Entrevista a Alicia Scherson
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Una de las cosas interesantes que tenía Play era la manera de mostrar nuestro hábitat, la forma en que se sitúa la narración en relación con la ciudad. En este caso, con Turistas tu narración abandona la ciudad y  se instala en el sur.
-Sí, me instalé en un parque nacional, en Las Siete Tazas, que no es tan al sur pero ya es el sur, incluso es el momento en que cambia la vegetación, hay bosques de coihues y de robles maravillosos. Es un clima que asociamos con el sur.

Te reúnes nuevamente con Aline Kuppenheim que fue también parte de tu triada en Play, que básicamente era una película de tres actores. Acá nuevamente hay una película de tres actores, hay secundarios, pero de nuevo la acción tiene que ver con un triángulo.
-Es verdad, mira. Bueno es un cuadrado en realidad si consideramos el guardaparque. Hice un poco un trueque: en Play la Viviana Herrera era protagonista y la Aline Kuppenheim era una secundaria importante. Ahora las invertí y ahora la Aline es la total protagonista. En este caso, si bien como tú dices hay un triángulo, es una película narrada íntegramente por la Aline Kuppenheim, por el personaje de Carla, que está casi en el 90 por ciento de los planos.

Esta película tiene que ver con las reflexiones de una mujer que roza los cuarenta respecto a su vida, su matrimonio y hacia dónde va. ¿Por qué lo instalaste en vacaciones y en un espacio fuera de la cotidianeidad?
-Yo creo que había unas ganas de mostrar la naturaleza, de estar en la naturaleza, pero siempre desde el punto de vista de la gente de ciudad. Es decir, a pesar de ser una película sobre la naturaleza está mirada -como dice el título- desde el turismo, desde una mirada urbana. Esa era una de las ideas con las que empecé el guión. Después debía pensar a quién ponía en esa situación a reflexionar sobre la naturaleza un poco apelando a este cliché o idea romántica que tenemos los citadinos de decir “estoy con problemas me voy a pensar a la naturaleza, quiero silencio, quiero respuestas”, todas esas exigencias que le imponemos a la naturaleza y para lo que tenemos todos esos parques nacionales como guardados, para irnos a refugiar ahí. Entonces todo partía poniendo en duda o en juego este modelo del ser urbano que se va a refugiar en la naturaleza y luego de qué manera por un lado se desilusiona pero por otro lado igual encuentra algo. Entonces para reflejar esa relación complicada, una mujer en crisis era lo mejor.

Ahora, el personaje de Aline Kuppenheim, Carla,  ¿Cómo va expresando esa crisis?
La crisis ocurre en la carretera.  Ella se está yendo de vacaciones con su marido, Joel, que es el personaje que hace Marcelo Alonso. Se trata de unas vacaciones muy cómodas: a una cabaña al lado de un lago, llevan una moto de agua enganchada al auto, van con cinturón de seguridad, con aire acondicionado…Son una perfecta pareja de profesionales en su bonito auto yéndose a unas vacaciones normales en febrero. En el medio del camino ocurre una pelea entre ellos, una revelación de un secreto que produce una discusión terrible y se separan, en la carretera. Entonces Carla queda sola y ahí viene el encuentro con un mochilero que la lleva a este parque nacional donde ella llega en medio de esta crisis total.

 Me llama la atención, Alicia, lo que tiene que ver con las historias de mujeres y la mirada de mujeres. En Play  el personaje de Viviana Herrera, es del sur y en la película se desarrolla  la mirada de una mujer que no es de Santiago, pero vive en él y a través de los ojos de ese personaje descubrimos la ciudad. Ahora lo que haces es poner una citadina en un contexto sureño.
-Exactamente. Yo creo que el hecho de que sea una mujer es simplemente porque así lo escribí, no es que esté cerrada solamente a escribir personajes mujeres. De hecho tengo un proyecto para más adelante con un protagonista hombre. Yo creo que me sale más cómodo porque obviamente las conozco más por ser mujer, así como mis personajes han sido chilenos porque soy chilena. Uno escribe de lo que conoce y sobre todo ante un cine tan dominado por la mirada masculina, donde  los personajes de las mujeres han sido más perjudicados en la manera en  que son mostrados, hay mucho más por hacer. De hecho el personaje de Carla es muy especial porque es una científica, muy racional, pero a la vez muy contradictoria porque trata de aplicar una lógica muy científica a sus problemas pero se encuentra con callejones sin salida. Es una mujer torpe, confundida, muy graciosa. Creo que la Aline configuró un personaje delicioso y especial y le agradezco a ella porque le puso mucho de sí misma a este personaje tan errático.

Turistas llega a nuestras pantallas después de haber andado turisteando por otros lados. Entre otros, estuviste en el Festival de Nueva York…
-Partimos en Rotterdam y hemos dado la vuelta por varios continentes y países. Estuvimos en Guadalajara, ahora recién en Túnez, en Alemania en un festival muy bonito en Hamburgo. En Nueva York, como dices tú, estuvimos en el Latin Beat en el Lincoln Center  que es una sala maravillosa. Todos los años ellos seleccionan las películas latinoamericanas del año que les gustaron y las muestran en este teatro que tiene una proyección impecable y es un gusto. También estuvimos en Lima, en Quito, ahora vamos a Eslovenia, así que la película ya se lanzó al mundo, ya no para. Ahora toca Chile, lo que no es menor.

Cuando has hecho una película en Chile y pensando-conscientemente o no- en el público chileno o en la gente que maneja los códigos propios y la película pasa primero por otros espacios donde los códigos pueden o no pueden ser los mismos, ¿qué pasa ahí primero con tu película?
-En la película hay varios chistes y una de las gracias de las comedias o de los chistes en las películas es que tú tienes una reacción audible del público. Yo no sé cómo la gente que hace drama aguanta la primera proyección de su propia película sin saber si las personas se están emocionando o no porque no se escucha, salvo que sea un cebollón  y que la gente llore a mares. En este caso hay harta “talla” estúpida desde muy al principio entonces yo inmediatamente puedo sentir si la gente está entendiendo el humor, esa es una primera señal. En la primera proyección en Rotterdam yo estaba muy nerviosa porque era la première mundial y de hecho no quería estar allí, pero quería escuchar. Yo estaba sentada pegada a la pantalla con la sala llena y cuando escuchas la primera carcajada piensas “ya, funcionó” porque la gente está conectando con el humor, que es especial, y en ese sentido es bueno ver que resulta en distintos mundos, en distintos códigos. Hay ciertos lugares donde la gente se ríe más en ciertas partes que en otras, en Guadalajara es distinto que en Holanda por supuesto, pero igual ves que hay una comunidad en torno al cine, hay mucha unión, puntos de contacto. No es necesario saber ciertas cosas. Por ejemplo, acá parece la canción “Los momentos” de Eduardo Gatti en una reversión cantada por Gepe y no es necesario que sepan de qué canción se trata sino que pueden entender que es una canción folk, de fogata, y ellos lo pueden analogar a otra canción porque también había fogatas en Holanda en los ’70.

Y ahora llegó el momento de mostrarla en Chile, ¿cómo estás respecto a eso?
-Igual hay nervios. Chile es siempre lo más difícil, porque en el mundo uno usa un lugar específico que es el “cine extranjero”, entonces tienes un circuito más o menos amistoso, más protegido. Aquí  no, no hay ninguna protección, los actores son conocidos, la gente va a evaluar si actuaron mejor o peor que en otra película, si la película funciona o no funciona, hay una cosa mucho más descarnada. Pero estoy contenta porque hicimos un estreno local en Molina, que fue donde filmamos la película en Las Siete Tazas, fue masivo con más de mil 500 personas en la plaza. Ese sí que era un público sin filtro, todo el mundo de Molina fue a ver la película, y funcionó súper bien así que estoy un poco más relajada.

En términos de recepción siempre nos topamos con las expectativas y de repente sirve entregarle una recomendación al público para que sepa con qué se va a encontrar. ¿Qué recomendación harías tú?
-Yo creo que ir con la idea de un viaje. La película es un viaje y uno de los comentarios que se ha repetido en muchos lugares del mundo es que la película te hace sentir como en vacaciones. Ojo, con todo lo complicadas que a veces son las vacaciones, es decir, te vas a reír pero también te vas a confundir. Hay una suerte de réplica de la experiencia de estar en un viaje en la naturaleza y ese comentario que lo escuchado varias veces me da mucho gusto porque es poder vivir una película como echándose hacia atrás en el asiento y pensando que te vas de viaje y con la apertura de mente de aceptar lo que venga en este viaje. Ojalá que la gente lo pueda ver así.