Cine Chileno 2011: Logros y tareas pendientes
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Este 2012 parte con buenas expectativas y varias tareas pendientes en lo que se refiere a cine chileno.  Desde mediados de los años 2000 la producción cinematográfica nacional ha venido experimentando una crisis de crecimiento. Al mismo tiempo que el número de producciones se multiplica, el público nacional se ha ido alejando de las salas en donde éstas se exhiben. En el 2010, por ejemplo,  de la más de veintena de películas que llegaron a estrenarse comercialmente sólo dos (Ojos rojos y Que pena tu vida) superaron los cien mil espectadores.

Lejos muy lejos, quedaron aquellos años en donde una película chilena llegaba a cifras cercanas al millón de espectadores-los reconocidos casos de El chacotero sentimental y Sexo con amor-, aunque la esperanza no se pierde, ya que el 2011 las cifras tuvieron un aumento significativo que podría revertir la tendencia a la baja de los últimos años. Casi un millón de personas llegaron el 2011 a las salas para ver cine chileno, logrando que del total de la audiencia en los cines un 5,4% fuera a las películas nacionales, una cifra pequeña, pero muy superior al 2,27% del 2010.

¿Cómo se explica este cambio? Básicamente ese aumento en las cifras se lo debemos a tres películas que llevaron miles de espectadores a las salas: Violeta se fue a los cielos (391.465 espectadores), Que pena tu boda con 206.266 y 03.34 Terremoto en Chile, de Juan Pablo Ternicier que sumó 180.073. O sea, sólo tres películas llevaron casi el 80% del total del público que vio cine chileno. ¿Qué pasó con los 23 estrenos restantes? Esa es la respuesta que se busca.

Hay alguna gente experimentada en el ámbito del audiovisual que dice que en el cine siempre se apuesta y que uno nunca puede saber con certeza si una película será un éxito o no. Eso puede tener bastante de verdad, pero también es cierto que hay algunos argumentos que hicieron que estas tres películas se destacaran del resto. En los tres casos podríamos pensar que parte del atractivo fue que el público tenía una relación previa con el tema del filme, lo que crea anticipadamente un interés. En el caso de Violeta… estamos hablando de una de las figuras más importantes de nuestra cultura, en el de 03.34… de una experiencia que nos tocó recientemente a todos los chilenos y Que pena tu boda es la secuela de una película relativamente exitosa del 2010 que ya tenía su público cautivo. Otro tema fundamental es la difusión, las tres películas desarrollaron buenas campañas de prensa y marketing que –aunque muy menores a las gigantescas campañas que desarrollan los bluckbuster hollywoodenses- si lograron que el público se enterara de que estas películas estaban en cartelera. Mención aparte merece el acertado uso de las redes sociales, que asegura que cierto público (más joven y asiduo a internet) reciba la información deseada, en este sentido Nicolás López probablemente sea el director nacional al que mejor le ha sentado esta herramienta, ya que su audiencia es la misma que consume masivamente internet.

¿Fueron las tres películas más exitosas, las mejores películas del año? Esa siempre es una pregunta complicada, ya que depende de que definamos por calidad. Esta es una discusión antigua y que pone a funcionar el prejuicio de que la gente va al cine sólo a distraerse y, por lo tanto, prefiere las películas más digeribles, que a juicio de algunos críticos es sinónimo de cine menor.  Por lo menos Violeta se fue a los cielos parece ser de aquellas películas que logra equilibrar un cine cuidado, pensado y bien puesto en escena con una historia emotiva y accesible a una audiencia amplia. ¿Y el resto? Entre las otras películas chilenas que llegaron a cartelera el 2011 para mi gusto hay verdaderas joyas como Nostalgia de la Luz o El Mocito, otras películas muy interesantes como La muerte de Pinochet, El edificio de los chilenos, Lucía o Ulises que no lograron llegar a un público mayor no por falta de méritos, sino porque tanto la difusión de ellas, como los circuitos en los que se movieron no lograron acercar a un público mayor. Casi todas estas películas se estrenaron en el circuito paralelo, ese compuesto por salas de cine arte, el de cinetecas y el cine BF de Huérfanos. La mayoría de estos lugares ha recibido apoyos del Consejo de la Cultura para mejorar la calidad de las exhibiciones y eso está muy bien, pero aún hay mucho por hacer si queremos que estas y otras salas estén repletas de público queriendo ver nuestro cine.

La difusión y el marketing son esenciales. Es cierto que las producciones nacionales no disponen de los recursos de las grandes distribuidoras internacionales, pero tienen que existir los espacios publicitarios y mediáticos para que el público se informe y se interese por películas que les deberían resultar más cercanas. También acá la televisión tiene un rol fundamental, aunque se celebra que últimamente TVN ha estado exhibiendo cine chileno reciente, esto no debería ser una excepción sino parte continua de su programación y a buenos horarios. Por supuesto que los mismos realizadores también tienen acá una responsabilidad. Aunque es innegable que la calidad de las películas ha aumentado en los últimos años, hay una parte importante de las realizaciones nacionales que parecen hablarle a un público muy de nicho o extranjero. Ya no es raro que las películas chilenas sean reconocidas en prestigiosos festivales internacionales, es evidente que hay un tipo de cine nacional que funciona muy bien en esos circuitos. No se si será posible que esas mismas películas funcionen también con las audiencias, pero me niego a pensar que el público chileno no reaccione ante cintas de buen nivel que les hablen de ellos mismos. Allí tanto los cineastas, como el medio audiovisual, la televisión, la prensa y el mismo público tienen tareas pendientes.