En la huella del cine chileno: «Golondrina» y los millones de Nicanor de la Sotta
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UNO de loa actores del teatro chileno que más enraizaron en el corazón del pueblo, allá por el año veinte, fue Nicanor de la Sotta. Su carrera databa desde antes que se declarara la guerra del 14, siendo el primero en el país que organizara una compañía teatral, con la cual recorrería todo el territorio representando sus propias obras. Entre ellas destacó en forma especial esa en la cual Maiga —la dulce Maiga— dejaba su hogar en provincia para venirse a la capital a conquistarla, Llegaba a la gran ciudad, cuyas luces no le alumbraron el camino de la dicha, viéndose de pronto encaminados sus pasos hacia una vida licenciosa. Ese drama se titulaba «Golondrina«, y no tardó su autor en ver las inmensas posibilidades cinematográficas que él encerraba, decidiéndose a filmarlo.

Para el papel principal contrató a una hermosa muchacha, llamada Rosa Haydée Gasparri, quien tiempo después terminó suicidándose por una desilusión amorosa. El reparto fue completado por Placido Martin, que es el actor chileno que ha participado en mayor cantidad de películas, contabilizando las sonoras; Ernestina Estay, Paco Ramiro y el propio Nicanor de la Sotta, que asumió además la dirección de la película.

Este film dio comienzo a la fabulosa leyenda que se tejió en torno a los millones de De la Sotta. Es que esa producción le dio mucho dinero, y después logró nuevos triunfos con las otras obras que se enfrentaron al lente de la cámara filmadora. Todo el mundo empezó a hablar de la fortuna del celebrado actor, pero nadie se percataba de que éste, junto con ganar dinero a manos llenas, también lo despilfarraba a manos llenas, de tal manera que cuando murió, en el apogeo de su brillante carrera, en 1927, a su haber sólo se contabilizaron deudas y boletas de empeño.

El camarógrafo de esta cinta fue Esteban Artuffo. efectuándose el estreno de ella en los teatros Septiembre. Brasil y Esmeralda, de Santiago, el 8 de julio de 1924. Durante la proyección se interpretaba al piano el tango «Destino de Mujer».

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UN LADRÓN QUE NO ERA TAL

Durante la filmación de «Golondrina» ocurrió un hecho muy divertido. De la Sotta tenía que filmar una escena en la cual un actor debía salir corriendo a la calle, interpretando a un ladrón; pero ocurrió que en la esquina apareció un representante de la autoridad. Al ver a un nombre seguido por otro que gritaba: «¡Ladrón, ladrón, detengan al ladrón!», creyó encontrarse frente a un hecho delictuoso, y, sin pensarlo mucho, se interpuso en el camino del fugitivo y lo redujo a viva fuerza, propinándole varios bastonazos, esto sorprendió mucho al actor, que yacía en el suelo tratando de esquivar los golpes, pues habla leído muy bien el libreto y en ninguna parte figuraba la paliza que estaba recibiendo. Trabajo les costó a los demás intérpretes, a los que se unió el camarógrafo, convencer al entusiasmado y celoso policía que se trataba de la filmación de una película y no de un hecho real.