Entrevista a Ana Rosas Mantecón, especialista en públicos de cine y políticas culturales

Este martes 18 de mayo desde Ciudad de México, la Doctora en Antropología Ana Rosas Mantecón presentará la Charla “Pensar los públicos de cine en la era digital“, la actividad se enmarca en el 3º Encuentro de Festivales de Cine de Chile que se realiza durante el mes de mayo vía streaming desde Valparaíso por la productora La Fuente. La tercera edición del encuentro convoca a 34 certámenes cinematográficos de diversas regiones de Chile para reunirse en búsqueda de la asociatividad y colectividad, generando Paneles de Conversación, Charlas y Mesas de trabajo para compartir experiencias desde gestión de sus eventos, la identidad y el análisis de públicos de cine.

Una de las invitadas al encuentro es Ana Rosas Mantecón, especialista en públicos de cine y políticas culturales. Desde México reflexionará junto a los asistentes acerca de la evolución de los espectadores de cine en la era digital y su transformación a un consumidor de una múltiple pantalla, analizando los desafíos y oportunidades que enfrentan los festivales y muestras de cine con la digitalización e indagar sobre los cambios en la oferta presencial disponible para sus públicos.

Conversamos con Ana Rosas en la siguiente entrevista.

Ana, cuéntanos ¿Cómo ves el panorama de la oferta audiovisual y el consumo cultural en Latinoamérica?

Los accesos culturales han ido cambiando y anteriormente el término “consumo” se usaba para referirnos fundamentalmente a los consumos presenciales y el término “accesos” para hablar de los digitales, con la pandemia todo eso se mezcló en diversos sentidos, por un lado porque las ofertas presenciales cerraron, luego abrieron y luego cerraron, hay un ir y venir por las olas de la pandemia y por las políticas que buscan proteger a la población. El acceso se ha transformado por el peso tan acentuado que tiene el consumo audiovisual -y digo consumo y acceso, porque me parece que están mezclados- el acceso audiovisual está muy interrelacionado. Se ha realizado una serie de encuestas y de estudios en toda América Latina que nos está permitiendo empezar a pulsar esta transformación radical que se está dando entre el consumo presencial y el consumo digital.

Crees que nació algo nuevo…

El consumo se está moviendo radicalmente -y voy a usar como sinónimo consumo y accesos- en el sentido del peso que está teniendo lo digital en las prácticas en relación con las ofertas culturales de todo tipo, las prácticas audiovisuales me parece que están en lo más alto de las preferencias. En todas las encuestas que he visto de distintos países latinoamericanos el ver películas y series está entre las prácticas más buscadas.

Yo creo que nació un consumidor híbrido, un consumidor que mira pantallas de una manera múltiple. Si está presencialmente está con su celular, y si está digitalmente está también con una segunda pantalla o haciendo otras actividades. Entonces los términos se multiplican, le dicen un consumidor infiel, un consumidor intermitente, son términos que tratan de dar cuenta de la fragilidad del contacto, cada vez más intermitente, que brinca de una cosa a otra. 

Me parece que lo más escaso, o cada vez lo que es más peleado, es la atención al mirar distintas pantallas, el espectador se mueve entre ellas, al mismo tiempo en que mira una película o una serie, o un documental. Y esto lo vemos crecientemente en las etnografías que hacemos sobre las prácticas de consumo, ves a un espectador que está buscando información sobre lo que está viendo o comentando lo que está mirando en redes sociales. O simplemente está haciendo otra cosa, y está acostumbrado a este multitasking.

Creo que este espectador híbrido llegó para quedarse y una vez que se pueda reponer por completo la oferta presencial, va a tener que lidiar con esta transformación de los modos de consumo. Y no es algo completamente nuevo, no es una experiencia radicalmente distinta en ese sentido, ya veníamos hablando desde algunos años de la reorganización de las ofertas y de los consumos culturales y el mayor peso del acceso digital. 

A partir de las encuestas que se están haciendo ahora tengo la certeza que no se trata de una práctica que sustituya a la otra, lo digital no va a sustituir lo presencial de una manera definitiva y va a depender además de la dinámica particular de las distintas áreas.

¿Conoces algún ejemplo de una experiencia híbrida en algún certamen que te haya llamado la atención?

Me sorprendió hace algunos meses lo que descubrí en algunas salas de cine de Corea donde los espectadores entraban a ver la película con su celular. Ya no era una práctica furtiva de los que no pueden resistir estar viendo una película sin consultar su móvil. El pacto cinematográfico tradicional, en el que tú como espectador vas y te sientas, miras atentamente, no hablas y no te mueves se rompió. El pacto cinematográfico de estas salas de Corea es un pacto donde uno con su celular va comentando la película, lo que va ocurriendo en la gran pantalla, y en una parte de ella van apareciendo los comentarios de los espectadores que están en la sala, entonces el espectador o los espectadores están interactuando no solo en la pantalla que miran si no que están interactuando con los otros espectadores que están comentando, que se están burlando, que están sugiriendo algunas cosas.

Creo que esto es un extremo pero ciertamente y cada vez más va a ser muy difícil que esperemos esa mirada atenta, prolongada y silente. Creo que estas dobles o triples pantallas llegaron para quedarse.

¿Cuáles serían los principales desafíos que enfrenta el acceso digital al cine en países Latinoamericanos?

Una de las principales barreras en américa latina para ir al cine es la geográfica, porque se reorganizó la exhibición pero las salas no se distribuyeron ya que están concentradas dentro de las principales ciudades en espacios donde hay centros comerciales, con la posibilidad de articularse a otras prácticas comerciales. 

Así como la distancia geográfica podía ser una de las principales razones para no acudir al cine, me parece que ahora están saliendo otras barreras, que es la de la atención. Hace unos días estuve en un conversatorio sobre consumos culturales en América Latina y en el Perú que organizó el Ministerio de Cultura de Perú, donde estuvo Tomas Peters, sociólogo chileno que trabaja el tema de consumos culturales, y Tomas comentaba que ahora una de las principales barreras es el tiempo. El “no tengo tiempo” se volvía una gran limitante para llegar a las salas de cine.

Entonces hay cosas que cambiaron y otras que son fenómenos que ya estaban de alguna manera, ciertamente el ir al cine está sufriendo crecientemente frente a la explosión que han tenido las plataformas. Fundamentalmente las comerciales pero no solamente ellas, hay plataformas públicas que también están teniendo un enorme auge ante la demanda que ha producido el confinamiento en los hogares, eso ha ofrecido una oportunidad única para que plataformas muy diversas puedan ofrecer en línea productos audiovisuales.

¿Cómo crees que será la oferta presencial en el futuro cercano?

Creo que va a ser muy difícil para las salas volver a ocupar un lugar importante en la organización de las prácticas cotidianas de los espectadores, no creo que vayan a terminar pero me parece que las condiciones son muy difíciles. Por ejemplo, tras las aperturas de las salas que se dieron después del primer confinamiento, en México se recibió menos del 20% de los públicos que se tuvieron en el 2019. Bajó de 350 millones de espectadores a 64,5 millones de espectadores en el 2020.

En el resto del mundo el impacto es brutal. En EE.UU, por ejemplo, la asistencia a salas disminuyó en un 80%, en India un 77%, en China 67% y en Francia 66%. Creo que una parte tiene que ver con el temor al contagio, el lento avance del proceso de vacunación, el miedo a las siguientes olas de la Pandemia, y creo que otra parte tiene que ver con reorganizaciones al interior de la industria cinematográfica mundial. Las grandes compañías que no están estrenando en salas ven que es un gran negocio el estreno simultáneo en las plataformas, y abren sus propias plataformas, entonces creo que estamos ante un escenario global complejo y difícil.

¿Cómo crees que el público ha tomado este cambio? 

La importancia del encuentro de invitarnos a pensar los públicos de cine es fundamental, porque lo primero es que no hay una respuesta homogénea, me parece que es importante pensar en los públicos en plural, podemos tener la tentación de pensar que el público ya se mudó al formato digital, y eso es lo más alejado de la realidad. Hay muchas diferencias generacionales, diferencias también regionales respecto a la manera en la que se vive lo digital y lo presencial.

El acceso digital y su oferta desde un principio pareciera que está disponible para todos, sin embargo, cuando miras la dinámica de los consumos y lo que van reportando las encuestas vemos que hay otras barreras que resultan fundamentales y hacen difícil que muchas personas puedan realmente acceder. Una muy importante es la del Internet, el Internet no es universalmente accesible en América Latina, tienden a tener mayor accesibilidad las zonas urbanas y mucha menor accesibilidad o de plano no tienen conexión las zonas rurales. Hay también enormes diferencias en el ancho de banda que hacen que puedas ver una película, un documental, un corto, sin interrupciones. Otro elemento fundamental es la bancarización, no más de una tercera parte de la población en América Latina tiene acceso a una cuenta bancaria, eso implica que el pago a una plataforma o un evento digital está también restringido.

Y otro elemento no menos importante es el tema de la alfabetización digital, los estudios que se están haciendo demuestran que hubo un esfuerzo de alfabetización de los más jóvenes hacia los más viejos quienes se vieron obligados a volcarse en las pantallas no solo para mirar productos audiovisuales sino para sobrevivir, para comprar víveres, para relacionarse con otros, buscar la salud, encontrar compañía, etc… Pero esta alfabetización es muy desigual. Son muchas barreras que dificultan el acceso digital pleno y creo que ahí hay una oportunidad para la presencialidad, y además ir al cine está cargado del deseo de la sociabilidad y el deseo del encuentro con otros. 

Una práctica que se extendió ampliamente es el visionado compartido que empezó primero como estrategia de los propios espectadores para mirar una película a distancia con alguien en otro lugar. Lo que después fue incorporado por las propias plataformas, el llamado co-watching, visionado compartido. Esto nos habla del peso enorme que tiene la búsqueda a la sociabilidad en los consumos culturales, todo eso abre un margen para la presencialidad y para la búsqueda de atraer a los espectadores nuevamente a los espacios públicos. 

¿Y cómo crees que fue la reacción de los públicos más fieles? en el caso de los asistentes a festivales de cine quienes regularmente estaban acostumbrados a dinámicas colectivas como foros, charlas u otros espacios de capacitación ofrecidos por los certámenes en sus anteriores formatos presenciales.

Las encuestas demuestran que los públicos previamente fidelizados son los que muestran la mayor disposición a volver cuanto antes a la presencialidad. Pero a mi me parece que la presencialidad no va a poder prescindir de la digitalidad, como en algunas instancias lo fue haciendo. Yo creo que ganamos mucho con la digitalidad con la posibilidad de potenciar el diálogo a distancia.

Dejamos de hablar exclusivamente de públicos, los estudios de consumo cultural hablan de prosumidores que es un término que tiene que ver con producir y consumir al mismo tiempo. Ya no solo queremos mirar, también queremos subir nuestro propio podcast sobre lo que vimos, sacarnos una selfie, queremos opinar, y ahora incluso no solo se habla de prosumidor, si no de produsuario para hablar de esta disposición.

Algo importante de conocer a los públicos es tratar de entender cómo cambian nuestros espectadores, en qué medida están demandando una oferta múltiple, no solamente que nos preocupemos por publicar un programa, si no por ver qué se comenta en redes y responder a sus comentarios, entender todos estos espacios de participación y de diálogo. El espectador híbrido llegó para quedarse, ahora quiere opinar y proponer. 

Los festivales van a tener y si atienden a entender todas estas transformaciones de los públicos tendrán la oportunidad de desarrollar una oferta mucho más dialógica, no solo basada en lo que un conjunto diseñadores o curadores consideren que es lo hay que mostrar, sino mucho más participativa, atenta, abierta al diálogo con comunidades, que creo que a partir de lo presencial y de lo digital podrán encontrar espacios para construirse.

¿Qué ideas en relación a esto nos podrás compartir el día de tu Charla?

Mi idea es entender las persistencias, los cambios, las transformaciones que me parecen que se perfilan como más permanentes. Creo que ciertamente estamos en un escenario transitorio, no es fácil todavía pulsar qué cambió radicalmente, si hay algo que nos enseñó la pandemia es que la incertidumbre se instaló entre nosotros, no podemos sacar pocas conclusiones de lo que va a ocurrir en un futuro inmediato, pero es cierto que el futuro ya llegó, el futuro está aquí, y ese es el futuro híbrido, presencial-digital, múltiple, con espectadores en el campo presencial ampliamente abierto a lo digital, y con espectadores en el campo digital también muy atento en lo que ocurre en lo presencial. Espectadores muy distintos y que dependiendo de la calidad de su conexión, el equipamiento que tengan y su alfabetización van a moverse con mayor o menor fluidez entre un ámbito y otro.

Esto sería un buen consejo para los representantes de festivales que están participando en el encuentro…

Yo creo que esa es la idea, sensibilizarnos y no solamente a ellos, si no a todos los actores que estamos en el campo cultural, desde gestores, también organismos públicos, y también académicos de lo importante que es entender todas las aristas de este nuevo escenario y cómo podemos intervenir para poder ofrecer diversidad de contenidos a una diversidad de espectadores que están en condiciones muy distintas. 

Me parece muy importante el trabajo de los festivales si consideramos cuando se les pregunta a los viejos y nuevos espectadores cómo se informan sobre la oferta, una gran mayoría de ellos hace referencia a las redes sociales y hace referencia a los algoritmos. Creo que no podemos dejarle a los algoritmos la exclusividad de las recomendaciones, el trabajo de los festivales es fundamental para formar y darles herramientas a los espectadores para poder acceder a una diversidad de ofertas y formar un espectador crítico que pueda mirar las dificultades del trabajo que hacen los algoritmos que tienden a favorecer las ofertas más comerciales que vienen de un solo emisor, con las que tienen contratos las plataformas, entonces creo que hay que estar ahí muy atentos para ver cómo brindamos estas herramientas como festivales para generar la posibilidad de espectadores que se muevan más críticamente por este escenario muy inequitativo, que es un escenario en que ciertamente se multiplican las ofertas.


“Pensar los públicos de cine en la era digital” por Ana Rosas Mantecón, Doctora en Antropología

Martes, 18 de mayo, 11:00 hrs. Chile

Evento en Facebook: https://fb.me/e/1a6Wdnkf3 
Enlace a actividades abiertas: https://lafuente.cl/actividades-abiertas-red3