Martina es una cantante que mezcla una extraña combinación de frustración e impulsividad y que está atravesando por una época difícil de su vida: profesionalmente se siente vacía y estancada ya que su momento de fama ha pasado hace mucho; por el tema familiar está sola (con sentimientos de inferioridad hacia su madre y su recuerdo, y con un padre en estado de coma); personalmente sin relaciones sentimentales, con una gata que está continuamente en celo; y sexualmente frustrada por una combinación de ninfomanía y frigidez que se ha mantenido por un largo periodo de tiempo.
La película sigue la misma tónica de los trabajos anteriores del director. Te creís la más linda, pero eris la más puta (2009) presentaba a un adolescente de palabra fácil que se mueve por el barrio Bellavista buscando reconocimiento; luego Soy mucho mejor que voh (2013), retrataba a un cuarentón en medio de una crisis de identidad luego de la independencia y éxito laboral de su esposa. El aspecto en común de las tres películas: la decadencia de los personajes.
La película comienza con Martina presentándose en un bar, con una hermosa, imponente y elegante presencia acompañada de una voz fuerte y delicada siguiendo los tonos de “Te vas”, canción que hace referencia al descenso de su carrera y su vida. El inicio nos muestra a un personaje principal que es fuerte, una diva, pero que se siente estancada, viviendo todos los días a la sombra de una madre famosa ya fallecida y sufriendo por no poder disfrutar de su sexualidad. Todo esto cambia con la llegada de Francisca y César, una pareja de chilenos que la buscan por un deseo que raya en la obsesión: Francisca cree que Martina es su hermana, y se empeña por que vaya a Chile para confirmarlo mediante una muestra de ADN y crear así un lazo de hermandad.
Más que sentirse cercana a Francisca o curiosa por confirmar o no esta afirmación de hermandad, lo que hace que Martina toma en cuenta a esta pareja es cuando conoce y habla con César, ex pareja de Francisca, y es que en ese momento algo maravilloso y olvidado ocurre: Martina “la seca” se moja. Efectivamente luego de una aventura sexual con él lo ve como la solución a uno de sus mayores problemas: la insatisfacción sexual. Es así como decide cruzar la cordillera y seguirlo hasta Chile, esperando recuperar su libido, sin saber que podría encontrar el afecto de una familia.
La historia transcurre entre Argentina y Chile, específicamente Buenos Aires y Santiago, en una gran colaboración inter-país. El ingreso de Martina a Chile es turístico, en taxi, pasando por la Moneda, la Alameda, de una manera casi provinciana, conociendo la gran ciudad por primera vez, visitando parques y miradores. Pero dentro de todo se muestran locaciones habituales, como casas y departamentos, que dan cuenta de la inserción de Martina en dinámicas familiares chilenas cotidianas.
En esta misma línea de tránsitos trasandinos, los personajes representan perfectamente los estereotipos de nacionalidades “chilena” y “argentina” en cuanto a la entonación y a muletillas propias de cada cultura. El papel principal de Martina a manos de Antonella Costa, justamente muestra el estereotipo de una mujer fuerte, pero que sin embargo guarda grandes problemas personales, una personalidad volátil y cambiante, con una inseguridad y soledad que late bajo la superficie (vivir bajo la sombra de su madre, el tratar de llenar los vacíos con sexo, el buscar el amor de César). En cuanto a Francisca, interpretada por Geraldine Neary, se muestra (aunque con poca profundidad) a una mujer de carácter débil, atormentada, que contrasta en extremo con Martina.
Ahora bien, a pesar de ser diametralmente opuestas, algo que llama la atención es que el desarrollo personal de estas mujeres a lo largo de la trama deja una sensación de pendiente. Cuando la película inicia las mujeres están en un punto emocional, personal y sexual de sus vidas que empieza a variar: se conocen, crean lazos, y se descubren un poco más de sí mismas. Sin embargo, al final siguen de la misma forma, pareciendo no ocurrir ningún cambio profundo en su forma de ser, ni muestran cómo les afectó todo lo que pasó. Tal como en sus películas anteriores, los personajes de Ché Sandoval, no evolucionan
Como puede esperarse, uno de los puntos centrales del film es la temática de la liberación sexual de las personas, o en este caso, el cómo viven su sexualidad las mujeres y cómo la crianza, la forma de vivir y los eventos que les ocurren a lo largo de sus vidas, afectan uno de los aspectos más vitales de los seres humanos, su sexualidad.
En este caso, lo que nos presenta Dry Martina es simplemente una pincelada, una aproximación, que se presenta de tal forma que hace que como espectadores, podamos identificarnos de alguna forma con alguna situación, pasando desde la incomodidad, la felicidad, excitación o comprensión, lo que es un gran logro. El hacer que un amplio rango de espectadores, sin importar su rango etario, sexo o situación personal pueda sentir alguna conexión con los personajes, es memorable.