Con una justificada curiosidad se ha esperado el estreno de la película chilena «Hombres del sur«, en cuya realización han trabajado apasionadamente Pérez Berrocal y Berthelón.

Las últimas películas nacionales que revelaron un honrado esfuerzo y facultades en algunos intérpretes, fueron dos producciones de Jorge Délano (Coke), que alcanzaron franco éxito. Y para hablar de éxito es necesario precisar; pues hoy se habla de brillantes victorias en circunstancias que todos sabemos que sólo se trata de mal disimulados fracasos. Los números son rotundos. Esas películas de Délano alcanzaron hasta veintidós exhibiciones diarias en Santiago.

En 1926 Délano estrenó «Luz y sombra«, en la cual se reveló Francisco Huneeus Salas como un temperamento excepcional. Esta película poseía una intriga novelesca presentada con habilidad, y varias escenas de emoción. En 1934 Délano presentó en la pantalla a Alejandro Flores. Fué una película desigual, pero interesantísima. Flores estuvo muy lejos de ofrecer en el celuloide ni siquiera un reflejo de su calidad escénica.

En los orígenes de nuestra cinematografía Pedro Sienna, con «Un grito en el mar«, y Nicanor de la Sotta con «Golondrina«, fueron dos aciertos que el público aplaudió con calor.

Ultimamente no se ha hecho ningún esfuerzo serio. Hay, pues, curiosidad por conocer «Hombres del sur«, con la esperanza de encontrar algún progreso. Así lo deseamos vivamente. Una gran parte de nuestro público se interesa por el cine nacional. Recordemos que «Golondrina«, «Un grito en el mar«, y en 1934 «Norte y sur«, alcanzaron un número de exhibiciones que hoy en Santiago, con excepción de las piezas geniales de Chaplin, no alcanzan las superproducciones extranjeras.