosotros nos funcionó muy bien. Pero para nosotros era muy importante mantener ese dispositivo, tenemos una relación muy cercana con los familiares, pero no queríamos tampoco que ellos aparecieran hablando, no queríamos introducir otros elementos. Quisimos mostrar, cómo se construye desde la justicia y por lo tanto desde un lugar que es de poder.