Entrevista a José Luis Torres Leiva, director de «Cuando las nubes esconden la sombra»
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Muchas gracias José Luis Torres Leiva por aceptar esta entrevista Esta entrevista tan… intempestiva, digamos, en medio del FIDOCS. Mil gracias por tu tiempo. Partamos hablando sobre Cuando las nubes esconden la sombra, que fue estrenada en FIDOCS.  

FIDOCS es uno de los grandes festivales que tenemos en Chile y fue la película de inauguración.  Estuvo muy lindo el pase. Era segunda vez que la muestro acá en Chile, ya que antes había pasado por el Festival de Valdivia. Tener la oportunidad de mostrarla en FIDOCS fue muy importante, porque yo empecé a ir a este festival casi en sus inicios, cuando se hacía en el Goethe Institute. Ahí vi muchas películas que, claro, en esa época que no había internet eran muy difíciles de conseguir. Para mí fue una gran escuela de formación, durante mucho tiempo fui un gran espectador de FIDOCS. Ahora pudimos abrir el festival, y me parece muy interesante el diálogo que se ha formado en el último tiempo, incorporando todos estos híbridos entre documental y ficción.

Yo tuve la oportunidad además hace un tiempo de trabajar con Antonia Girardi en la programación, justo cuando ella entró como directora, y en ese momento también se habló mucho sobre eso. Entonces, me parece muy interesante que este sea un festival que está a la par de la actualidad en todo orden, no solo de lo que sucede en el cine, sino que también lo que sucede en el mundo, que es un poco también un reflejo del cine que les interesa mostrar.

Implica también preguntarse de qué hablamos cuando decimos “cine de lo real”, qué es lo real y que no.

Sí, por supuesto. Me parece además interesante que eso provoque una reflexión y un diálogo al respecto Yo siento que el documental además en sí es un género muy libre en su forma y que tiene mucha cabida, distintas formas de enfrentarlo. Entonces me parece que es muy interesante que se provoque una reflexión al respecto, no solamente sobre si esto no es documental o esto sí es documental, sino que realmente reflexionemos sobre el por qué contar la película de esa forma, o qué propone también ese director o esa directora al hacer la película de esa manera.

Es interesante porque tiene que ver con un diálogo constante sobre el cine. Si pensamos bien uno ve las películas de Flaherty o las primeras películas que abordaban el cine documental había una exploración del lenguaje y de cómo capturar la realidad, como ponerla en imágenes y en sonido. Creo que es algo que ha estado presente desde siempre en la historia del cine.

Tus películas en estricto rigor también tienen eso. Tú has hecho harto documental, hartos cortos, y todas tienen esa especie de grieta por donde podemos pensar el cine ¿Qué te pasa a ti cuando piensas en hacer una película desde ahí?

Bueno, comencé haciendo documental. Esas primeras películas fueron un aprendizaje para mirar a través de la cámara. Todo lo que se refiere a cómo trabajamos la realidad, ya sea como intervención o solo de observación. Se decide si vamos a poner actores o si vamos a recrear algunas situaciones. Yo creo que son preguntas que uno comienza a hacerse también respecto a la forma cinematográfica y que están, yo siento, muy ligadas. Entonces nunca vi una gran división entre la ficción y el documental. Creo que en los trabajos que yo he podido hacer esto va fluctuando y también dialogando. Me interesa mucho eso, precisamente cuestionar también que te pide el proyecto, lo que te pide la película, sobre cómo generar ciertas escenas, o cómo generar ciertos temas respecto a cómo se filma, a cómo se pone la cámara, cuál va a ser la mejor manera de trabajar esa propuesta.

Para mí, los cineastas que he ido como descubriendo a lo largo del tiempo y que me han influenciado mucho, creo que se cuestionan eso. Una cineasta que me marcó mucho cuando yo estaba estudiando, y luego siguiendo su filmografía fue Chantal Ackerman. La primera vez que la vi fue en un ciclo de cine un BAFICI, donde mostraron como varias películas de ella, documentales y ficciones. Yo había visto algunas ficciones de ella, pero no los documentales. Para mí fue algo que nunca había visto en mi vida, el como ella enfrentaba la realidad, lo que tenía mucho que ver con su propio cine de ficción. Creo que es una cineasta que todo el tiempo ha fluctuado en esos dos mundos. Lo que a ella le interesa es capturar el tiempo, por así decirlo.

Me parecen muy lindas esas búsquedas que ella tuvo durante toda su filmografía. Por ejemplo, No home movie es una película sobre algo muy personal, grabando a su madre en su último tiempo. Me parece que es una película que a simple vista se ve muy sencilla, pero que tiene una potencia en las imágenes que generan un significado. Es muy conmovedor como lo trató ahí, con cosas simples; ver como ella pone la cámara encima de la mesa, dejando que se vean los cables. En ese caso ya no importa eso, sino lo que uno siente en esa película, que es como la relación de ella con su madre. Todo lo transmite a través de escenas que se ven tan transparentes y honestas que eso es lo que importa al final, la búsqueda de ella. Recuerdo que leyendo las primeras críticas, cuando se presentó esa película en el Locarno, todo el mundo decía que la película no era buena, pero yo creo que es todo lo contrario. Creo que el tiempo le ha hecho justicia. Ese tipo de cineasta ha constituido también un gran aprendizaje para mí.

En tus cines también pasa algo, que al menos yo encuentro súper fascinante, y que es esto de poner la cámara como una prótesis del ojo, con lo que tu ojo también se convierte en un objeto que captar cosas de manera más directa. Claro, la cámara también hace un filtro, pero esa sensación me parece notable y creo que la veo en tus películas también.

Sí, creo que para mí El viento sabe que vuelvo a casa fue una película que me marcó mucho, que permitió enfocarme en como capturar la realidad, porque fue una película en donde había un guión, pero que en su momento terminó quedando de lado. Nosotros comenzamos a grabar todo lo que Iba sucediendo en el momento y ahí se conjugaron muchas cosas. Bueno, la capacidad de Ignacio de adaptarse a eso y su capacidad de conversar con las personas, de lograr ese clima importante en la película, pero también de todo el equipo al ir por ese camino y llegar a esa libertad. Creo que Cuando las nubes…también nace con esa idea. De hecho es casi el mismo equipo técnico; está Tiziana Panizza, está Cristian Soto en las fotos… Casi las mismas personas. En este caso, el guion de Alejandra Moffat  también se fue transformando. Alejandra estuvo durante casi todo el rodaje, entonces nosotros íbamos rescribiendo día a día según las cosas que nos íbamos encontrando, que se nos iban ocurriendo junto a María Alche, la protagonista, y junto al resto del equipo. Hay algo en esa forma de hacer cine que a mi me entusiasma mucho, porque siento que la película se va construyendo y se va sintiendo viva, se puede palpar físicamente esa transformación. Hace que esté alerta todo el tiempo del mundo que te rodea.  Después lo que uno hace es tratar de capturar eso con la cámara o a través de los sonidos para construir la película, y eso me parece muy fascinante.

Hay algo que pasa con tus películas y que es precisamente lo que estabas comentando: El tema del equipo, de trabajar con equipos. ¿Cómo se dan esas sinergias?

Por ejemplo, la inclusión de María Alche fue fundamental. Al igual que la película con Ignacio Agüero, su presencia y su entrega como actriz fue algo que se fue dando poco a poco durante el rodaje. Nosotros habíamos tenido conversaciones con María, varias presenciales, pero la mayoría online, pero en el momento del rodaje, enfrentando la película, hubo un proceso que quedó registrado.  Ella fue muy generosa, porque no sé, por ejemplo, la ropa es la ropa de ella. No usó maquillaje, no hubo toda esa lógica de rodaje.

En realidad, ella estaba siendo ella misma, pero al mismo tiempo no. Existía esa dualidad también. Se dio lo mismo con el nombre del personaje. Pensamos en varios nombres, pero la primera vez que hicimos una escena donde a ella le preguntaban cómo se llamaba, ella respondió “María” y ahí quedó, como si fuese inevitable. Había muchas cosas que le estaban sucediendo en la película, entonces podíamos ver como ella estaba viviendo, no interpretando, sino que sintiendo esas historias. Me parecía muy bonito eso, al poder ver a una actriz viviendo el momento en el que estaban rodando, y había algo de eso que era muy fascinante de registrar.

Te quería preguntar también a propósito de tu más reciente película, desde tus primeras experimentaciones con el documental hasta ahora ¿Cómo sientes que ha ido mutando tu cine?

Siento que cada película ha respondido a un proceso y a una etapa como del momento en que se han realizado. Las primeras películas las hice solo con una cámara y después un amigo me ayudó en la postproducción de sonido, pero no eran tan profesionales, técnicamente hablando, pero para mí fue un gran aprendizaje, precisamente con esto que te decía, de aprender a mirar, a tomar decisiones, con respecto a qué es lo que uno decide en todos los sentidos formales de una película. Creo que cada película ha respondido a un momento de búsqueda y de vida que se infiltra inevitablemente.

No sé si se ha mutado mucho porque uno de repente siente que hace la misma película siempre, o recurre a los mismos temas, pero creo que responden a momentos de vida. Por ejemplo, esta película responde a un momento del duelo y del tema de la muerte, pero con las vivencias van cambiando las perspectivas y los acercamientos a esos temas. ¿Cambié el lenguaje? Si. ¿Qué pasó? No sé.  Entonces creo que no sé si ha mutado tanto en ese sentido, sino que creo que ha respondido a los procesos de vida que inevitablemente acompañan a las películas. Yo siento que eso está en toda persona que se dedica a hacer cine. Es como una respuesta a eso.

Si uno ve las primeras películas de los directores que a uno le gustan, y luego ve las últimas de su filmografía, hay temas que obviamente cruzan toda la filmografía y que están siempre presentes, pero visto de maneras distintas. Por ejemplo, un director que a mí me gusta es Ingmar Bergman, que partió con películas más formales, por así decirlo, hasta llegar a un lenguaje mucho más personal.  Uno ve el paso del tiempo, el paso de la experiencia, esas alegrías, esos dolores, esos pequeños momentos donde la felicidad De los 20 años es muy distinta a la felicidad De los 50, 60 años. Por lo mismo es muy bonito ver eso en los directores que a uno le gustan, el cambio inevitable de su propia experiencia.

Una nunca de ser quien es, y tiene todo el sentido. Ahora, Cuando las nubes esconden la sombra estuvo en Valdivia y ahora en FIDOCS, pero antes tuvo otro recorrido, ¿no?

Se estrenó en un festival JEONJU en Corea, Porque tenía un fondo de ese festival. Se estrenó ahí en mayo, y después estuvo en el festival de San Sebastián, en una sección que se llama Horizontes Latinos. De ahí pasó a Valdivia y ahora a FIDOCS. Ese ha sido el recorrido.

La pregunta más clásica que se puede hacer ¿Cómo ha estado la recepción del público?

A Corea pudieron ir la productora de la película y María Alche. Ellas me contaron que estuvo muy lindo. El festival JEONJU es un festival muy particular, porque se hace en una ciudad muy pequeñita, donde sin embargo el público es muy cinéfilo, y de todas las edades. Yo fui a presentar Verano ahí Y me llamó mucho la atención que los coloquios al final de la película son muy largos, y la gente hace muchas preguntas, hay mucha curiosidad sobre muchos aspectos de la película, tanto a nivel narrativo como técnico. Luego yo pude viajar a San Sebastián y fue muy emotivo poder ir. La presentación de la película también lo fue, porque mi papá había fallecido hacía menos de un mes Obviamente es un duelo que estoy viviendo junto con el de mi mamá, entonces esta película me ha acompañado en mi proceso de duelo.

Hay algo que yo aprendí respecto al duelo haciendo esta película, investigando y conociendo las personas en Puerto Williams y es que parte del duelo es compartir el duelo, y creo que eso es muy sanador. Creo que por eso la película está muy basada en estar con el otro, en escuchar al otro, en incluso estar para el otro. Ni siquiera compartiendo historias , sino que estar un momento con el otro y saber que hay otra persona a tu lado y que vas a compartir un momento con esa persona. Sentí que eso es muy sanador en el duelo. Puede sonar como muy muy tonto en este momento, pero sí de repente uno no tiene mucha conciencia de que las personas pasan por distintos momentos, buenos y malos Creo que para mí fue importante entender eso y volcarlo también en la película, construir la película en base a eso y mostrar la película para mí también ha sido un proceso de duelo. Mostrarla, hablar sobre ella, creo que es muy personal. Por eso creo que es algo difícil de mostrar, de capturar en una película, entonces cuando sucede ese momento, la película se abre hacia eso.  Las películas responden a esos momentos. Como que van marcando tu vida.