«El Parra menos Parra», de Jorge Catoni
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Jorge Catoni, director del documental El Parra menos Parra, es ilustrador, pintor y artista visual. Y en este trabajo que acaba de ganar la Competencia Nacional del Festival In-Edit, se trasunta esa experiencia lejos de tradicionales caminos cinematográficos. Porque acá no está la intención de construir un retrato directo y clásico sobre Oscar Parra (el menor y menos conocido hermano de Violeta, Roberto, Lalo, Lautaro y Nicanor), sino que se pretende armar una especie de artefacto visual que no sólo termine dando cuenta de su vida, su humor y ciertos recuerdos.

Catoni con el envejecimiento que le imprime a la imagen (en blanco y negro, y algo sucia) y con un montaje sin mucha lógica (que juega con la voz, la música y los chistes del también conocido como Payaso “Canarito”), buscar trabajar una idea de lo inabarcable que a la vez es abordar un personaje como este, o, en verdad, como cualquier otro.

Instala entonces una disyuntiva que se debate entre creer o no en el registro, porque el mismo “Canarito” con chistes, sus historias, acompañado del montaje, va haciendo zancadillas a su historia. En rigor, acá no se descubrirá en detalle la vida de un Parra que, quitado de bulla, se hizo payaso de circo, recorrió el país, canta cuecas picarescas, cuenta chistes cochinos y vive más o menos con lo justo. Pero a la vez, está ahí, entremedio de esa vorágines de sonidos y imágenes frenéticamente cortadas. De idas para adelante y para atrás.

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Catoni se levanta así como un autor consciente de que lo que está construyendo es una visión y no la verdad absoluta. De alguna forma, el mismo documental, con su fragmentario relato, nos dice que el cine no es capaz de llegar a eso en lo absoluto.

Así El Parra menos Parra, con su montaje dinámico y a la vez bastante auténtico, no impone u obliga una cierta lectura sobre Oscar Parra, pero si instala la idea de que más allá de sus poses y morisquetas hay algo más allá descubrir. Sin decirlo abiertamente, es ese el motivo de la película y su llamado al espectador: que vaya a buscar y descubrir al menor de los Parra.

Ese afán por despertar la curiosidad y por respetar la integridad del personaje (con el cual fácilmente podría haberse caído en la salamería o en la lástima, o en efectismo de centrarse en su relación con Violeta y Nicanor, a quienes casi ni toca), además de buscar activar al espectador, es un riesgo del que Catani, además, sale más que ileso.

Frente a esto, sería fácil enmarcar a este documental como una especie de trabajo experimental y acomodarlo como una rareza sólo para iniciados. Pero eso sería bastante injusto con un trabajo que, finalmente, dentro de todas sus piruetas visuales, logra no sólo recrear el espíritu juguetón del personaje, sino que además logra atrapar a cualquiera gracias a su autenticidad.

Un prometedor debut.