Cinematografía nacional (La agonía de Arauco)
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La «Chile Film», la valiente empresa nacida del entusiasmo y fe de cinematografistas tan esforzados como los señores Giambastiani, Bidwell y Larraín, ha lanzado hace poco su primera obra: «La agonía de Agrauco o el olvido de los muertos«, con un resultado brillante que es un merecido premio de sus iniciativas y tesón.

Venciendo más que la indiferencia, el exceptismo sacástico de la mayoría de la gente de cine, los propietarios de la «Chile Film» se propusieron implantar en el país la industria cinematográfica y arriesgar ingentes capitales en su realización.

Hasta entonces, se había hecho películas solamente por vía de ensayo y para especular con el calificativo de film nacional. Nadie se atrevía a montar talleres, galerías y laboratorios; todo se improvisaba en forma de que, concluída la elaboración de la cinta, no quedara ninguna inversión gruesa muerta. La «Chile Film», no. Segura del éxito, edificó casa, teatro de pose, laboratorio definitivo, compró numerosos aparatos, contrató empleados, etc. Así se comprende que «La agonía de Arauco» haya resultado una verdadera obra cinematográfica que puede ser colocada sin desmedro al lado de muchas cintas europeas producidas por casas veteranas del film.

El argumento, original de la distinguida escritora Srt. Gabriela Busenius, más conocida por su pseudónimo literario de Gaby, es un sentimental romance de amor muy delicado y finamente desarrollado. Su protagonista es una hermosa y rica viuda que ha perdido su marido y su hijo en una terrible tragedia. El recuerdo de los muertos queridos parece haber cerrado su corazón a un nuevo amor, pero al fin conoce a un hombre cuyo tacto exquisito, comprendiendo el estado de alma de aquella mujer, consigue despertar en ella una nueva pasión, borrando poco a poco el doloroso recuerdo hasta llegar al olvido de los muertos.

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Inteligentemente ligado a la trama principal, se desarrolla un argumento secundario que nos cuenta la vida pretérita y presente de los araucanos, los indómitos indios convertidos hoy en pobres y tímidos seres por obra del alcohol y de la más cruel injusticia. Sirve de ligamento al tema primario con el complementario, dulce personaje representado por Catrileo, el desgraciado indiecito protegido de la protagonista.

Haciendo obra patriótica, la «Chile Film» quiso que «La agonía de Arauco» fuera también un film de propaganda de las bellezas naturales de nuestro país. Por esto las escenas se desarrollan en los más variados puntos de nuestro territorio, principiando por Viña del Mar, el aristocrático balneario, hasta llegar a los últimos confines de nuestra frontera, en la zona de los lagos, bosques y mapuches.

La interpretación, bastante aceptable para artistas novicios, es, como decíamos antes, comparable a muchas que vemos diariamente en cintas extranjeras. El niñito Catrileo ha sido considerado como una precocidad artística y logra conmover intensamente con su tierno rol.

Finalmente, como trabajo fotográfico, «La agonía de Arauco» no merece sino elogios. El señor Salvador Giambastiani se ha demostrado como un técnico de primer orden. Los numerosos paisajes de la obra son verdaderos cuadros artísticos tanto por sus efectos de luz como por sus virajes, y todos los críticos han estado conformes en afirmar que son para Giambastiani los mejores honores de la jornada.

Nota: El texto ha sido transcrito respetando la ortografía que presenta el artículo original.