El Salvavidas: Mirándonos con cariño
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El salvavidas (2011)
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Los chilenos de vacaciones no queremos que nadie nos mande. Guatita al sol, decidimos que durante el año nos dan demasiadas órdenes, así que en los pocos días que tenemos de playa queremos hacer las cosas a nuestra manera. Esa rebeldía veraniega se topa con la labor de aquellos cuya responsabilidad es hacer respetar ciertas normas de convivencia y seguridad en las playas: los salvavidas.

Esta es una de las muchas aristas que la realizadora Maite Alberdi muestra en su primer largometraje documental. Luego de una investigación de tres años y de entrevistar a más de cien salvavidas la realizadora decidió centrarse en Mauricio, un salvavidas con un llamativo estilo rastafari que al mismo tiempo es un campeón del orden y que trabaja en una de las playas más populares y peligrosas de la zona central: El Tabo.

La minuciosa investigación y la metódica observación por más de un mes en el lugar de la acción, brindó las herramientas para la elaboración de un documental que, en muchos sentidos, tiene la construcción narrativa de una ficción con protagonistas, antagonista y conflictos. Alberdi ha dicho que prefiere filmar la realidad en vez de reconstruirla porque lo que sucede en la vida misma nunca deja de sorprenderla. En este sentido la película también es una grata sorpresa para el espectador que rápidamente se ve seducido por la acción, los personajes y este constante espejeo que hace el documental sobre la idiosincrasia chilena.

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El Salvavidas se estrenó en Chile en el Festival de Valdivia del 2011, donde consiguió el premio del público lo que corrobora que la intención de la realizadora de hacer una película para la audiencia se concretó eficientemente. El Salvavidas es un documental fácil de ver, entretenido y con mucho humor que al mismo tiempo que logra interesarnos por estos personajes y sus particularidades, está dando cuenta de cómo nos relacionamos los chilenos cuando las exigencias laborales desaparecen y nuestro objetivo principal es disfrutar.

Se aplaude el ejercicio de Alberdi y equipo –en el que se incluyen otros destacados realizadores como Sebastian Brahm en guión y Alejandro Fernández Almendras en montaje-, y su aporte a permitirnos vernos en pantalla, de alimentar visualmente los imaginarios que tenemos respecto a nosotros mismos con obras locales, en vez de fantasear con lo ajeno y vivir en la comparación. El salvavidas es una buena opción para ir a la playa desde la butaca del cine, observarnos con cariño y sonreír ante nuestra picardía, desorden y encanto.