Crítica a Cabo de Hornos
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Para quienes conozcan el libro “Cabo de Hornos” del escritor nacional Francisco Coloane, debe haber sido una deprimente sorpresa esta pretendida versión cinematográfica estrenada hace poco en Santiago. Y para aquellos que no la han leído, desgraciadamente, también.

Este film, dirigido por Tito Davison, según una “adaptación” de Jesús Cárdenas, se caracteriza por lo absurdo de su tema, la falsedad de sus situaciones y su mediocre construcción dramática. Frente al argumento no queda más que dudar que Cárdenas haya realmente leído el libro de Coloane, cuyos elementos –ambiente, paisaje, personajes e incluso temas perfectamente cinematográficos- han sido totalmente desaprovechados.

En la película se han mezclado indiscriminadamente las acostumbradas fórmulas del cine mexicano –la hermosa niña de alta sociedad, que se cre marcada por un destino adverso, no quiere por esta razón unir su vida a la del varonil cazador de ballenas cuya fina sensibilidad no resiste los tristes recuerdos que le afloran al escuchar la canción “Río, río…”- con algunas interesantes escenas de la caza de la ballena y una serie de hermosas tomas realizadas en el Sur de Chile, todo esto último debido a la buena fotografía de Andrés Martorell.

La acción, tal como está planteada, podría haberse desarrollado, con la misma falta de propiedad, en cualquier región costera del mundo. La ambientación es débil y en muchos casos no consigue dar la impresión de realidad. La relación hombre-paisaje, tan importante en la obra de Coloane, cuyo aprovechamiento cinematográfico habría sido de profundo interés, no existe en la película.

Finalmente es necesario llegar más allá de la mitad de la película para que ésta presente algún problema que justifique lo hasta entonces mostrado, problema que culminará en un final que preferimos no calificar.

Vale la pena preguntarse hasta cuándo el público y parte de la crítica chilena seguirán amparando con un generoso, pero mal entendido patriotismo, películas como ésta, fiel exponente de una producción que constantemente está dañando nuestra cultura nacional y que en este caso ni siquiera es totalmente chilena (¡gracias a Dios!).

P.Ch

SEPTIMO ARTE, conversó con Francisco Coloane, quien nos declaró que él no tuvo intervención alguna en el argumento ni en el guión definitivo, el cual ni siquiera le fue dado a conocer.

-Cuando Tito Davison y Jesús Cárdenas me leyeron el argumento elaborado por el segundo –nos dijo Coloane– manifesté mis reservas frente a la calidad de éste- la contestación que obtuve no admitió, por lo demás, ninguna discusión.

“ponga en el fiel de una balanza –le había contestado Davison– los veinte o más millones que la Compañía arriesga en este film. En un platillo ponga la experiencia de las veintidós películas dirigidas por mí y agréguele las cuarenta adaptaciones y guiones originales realizadas por Jesús Cárdenas… En el otro platillo ponga la experiencia cinematográfica de Francisco Coloane”.

Es necesario, pues, dejar bien en claro que la participación del escritor nacional Francisco Coloane en la película Cabo de Hornos se reduce a su actuación en dos escenas cortísimas de la misma y a la venta de los derechos de adaptación cinematográfica de su libro. Por lo demás la relación del libro con la película se reduce exclusivamente al título, tal como lo prodrá apreciar cualquier espectador que conozca el primero.

La redacción.