En la huella del cine chileno: Cuando se filmó “Un grito en el mar”, a Pedro Sienna lo pasaron por debajo de la quilla de un barco
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Una de las mejores películas rodadas en Chile en la época del cine mudo fue, sin duda, la titulada “Un grito en el mar”, dirigida y protagonista por Pedro Sienna, cuya labor ocupa un destacado puesto en la historia de esta ahora decadente actividad nacional (que felizmente promete alcanzar su renacimiento definitivo con la próxima promulgación de esa ley tan esperada por todas): el cine chileno.

Esta fue la segunda película realizada por la empresa porteña Andes Films. Para no repetir el fracaso económico de la primera, el propietario, Alfredo Wolnitzky, contrató a nuevo director y a nuevo camarógrafo. La labor de éste último fue encomendada al técnico Gustavo Bussenius, que ya había cimentado su experiencia a través de la realización de varias películas.

Su capacidad profesional en el trabajo de cámara, unida al talento de Sienna, tenía que dar por resultado una verdadera película, una película en la cual era posible advertir la mano profesional de quienes la habían hecho. Con ella su director se perfiló como un hombre que sabía mucho de teatro, pero que también sabía mucho de cine. Y en verdad debe haber sido muy notorio su prestigio como artista para que la superioridad de la Armada resolviera darle facilidades para que filmara muchas importantes escenas a bordo del “Almirante Latorre”, aquel coloso del mar que debutó peleando en la Batalla de Jutlandia antes de pasar a manos de Chile en 1922.

La obra relataba la odisea de un oficial de marina que caía en las redes de una tenebrosa banda de contrabandistas y espías. Era degradado por culpa de éstos. Esto originaba su venganza y su deseo de vindicar su nombre, lo que lograba después de correr aventuras que en varias ocasiones pusieron en peligro su vida. En una de las escenas culminantes lograban hacerlo prisionero y pasarlo por debate de la quilla del barco pirata. Para estas escenas se utilizó la goleta “La Gaviota”, dedicada a la pesca de langostas en Juan Fernández. El argumento se seleccionó a través de un concurso, siendo elegido el tema “El Espía”, perteneciente a Carlos del Mudo, quién además desempeño un papel en el film.

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RECIBE PREMIO EN LA EXPOSICION DE LA PAZ

La triunfal película de Pedro Sienna se estrenó en el teatro Septiembre de Valparaíso el 30 de diciembre de 1924, teniendo como protagonistas a Pedro Sienna, Isaura Gutiérrez y Plet Van Ravenstein. Al comenzar la filmación se presentó ante Sienna un muchacho llamado Enrique Campos a solicitarle un papel, e introdujo por su cuenta en la trama un nuevo personaje, el del asistente del héroe, una especie de roto chileno del altamar. Allí nació a la popularidad “El Chilote Campos”, a quien más de una docena de crónicas de la generación actual lo presentan equívocamente como el realizador de la película “Un Grito en el Mar”. En la confección de los decorados colaboró el pintor Camilo Mori, realizando algunos motivos de cabaret. La prensa fue unánime en sus elogios, y entre ellos se destacó la opinión del almirante don Luis G. Sofia, comandante en el jefe de la Escuadra, quien expresó, después de haber asistido a una exhibición especial que se hizo a bordo del “Latorre”: “Estimo que esta obra hace honor a la cinematografía nacional, tanto por su buena presentación como por como ya estaban todos repartidos, Sienna la corrección de los detalles de marina y su argumento lleno de vida, que mantiene un interés constante de parte del público”.

Estas expresiones aparecieron estampadas el día 31 de “La Estrella”. Fue en medio de este ambiente alentador que la película salió al exterior y de pronto la grata nueva en las columnas de “Los tiempos”, de Santiago, del 16 de octubre del año siguiente, que expresa: “La Andes Films está de pláceme. Su película “Un Grito en el Mar” ha sido condecorada con medalla de oro y diploma de honor en la Exposición Internacional de Bolivia. Y esto que nuestros vecinos del Altiplano no son muy aficionados a los gritos que llegan desde el mar… Wolnitszky, que no en balde tiene fama de activo, se hizo fabricar diapositivas con fotografías del cablegrama llegado a las tres de la tarde desde La Paz, y ya en la noche los teatros anunciaban al público la fausta nueva, la que era recibida con nutridas salvas de aplausos. Bien por el cine nacional y por la progresista empresa”.