La casa lobo: La evocación del terror primigenio
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La casa lobo (2018)

Con un título que hace clara alusión a los cuentos infantiles, La casa lobo se nos presenta en afiches y posters como la portada de uno de los cuentos de la serie El país de los Cuentos de la editorial Froebel-Kan. En esta línea se nos introduce la historia como la de una narrativa para niños en una comunidad que hace clara alusión a Colonia Dignidad, mientras que en la película se menciona que la misma es parte de su archivo fílmico. La historia es la de María, una niña que escapa de la comunidad llevándose a unos cerditos consigo, para posteriormente evidenciar las consecuencias de hacer esto. La técnica utilizada corresponde al stop-motion con una combinación de elementos en dos y tres dimensiones muy dinámica, que no busca una prolijidad técnica en pos de una estética propia.

Esta película es parte del trabajo de los directores Cristobal León y Joaquín Cociña, el que comenzó con los cortometrajes Lucía (2007) y Luis (2008), en los cuales se deja manifiesta la técnica y estética de sus obras posteriores, como lo son los cortos El arca (2011), El Templo (2011), Padre. Madre. (2011) entre otros. La Casa Lobo no es la excepción, además de tener el carácter especial de ser su primer largometraje.

Un elemento destacable de la película es que juega a ser un símil de la literatura infantil, explotando este aspecto de la intertextualidad de tal forma que le da un tono pesadillesco. Esta alusión hace mucha remembranza a los cuentos de la tradición oral en donde se presentaban historias aleccionadoras a los niños que muchas veces tenían un desenlace drástico o hasta macabro dada una falta cometida por el protagonista, como es el caso de Caperucita Roja de Charles Perrault (1697).

Entre los elementos del terror infantil con los que juega con cierta sutileza La casa lobo, se encuentra la locación utilizada: todo transcurre en una casa, un entorno cerrado, pequeño, con colores opacos y una estética sucia, en síntesis, una locación que induce la claustrofobia, donde los personajes se ven inhabilitados a salir por el peligro que hay afuera, el cual es otro elemento que aporta a esta atmósfera, el miedo a lo desconocido, a lo exterior desconocido y oculto, al lobo, ese terror a que algo se aparezca por la ventana o entre al refugio.

Otro elemento destacable, manejado de forma aún más tenue, pero presente sin duda, es la metamorfosis de los elementos de la película y los personajes, que recuerda ese miedo infantil a que la mancha de la pared se agrande y se transforme en una forma humana, o a que un cúmulo de elementos, como ropa amontonada, adquiera vida. La película, con sus elementos antropomórficos, rememora esos miedos primigenios.

Por otro lado, algo que es muy valorable y positivo en la película es el sonido y la actuaciones de las voces. En este punto, cabe recordar que el stop-motion corresponde a un montaje de fotografías con una técnica que no permite la adquisición de sonido en paralelo, por lo que todo audio, voz, musicalización y efectos de sonido de éstas son parte de la postproducción. Así, es destacable que cada movimiento, pintura, construcción y metamorfosis de los elementos lleve un sonido que lo acompaña magnificando la sensación de movimiento.

En la línea de la actuación de las voces, es alto el contraste entre la voz de María, el personaje protagónico, y la del ente exterior. Mientras la voz de María se presenta frágil, muchas veces susurrante e infantil, la del ente exterior es una voz adulta, fuerte, potente, clara e incluso paternal, lo que hace crear una asimetría notable entre los personajes que acrecienta esta sensación de inseguridad.

Finalmente, y retomando esta construcción de cuento infantil, esta película hace referencia a algo que está presente en el imaginario social chileno, Colonia Dignidad, asentamiento de origen alemán que funcionaba de forma bastante similar a un enclave en territorio chileno durante la época de dictadura militar, donde funcionaron centros de tortura y una figura clave, la de su fundador Paul Schäfer, regidor de las vidas de sus habitantes.

Si bien la película no se adentra en elementos relacionados con la colonia, lo que no permite hacer un análisis profundo, tanto en el inicio como en el final se hace alusión a esta. Algo muy llamativo es que la voz en off del ente externo genera esta imagen de ente benefactor y protector muy similar a la voz del personaje de Schäfer en la película Colonia (Florian Gallenberger, 2015), por ende es posible distinguir un personaje casi arquetípico al tocar esta temática. Efectivamente el filme logra el objetivo de presentarse como lo que sería un cuento de aquella comunidad, pero no de forma literal (es decir, como aquello que diría el cuento), sino como la pesadilla que podría tener un niño después de escuchar aquel cuento.