Entrevista con Alicia Scherson, directora de «El Futuro»
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¿Con el estreno de la película se cierra el ciclo de El Futuro, para ti?

– Claro, igual una parte bonita de esta etapa son las críticas. La verdad es que a mí me encantan las críticas. Porque es un paso más ¿no? Las buenas y las malas…

¿Las críticas de tus cercanos o las críticas de la prensa?

– Las de la prensa; de la gente que gasta su tiempo elaborando pensamientos en torno a tu película. Yo encuentro que eso es un regalo. Que alguien tome lo que tu hiciste y elabore otra cosa, esas lecturas son otra parte de cerrar el ciclo, también.

Además debe ser fascinante ver lo que otros leen; ver tu película de nuevo desde otros ojos.

– Claro, y como que resuenen otros discursos. Me parece súper bonito. No es solo una cosa de ego, como “que rico que encuentran buena la película”, pero sobretodo las críticas que inventan cosas, que hacen conexiones…

¿Qué había en esta novela de Bolaño que te hizo pensar que era especialmente cinematográfica?

– Es un misterio el por qué uno elige lo que elige; cómo las cosas llaman tu interés…. Pero es lo mismo cuando uno hace un guión original hay una idea que llama tu interés, también. Es como esa chispa, esa conexión que ocurre con el evento que ves, o con la noticia que recortas, o con la anécdota. Pero en el caso de la adaptación no es diferente, lees algo que te hace pensar “esto puede ser”. En este caso está trama, que es súper simple y muy peliculera y muy B. La Película se puede describir así como la describiste diciendo: “esta es una huerfanita que se prostituye con un ciego para robarle su tesoro”. Me gusta esa cosa media hitchockiana de la trama básica y con esos elementos; eso a nivel estructural. Y luego a nivel más emocional yo creo que me conectó mucho la voz de Bianca y me saltó mucho como un personaje alucinante para construir.

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¿Y cómo uno pasa de alucinarse con una novela, imaginársela en la cabeza, a efectivamente producir una película?

– Paso a paso.

Con dos películas en la espalda tú ya sabías más o menos lo que te ibas a enfrentar.

– Sí. Yo creo que todo esto es tan largo que el “paso a paso” es como el gran mantra. Hay un orden y hay un método, y hay ciertas cosas. Entonces, uno va con una cosa a la vez: el guión, el proyecto, conseguir un productor; pequeñas metas; hasta que ya de pronto una se gana un fondo, ganas dos fondos; la cosa empieza a tener más realidad, empiezas a tener compromisos con otra gente; y, mientras tanto, siempre trabajando en la adaptación. Pero es una cosa a muchas bandas: está la adaptación y paralelamente está el diseño de producción; está ir pensando en los lugares, el casting….Pero todo tiene su orden.

La novela exigía ciertos niveles de producción que eran complicados, por ejemplo filmar en Roma, lo que requería una coproducción. Cómo fue ese proceso de seducir a productores y luego trabajar con ellos.

– Tuvimos harto éxito con el proyecto. Algunos productores llegaron por Bolaño, así cómo directamente de la bolañomanía, y otros engancharon mucho con la sinopsis, o sea: huérfanos, Roma y físicoculturismo [risas]. Una mezcla explosiva. Y claro, algunos conocían mi trabajo, entonces fue como una mezcla de cosas.

¿Y qué te otorgó Roma, cinematográficamente?

– Todo. O sea, yo creo que Roma es una ciudad de puro cine. Yo no conozco Roma en otro sentido. La conocí antes por el cine, porque no había estado antes. Después cuando la fui a conocer de verdad lo hice pensando en una película y buscando locaciones para una película; muchas veces, muchos viajes. Y, después, filmando la película y ahora viendo la película. Creo que no tengo otro tipo de relación que no sea esa, de la historia del cine y de la historia del mundo: el Imperio Romano…pero también a través del cine.

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Hablemos de la banda sonora de la película ¿Qué tiene que ver Patti Smith con Il Futuro?

– Bueno, la canción que cierra los créditos, “Wing” [Gone again; 1996], es una canción que Patti Smith le dedica a Bolaño. ¿Tu sabias que Patti Smith es una bolañana [sic] loca, fan-fan-fan? Ella no conoció a Bolaño en vida sino que lo leyó y alucinó. Se obsesionó al punto que en un homenaje a Bolaño, en España, ella fue a tocar y subió al escenario al hijo de Bolaño a tocar guitarra con ella. Y yo quería algo un poco más pop para terminar la película –digo, comparado al resto de la música; algo más melódico–, y justo estuve en [el Festival de cine de] Venecia con la película de [José Luis] Torres Leiva, Verano, y estaba Patti Smith; y me tocó verla en un concierto chico e interpretó esta canción, dedicándosela a Bolaño. Es una canción muy preciosa, es muy linda…

Y el resto de la música es de Pánico –que no hace lo que nos suena a Pánico, en general–… Porque Pánico es muy punketa, últimamente es muy surfer; una cosa muy prendida. Y aquí hay una cosa incidental para la película.

– Claro, en realidad no es Pánico sino que es Eduardo [Edi Pistolas] y Carolina [Tres estrellas]; ellos firman como ellos; se leyeron el libro y el guión mientras todavía yo estaba filmando y me escribieron que les tincaba ene hacer la música de esta película. Yo la verdad es que estaba filmando y no había ni pensando en la música para nada; y también conocía a los Pánico y no estaba segura que fuera lo correcto….

Pero cuando tu filmas no estás pensando en la música.

Yo siempre tengo como una banda sonora en el computador con el nombre del proyecto…

Pero que tiene que ver con las atmósferas….

– Pero son referencias. En este caso, ponte tú, tenía toda la banda sonora de Petróleo Sangriento [Paul Thomas Anderson; 2007]. Y es la música que ocupo para escribir. Escribía con esa música… Y tiene que ver con cosas bien tangenciales, no hay homenajes a la película ni nada…

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¿Y les mandaste esas referencias a los compositores?

– Sí, claro que sí, pero eso fue después. En realidad ellos leyeron el guión y me escribieron y yo les dije “Espérenme que termine de filmar, de ahí conversamos”. Yo no quería comprometerme en nada todavía. Y de repente un día me llega un correo que dice: igual nos embalamos e hicimos una hora de cosas. Vé si te gusta. Y me mandaron una hora de piezas sueltas, sonidos, pedacitos de canciones….. y me encantó.

¿Cómo llegaste Manuela Martelli y con Rutger Hauer para los protagónicos?

– Manuela la tenía pensado del principio. Fue una posibilidad muy rápido y yo hace tiempo quería trabajar con ella no más.

¿Por qué?

– Por que es la mejor actriz de cine de Chile… ¡Chan! [risas] No, porque tiene un rostro infinitamente fotogénico, tiene una fotogenia así… marciana. Y es una muy buena actriz. Es una actriz que empezó en el cine con B-Happy, y aunque después estudió teatro, no tiene vicios ni del teatro ni de la tele. Es una actriz que tiene una cosa muy de verdad, muy comprometida, muy física, pero que además es muy inteligente. Pero sin que la inteligencia le juegue en contra de su actuación. Su actuación es súper corporal. Pero, es una persona que tiene inteligencia verbal y lógico-matemática altísima. Puedes discutir con ella del personaje, del sentido que tiene la película; es una amiga y eso es un valor para mi. A mi me gustan los actores inteligentes.

¿Y Rutger Hauer?

– Bueno, ahí faltaba el Maciste y no sabíamos quien podía hacer ese personaje, porque es un personaje que debía ser este viejo Hércules de los años ’60, un actor que se viera suficientemente viejo para que hubiera sido una estrella en los ’60; buen actor, grande porque tenia que haber sido Mr. Universo. Tenía unos requisitos físicos importantes; tenía que estar viejo pero todavía ser sexy, muchos requisitos.

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Y la lista se achica y se achica…

– Claro. Yo empecé pensando en los verdaderos Hércules, del tipo Steve Reeves, pero estaban o muertos o muy-muy viejos. Pasé como por Bud Spencer, y está como obeso. Empecé a buscar: Terence Hill se me ocurrió, igual lo pensé, pero era como muy flaquito, muy chiquitito. No te digo que me iba a pescar, pero incluso jugando ¿quien, quien en Chile? ¿Quien tiene, además, el aura de ser una leyenda? Y, repente, a Bruno se le ocurrió un día: Rutger Hauer. Y dije “Perfecto”. O sea, de verdad no recordaba haberlo visto viejo, me acordaba obviamente Blade Runner y La Leyenda del Santo Bebedor [Ermanno Olmi; 1988], que es una de las pocas cine-arte que ha hecho él. El casi siempre hace de acción.

Hace poco hizo El molino y la cruz, (Lech Majewski; 2011).

– Sí, claro, y tendrá dos o tres de cine-arte… Lo suyo es la acción, el cine medio b, industrial, el telefilme europeo.

Además estuvo en Batman Begins [Christopher Nolan; 2005] y Sin City [Rodríguez, Miller & Tarantino; 2005].

– Es verdad, y ahora está en True Blood [Alan Ball; 2008]; es un personaje fijo en la nueva temporada …

¿Y cómo llegaron a él?

– Contactarlo no fue difícil. Por Internet, así –como digo yo– como el ciudadano común.

Te lo pregunto también, por los estudiantes de cine, los jóvenes cineastas que nos leen y que están pensando: “No, pero esto es inalcanzable”. Y sí se hace.

– O sea, todo el mundo es encontrable, de ahí que te contesten, claro, puede ser más difícil. Pero, en realidad en el caso de Rutger él tiene un festival de cine en Italia que se llama I’ve Seen Films [International Film Festival]; cita a su monólogo en Blade Runner. Entonces tiene una página web, tiene un contacto y bueno, por algo trabaja tanto, está bien abierto a los proyectos.

Tuvimos un encuentro en Ámsterdam; yo llegué él se había leído el guión. Fue  fatal, tuvimos poca onda. Él tenía una idea de que poco menos se podía reescribir el guión entero. Y después, dije: “Vamos a intentarlo de nuevo”; le mandamos mis películas anteriores, justo se tradujo la novela [de Bolaño] al alemán, y lo empezamos a pololear más y de a poco lo fuimos conquistando para creer en el proyecto y en mí. Porque en el fondo, al principio, él ahí “¿Quien es esta chilena, quien es este Bolaño, de qué me están hablando?”. A duras penas conocía Chile. Entonces después vió mis películas, se leyó el libro. Empezó a ver a todos estos productores interesados y que la cosa podía ser; agarró confianza en el proyecto. Y en un momento ya cedió y le gustó el guión.

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La película depende mucho, para la transformación que tiene Bianca –que es finalmente ella la que nos lleva–, de la química que se produce entre ellos. ¿Cómo se trabaja eso y cómo tu como directora puedes apoyar a que estos dos actores de mundos absolutamente distintos puedan trabajar juntos y puedan crear esta intimidad?

– Bueno, cuando ya teníamos a Rutger, fuimos con la Manuela a Ámsterdam a leer; y nos juntamos los tres y un asistente italiano un par de días en un lugar. Sin cámara, sin nada; a conversar y a leer el guión entero. Y ahí, hubo onda entre ellos y yo respiré tranquila. Porque también hay algo que tu no manejas: la química. Esa química que yo –por lo  menos– como directora, no soy capaz de hacer aparecer donde no la hay; y eso se llama ojo de casting.

Siento que es buena esa pequeña incomodidad que se produce porque cada uno viene de mundos distintos totalmente. Como decían en el catálogo del Bafici: “La Reina del Indie” –por Manuela Martelli–, y el tipo de “La Industria”. Esa brecha es súper útil para los personajes, por ellos también son marcianos el uno para el otro. Cada uno viene  de un mundo diferente. Entonces, la química es un puente sobre un abismo, porque, en el fondo, son mundos que no tienen nada que ver, ni en la vida real ni en la película; y yo creo que eso ayudó.

Y ahí tu trabajo se transforma, básicamente, en guiar esto y poner las cámaras donde tiene que estar para que capten…

– Claro, dejarlos ser…Y dejar que las escenas fluyeran…Igual hubo varios ensayos. Ponte tú, para las cosas físicas, Rutger ayudó bastante con sus conocimientos de artes marciales. Porque igual hay ciertas coreografías de estos momentos en juntos. Hay toda una cosa tipo La Bella y La Bestia, o King Kong, que claro, tu la puedes diseñar un poco pero también tienes que dejar que ellos con sus cuerpos encuentren la posición y el movimiento.