Control de Estrenos: «Bajo un Cielo de Gloria»
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Con escasos recursos técnicos, aprovechando hábilmente escenarios naturales e interiores no construídos especialmente para el cine, he aquí una película de méritos en la historia de nuestra cinematografía. Se incorpora con ella, por primera vez al cine nacional, el tema de la aviación, que ha sido ampliamente explotado en otras partes, y ante cuyas dificultades habrían retrocedido nuestros cinematografistas. José Bohr ha intentado la empresa, y a pesar de la visible escasez de recursos, ha obtenido un éxito muy halagador.

Actúan aquí, en los primeros planos: Mario Gaete, Mafalda Tinelli, Marianela, Jorge Reynó y, principalmente, el propio director de la cinta, José Bohr, en un papel muy adecuado a sus condiciones físicas e interpretativas. Este elenco puede parecer reducido en la enumeración que de él hacemos, pero basta dar animación muy legítima a todo el film, y para conseguir inclusive algunos efectos de emoción que son realmente apreciables.

Tal como en otras producciones de su género, hay aquí una rivalidad amorosa, cuya dramaticidad se robustece con la pasión de los celos, de modo que un padre (José Bohr), cree, equivocadamente, que es su hijo (Mario Gaete), su competidor ante María Luisa (Mafalda Tinelli). El equívoco se mantiene dentro de los límites del buen gusto, y da origen a algunas escenas en las cuales el joven protagonista termina redimiendo con su vida el error transitorio que lo llevó a desertar de la Fuerza Aérea en un instante de ofuscación.

Decíamos al comenzar que en esta cinta se habían empleado escasos elementos, y debemos recalcar la circunstancia, porque ella abona el hecho de que la película no alcance algunas de las posibilidades que por su argumento parecían accesibles. En la lucha heroica para obtener un resultado artístico apreciable, descuella notablemente José Bohr, en su doble trabajo director y de intérprete. En este segundo carácter lleva a cabo un trabajo feliz, en el cual la nota principal es la sobriedad. Reposado, dueño de sí mismo, mezcla bien el amor de padre con la rigidez de la ordenanza y convence sin excepción en cada detalle de la escena.

Cosa semejante cabe decir de la dirección, ya que sería imposible concebir un resultado artísticamente más eficiente dentro de la pobreza general de medios que hemos hecho resaltar; factor que nos hace también omitir aquellos defectos que se podrían señalar. Como una de las notas de mérito de la cinta, se debe señalar el buen aprovechamiento que se ha hecho de los recursos interpretativos de Mario Gaete, con lo cual se prueba una vez más que el buen intérprete resulta del consorcio de las condiciones físicas e intelectuales del actor, y de la diligencia y pericia del director. Mafalda Tinelli es extraordinariamente fotogénica, y con su discreta actuación en un papel secundario revela condiciones de que sin duda habrá de beneficiarse más adelante la cinematografía nacional. Marianela, que aparece por primera vez frente a las cámaras, no luce lo suficiente, ya que está en un papel que, según nos parece, no corresponde a su físico, puesto que, a pesar de su extrema juventud, nos la imaginamos mejor como actriz de carácter, en actuaciones semejantes a las que nos ofrece Ida Lupino en el cine de Hollywood. Los demás actores, Reynó, Caicedo y Oyarzún, se ajustan a las exigencias del argumento y animan simpáticas escenas.

Grazziani y Bernal supieron manejar con habilidad una cámara insuficiente, logrando obtener resultados muy satisfactorios.

En resumen: “Bajo un Cielo de Gloria” es una película que se ve y se oye con interés, enaltece el espíritu patriótico, que despierta gratas emociones, y que dentro de su sencillez, alcanza un nivel destacado en la producción de 1944.