El Gobierno debe ayudar al Cine Nacional

Circula la noticia de que el Supremo Gobierno, dentro de su vasto programa de difunsión cultural, tiene el proyecto de formar una compañía cinematográfica oficial, con el fin de darle impulso a esta industria que en Chile se puede tildar de naciente. Este proyecto hubiera sido de un acierto incalculable hace algunos meses, pero ya no lo es tanto. Decimos esto, por cuanto ya han sido formadas otras compañías debidas al esfuerzo particular y una entidad de caracter oficial, con todas las ventajas que tal situación le proporcionaría, vendría a perjudicarlas indirectamente, pues aquélla se vería exenta de muchas obligaciones que éstas se hallan obligadas a cumplir, poniéndolas al borde de un fracaso económico, todo lo cual redundaría en perjuicio del progreso de la industria cinematográfica nacional.

Lo más acertado que podría hacer nuestro Gobierno en esta situación sería efectuar una labor que podríamos calificar de ayuda indirecta. Por ejemplo, sería muy beneficioso para la industria fílmica chilena el hecho de que se librara de algunos cargos tributarios, como ser los derechos de aduana a ciertas materias indispensables para la marcha de estas actividades. Así nuestro Gobierno no haría más que imitar la actitud tomada por los de la mayoría de los países americanos que, sin ir más lejos, como el de allende los Andes han suprimidos los derechos de internación de la película virgen.

Otra ayuda muy eficaz sería la subvención adecuada del Instituto de Cinematografía Educativa, para que éste pueda dedicarse a su verdadera función orgánica: educar por medio de la película. Actualmente, dicha entidad, para procurarse los medios de subsistencia, tiene que realizar tarbajos que son ajenos a sus actividades educativas, como ser: fotografías, revelados, rotulajes, etc. Naturalmente, en su calidad de organismo semi-fiscal, el Instituto hace estos trabajos a un precio más bajo que el que pueden hacerlo los estudios particulares. Si el Gobierno subvenciona las actividades del Instituto de Cinematografía Educativa, en la forma como ya lo hemos indicado en otras oportunidades, ése dejaría de inmiscuirse en una competencia en la que lleva gran ventaja y que va en detrimento del avance de los estudios peliculeros locales.

La insistencia con que las personas afectadas nos han hablado de estos asuntos nos hace esperar que nuestras indicaciones no caerán en el vacío.