Drama, de Matías Lira

Tras formarse como actor, Matías Lira decidió incursionar como director en el séptimo arte. Por ello, y tras adjudicarse un premio otorgado por el Programa Ibermedia que le  permitió la distribución de su ópera prima, el pasado 7 de octubre su debut como realizador se materializó con el estreno de Drama.

La cinta se ambienta en una escuela de teatro donde Mateo (Eusebio Arenas), Ángel (Diego Ruíz) y María (Isidora Urrejola),  tres jóvenes estudiantes de teatro, inician su violento y gratuito recorrido por los suburbios de la capital en busca de una experiencia real e intensa que les permita encontrar la verdad y con ello convertirse en buenos actores. Esto motivado por un sui generis profesor de teatro, interpretado por Jaime Mc Manus, quien en nombre de Antoine Artaud los insta a realizar este periplo.

El artista y teórico francés Antoine Artaud es uno de los grandes reformadores del teatro. Sus postulados escénicos señalan a éste  como una experiencia mítica, sensorial, alejada de la mimésis o convencionalismos clásicos, un espectáculo que sea una experiencia capaz de conmover- en cualquiera de sus formas- al espectador. Sin embargo, nada de lo expuesto en Drama se acerca ni siquiera someramente a esto. Al contrario, resulta burdo que la dichosa búsqueda de la emoción intensa que dé origen a la verdad se asocie al dolor físico, a la prostitución, drogadicción y alcohol. María en un ejercicio en clases intenta encontrar la verdad mientras un compañero la ahorca, Ángel se inicia como taxi boys intentando hallar lo mismo y Mateo espera que sus dos compañeros le provoquen celos que le permitan conseguir la ansiada verdad, lo que de paso- se supone- los convertirá en buenos intérpretes. Y digo se supone porque hasta cuando se establece que lo están haciendo bien, los actores se aprecian débiles y poco convincentes.

Drama está llena de escenas, imágenes, diálogos que intentan ser perturbadores, chocantes, conmovedores, pero que están plateados de un modo tan grosero y gratuito que no consiguen ni por un momento tal propósito. Desnudos, escenas de sexo, diálogos que más que decidores resultan ridículos hacen que todo en la película se aprecie extraño, superficial y difícil de seguir. Textos como “Mamá quiero tu teta, dame tu teta” y alusiones incluso a los Derechos Humanos son parte del enmarañado y confuso mundo presentado en la cinta.

Artaud hablaba de despertar en el espectador algún tipo de conmoción, alegría, tristeza, rabia, molestia, pero lamentablemente la cinta de Lira no consigue generar nada de aquello. Quizás inquietud por la extraña mirada del realizador. Los 75 minutos que dura la película se hacen lentos y uno se pregunta qué se quiso decir en Drama, pues si la idea era realizar una crítica al snob ambiente teatral, faltaron argumentos. Si por el contrario se quiso dar cuenta de una generación conflictuada, inmersa en situaciones familiares complejas, también faltaron argumentos y si siendo ingeniosos al intentar responder a esa interrogante pensamos que Lira quizó escenificar y difundir los postulados de Artaud, evidentemente también faltaron argumentos.

Si hay que buscar aspectos positivos del largometraje en  las direcciones de fotografía y arte se puede encontrar aquello. Pero resulta por lo menos lamentable que en el año 2010, cuando nuestro país cuenta con profesionales del área audiovisual destacados y que se han formado en instituciones respetables sean esos aspectos más bien técnicos lo único rescatable de un largometraje.

Lo más lamentable de Drama es que probablemente quienes vean la película se quedarán con una idea errada respecto a los conceptos de Antoine Artaud, autor anteriormente citado por otros artistas nacionales con maravillosos resultados como el trabajo de las compañías  Teatro del Silencio o Teatro La Memoria.