Inmersa en el proceso de escritura del que será su próximo documental, la directora Constanza Gallardo debutó en las salas chilenas el pasado 28 de junio con En tránsito, proyecto en que aborda la intimidad del mundo trans a través de cuatro personas que abren las puertas de sus vidas para exponer lo difícil que es el día a día para ellos en una sociedad que no los reconoce. “La película llama a ponerte en los zapatos de otro”, dice la autora.
Tres años demoró la realización del documental En tránsito, de autoría de Constanza Gallardo, que el pasado jueves 28 de junio se estrenó en varias salas alternativas desde Antofagasta a Coyhaique. En medio de las actividades previas al estreno, la directora debutante conversó con Cinechile.cl acerca de su película y los próximos proyectos que está desarrollando.
En tránsito aborda el tema de la transexualidad en Chile. ¿Cómo llegas a ese tema?
– En primera instancia fue una búsqueda súper personal. Tenía que hacer mi tesis universitaria y había tenido un intento fallido de ficción. Como siempre me había gustado más el documental, me decidí a hacerlo sobre el tema de la transexualidad, que era algo que me interesaba mucho. En ese momento estaba pensando en hacer una película de una persona trans, pero luego de investigar decidí que sería más de un caso.
¿Cómo fue el proceso investigativo para la película?
– Me puse a investigar y llegué a la Organización Trans Diversidades (OTD) y ellos me dieron el espacio para poder integrarme a las reuniones que hacían. Estuve seis meses participando y me di cuenta de cosas muy fuertes que pasan las personas trans, en cuanto a que sus derechos son vulnerados. En ese momento decidí que era mejor que la película no se centrara en un solo personaje, sino que abordara varios tópicos porque las personas que participaban de OTD tenían diferentes realidades que yo sentí necesarias de exponer en la película.
¿A todos los conociste en la OTD?
– A todos menos a Matías. Cuando comencé el proceso de la película me propuse tener un menor de edad porque me parecía interesante exhibir esa realidad. Buscando llegué a la Fundación Transitar y ahí me hablaron de Matías, que en ese momento tenía 14 años. Como era de Los Andes lo llamé, conversamos, me contó un poquito su historia y decidí ir a visitarlo. Conocí a su familia, a él un poco más, y me manifestó su disposición de participar, así que fue la única búsqueda de un niño que hice. En cambio con las demás personas fue un proceso más amplio. Prácticamente los elegí por las historias que tenían, lo que me gustaba de ellas.
En la película varios declaran estar cansados de dar explicaciones e incluso que debido a experiencias traumáticas han decidido contar sobre su condición sólo a gente muy cercana, pero pese a ello decidieron estar en el documental. ¿Cómo los convenciste de participar, pensando justamente en la exposición que te da una película?
– Creo que me gané su confianza. Me pasó con Paty y Gis que siempre los veía en OTD y ellos también me veían a mí, luego de ese reconocimiento confiaron en lo que quería hacer, sobre todo Paty porque ella no había visibilizado el tema. Ella hizo su tránsito, cambió de trabajo e hizo una vida nueva, entonces para ella también ha sido un proceso súper importante y quiere contarlo, a pesar de toda la discriminación, de todas las cosas que pueden sufrir están las ganas de hacer visible el tema porque hace tres años atrás no era tan contingente como hoy.
Aparte de la confianza, creo que hay una necesidad de ellos de contar sus historias, de mostrar una lucha que llevan las personas trans hace años.
La película expone la intimidad y cotidianeidad de los personajes. ¿Buscabas eso al iniciar el proyecto?
– Sí, lo plantee desde el principio en el guión porque quería que se viera el cotidiano de las personas trans, quería y quiero que se entienda que son personas comunes y corrientes, que el espectador que puede sentirse muy alejado del tema, se dé cuenta que hacen las mismas cosas que él. La película busca generar esa empatía que nos hace tanta falta como sociedad.
Cuando empezaste la película hace tres años el tema no era tan visible como hoy. ¿Crees que este es un muy buen momento para que la película se estrene?
– Sí, de hecho creo que tuve mucha suerte. Se visibilizó mucho el tema gracias Una mujer fantástica, también ahora con la lucha por la Ley de identidad de género e incluso con el bus de la libertad. Eso va a ayudar mucho a la película porque está en contingencia el tema. Creo que también estamos en un momento de cambios como país.
Una de las cosas que exhibe la película es la discriminación dentro de personas que también han sido discriminadas, de otras minorías sexuales, situación que resulta un tanto inexplicable de buenas a primeras…
– Pasa que la transfobia puede venir de cualquier parte y dentro de la diversidad sexual existe. Para mí es súper fuerte que dentro de la diversidad sexual suceda porque nosotros también haemos sufrido esa discriminación. Las personas trans viven ese hostigamiento constantemente y es súper duro. A mí me da mucha pena escuchar que Matías prefiere quedarse en la casa en vez de ir al médico cuando está enfermo, porque sabe que va a pasar un mal rato. De cosas como esa me di cuenta cuando hacía la investigación, y si bien conté cuatro historias, conocí 26 más que eran igual de fuertes. Creo que la película llama a eso, a ponerte en el zapato del otro, a empatizar independiente del punto de vista que se mire.
¿Cuáles son tus expectativas con el estreno de la película?
– Que ojalá vaya público. No sólo por llevar gente a la sala sino porque creo que es un tema muy importante, siento que es una película súper necesaria. Es difícil sobre todo porque es un documental chico e independiente. Si bien, yo sé que la película tiene su nicho, no la hice para ese nicho, la hice para un público amplio y familiar.
Luego del estreno, ¿qué proyectos vienen para ti?
– Estoy haciendo la investigación de mi próxima película que también es documental y se desarrolla entre Chile y México. Es la historia de una familia chilena que vive en Chillán, pero una parte de ellos viven en México. A través de esa familia queremos abordar la brecha generacional que se ha visto en Chile, permitiéndonos tomar distintos temas, como por ejemplo el ser mujer en los sesenta o setenta, todo ese machismo. También se da cuenta la diversidad sexual o de las generaciones más jóvenes y su desinterés en definirse con ideas políticas de izquierda o de derecha. La película se llama la distancia.
En marzo pasado me fui a México y estuve con una de las integrantes de la familia en Chiapas. Ahora estoy escribiendo.