«El puño del cóndor»: La pasión del atrevimiento. Una mirada hacia cine de género
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Se dice, no sin cierta mirada complaciente, que el cine de género es una imposibilidad en nuestro país, como si aquello fuese propiedad de otras latitudes. No vamos a resolver esa controversia aquí, sobre todo porque frente a este prejuicio, hay un director chileno que parece no haberse enterado de esta especie de barrera. Ernesto Díaz Espinoza lleva años saltándose esta premisa y haciendo un cine que coquetea firmemente entre los bordes de lo latinoamericano, el cine B, la influencia de las grandes producciones asiáticas y guiños que podemos considerar de total relación con nuestra idiosicrancia.

Por lo mismo, la más reciente película del director, El puño del cóndor (2023) estrenada en el 30 Festival de cine de Valdivia, atrajo las miradas de quienes esperaban con ansias – y algo de devoción – una nueva entrega de Díaz Espinoza, en parte llamados por la extensa carrera del autor, pero también sumado al protagónico de su compañero de aventuras Marko Zaror, probablemente el mejor artista marcial de Chile y cuyo trabajo ha trascendido a otros países y producciones internacionales de alta taquilla.

A diferencia de otras películas que llevan su firma, Diaz Espinoza abandona la miseria urbana tan bien retratada en sus, ya a estas alturas, clásicas Mandrill (2007) o Mirageman (2009), para adentrarse en escenarios naturales – la película se grabó mayoritariamente en Pichilemu y sus alrededores – que dan cabida a dos guerreros, gemelos, que operan como némesis el uno del otro, y que están interpretados por el mismo Zaror. Mientras uno ha buscado el desarrollo del arte del combate a través de la rectitud y la honorabilidad, el otro establece el uso y abuso de las técnicas para cumplir con sus obsesiones y deseos de venganza hacia su hermano. Todo esto en un paisaje que parece completar los estados mentales de ambos personajes, en una operación en la que Marko Zaror logra dar cuerpo y carne a cada uno de ellos, con sutileza y una actuación que habla de la forma en la que este actor ha logrado pulir sus habilidades en este ámbito. Diaz Espinoza, de alguna forma, se apodera de esta posibilidad y asume esta exigencia generando una historia que no deja de lado la espectacularidad de las peleas cuerpo a cuerpo, la belleza de las artes marciales y sus coreografías y el homenaje, sin falsificaciones, al cine y las series de acción que formó a toda una generación.

En El puño del cóndor asistimos a una historia que incluye el clásico camino del guerrero, junto a la presencia de mentores, conflictos familiares y la carga emotiva que exigimos a esta clase de héroes. Porque en este caso, sin ninguna duda, nos encontramos con protagonistas que, a su manera, completan ese camino. Los matices que podríamos exigir a uno y otro están dados por su contraparte, lo que nos permite acercarnos a distintas formas de enfrentar la lógica del héroe de acción, sin que se pierda ni un ápice de lo que esperamos ver en pantalla, lo que, de hecho, se complementa con una acción radical por parte del director, quien no teme incorporar los clichés de este cine.

Creo que, por ahí, el arrojo con que Diaz Espinoza ha desarrollado su filmografía lo convierte en un autor distinto a lo que estamos acostumbrados a ver. Su cine, con todas las marcas que conlleva, no teme hacerse cargo de las marcas de fábrica del género que explota. Entre peleas marciales, historias de espías, redenciones y superhéroes que viajan en micro, Díaz Espinoza reconoce la forma en que nos relacionamos desde el país hacia el resto del mundo. Esa mixtura lo convierte en un imprescindible del cine chileno. Uno que tal vez no aparece en el primer radar frente a producciones de alta distribución, pero que, desde su independencia, hace frente a su arte con creatividad y pies en la tierra, reconociendo el origen de su cine y desafiando el canon de lo que se supone, es posible de hacer. El cine de género en Chile se desarrolla a partir de estas convicciones y Díaz Espinoza es capaz de mantenerlas, cueste lo que cueste.