De gran calidad resultó «El hombre y la montaña»
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SE TRATA DE UN FILM DOCUMENTAL CHILENOS, REALIZADO POR ARMANDO ROJAS CASTRO.

EN UNA exhibición especial, a la que fueron invitadas numerosas personalidades del comercio, la industria, los poderes públicos y la política, además de cinematografistas y periodistas, se proyectó la película chilena titulada “El Hombre y la Montaña”.

Se trata de un documental, dividido en dos partes, que cuenta en detalle el proceso de elaboración del cobre chileno en las minas de El Teniente. Los primeros capítulos del film se agrupan bajo el título de “Desarrollo industrial”, y la segunda sección se llama “Desarrollo Humano”. En el primer caso, se muestran todos los aspectos de cómo se extrae y se elabora el cobre, añadiéndose -además-, algunas escenas sobre el desenvolvimiento de las actividades subsidiarias que han crecido paralelamente a la explotación del cobre. Posteriormente se puede apreciar el estándar de vida de los obreros y empleados que trabajan en Sewell, Caletones y Coya. Y desfilan ante el espectador: escuelas, tiendas, plazas, casinos (donde está proscrito el alcohol), salones de bailes, piscinas, hogares, hospitales, etc.

Lo que más me llama la atención en esta película es su calidad técnica. Sin duda alguna, se trata de uno de los mejores films chilenos exhibidos en nuestro país. Tanto el encuadre como la fotografía, son descriptivos y de gran belleza plástica. El film revela variedad de ángulos y buen gusto en la selección de los ambientes. Estas virtudes resultan doblemente valiosas por cuanto las condciones de filmación en las minas son difíciles, y a veces, hasta imposibles. No es tarea sencilla fotografiar una escena en el interior de un callejón subterráneo, donde las condiciones de luz, generalmente son desfavorables. Sin embargo, en este documental no sólo la fotografía es nítida, sino que, además, tiene calidad artística; excelente composición, ambientación adecuada e inteligente aprovechamiento de los tonos claroscuros que dan a cada escena una atractiva intención dramática. En otro orden de cosas -cuando la cámara mostró los exteriores: las innumerables escaleras de Sewell o los jardones de Coya-, también la fotografía destacó muy bien los distintos ambientes. Lo mismo puede decirse del sonido, que mezcló simultáneamente ruido ambiente, música de fondo, efectos,y voz del narrador. Y todo esto se escuchó con nitidez y calidad. Sin embargo, hay algunos reparos que formular. La película habría ganado infinitamente de haber contado con una narración menos técnica y más entretenida. Hacía falta un relato que mantuviera el interés del espectador, no sólo por el aspecto descriptivo, sino por lo anecdótico,y, especialmente, lo humano. La película es demasiado documental: habría ganado mucho con un argumento sintético que alivianara la descripción técnica.

Con todo, insistimos en señalar que se trata de una las mejores producciones realizadas en el país, no sólo entre documentales, sino también entre las películas de largometraje. Se nota que hay seriedad y dedicación en el trabajo, honradez artística y afán de superación. Si faltó un poco de ingenio, en cambio abundan la calidad técnica y las excelentes virtudes cinematográficas. Es una película que no sólo deja satisfecho al espectador, sino también lo hace sentirse orgulloso, pues revela que existen en el país técnicos y directores capaces de hacer una buena película.

El hombre y la Montaña” señala un avance importante en el desarrollo de nuestra industria fílmica que ya puede confiar tranquila en la eficacia de los elementos que en ella colaboran. Sólo hacen falta nuevas oportunidades; nada más. Teniéndolas, los cinematografistas chilenos-como en este caso-podrán demostrar que están a la altura de los buenos técnicos hispanoamericanos.

Señalemos, por último, algunos detalles informativos, a propósito de la película. La dirección, encuadre, guión, miniaturas, selección musical y narración pertenecen a Armando Rojas Castro; la cámara estuvo a cargo de Oscar Gómez; el sonido, a cargo de Floreal Castro; el locutor fue Mario Céspedes; y como asistente de dirección se desempeñó Ghislaine Bunster.

La película-que distribuirá Alvarez, Giménez y Cía.Ltda.-será exhibida en los partes en los cines: Santa Lucía, Central y Bandera.

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