Cine: inquietud universitaria
Personas relacionadas (1)

EL PRIMER PASO

La primera forma de acer­tamiento de las Universidades al fenómeno cinematográfico en nuestro país se ha producido, generalmente, por el interés que existe en difundir el cine como arte, como medio de expresión y forma de comunicación. Pareciera como si el impacto que el cine produce en la so­ciedad provocara, como una primera reacción, el deseo de dar a conocer este descubrimiento a la mayor cantidad posible de personas. Así, difundir películas de valor, analizarlas, discutirlas, dar a conocer cinematografías desconocidas, analizar la obra fílmica y la trayectoria de los más importantes realizadores; en otros términos, hacer conciencia sobre el cine como arte y medio de comunicación y expresión, han sido los fines perseguidos por los grupos cinematográficos, cineclubes universitarios y Direcciones de universidades que se han dado a la tarea de estimular la actividad cinematográfica.

Desarrollada en dos áreas (una que corresponde a la difusión en 35 mm y que, casi siempre, se ha efectuado en salas de cine que funcionan comercialmente, y otra, que corresponde a la difusión en 16 mm, que se ha efectuado a través de circuitos no comerciales), esta tarea universitaria se ha visto dificultada por la escasez de material disponible. Especialmente lo ha sido en el área de la difusión a través de salas para 35 mm, donde la escasa disponibilidad de medios económicos, que obliga a depender de la distribución comercial y de las imposiciones en cuanto a oportunidad de exhibición que las compañías distribuidoras determinan, ha significado que las salas cinematográficas universitarias en Chile sean, en la práctica, salas de reestrenos de las películas de calidad o interés, que ya han sido exhibidas en salas céntricas o de circuitos. No obstante la falta de medios económicos para dotarse de material propio o para traer películas en préstamo a su costo, las salas de cine universitarias han hecho el es­fuerzo de incorporar a ellas factores diferenciantes que han contribuido en forma eficaz en esta tarea de hacer conciencia sobre el cine.

Su diferencia con el resto de las salas de cine radica esencialmente en que consideran el cine un arte y, por tal razón, promueven la realización de cine-foros; en la medida de lo posible, tienden a presentar los filmes en ciclos de realizador o género; han sido las primeras en mostrar y difundir los valores de cinematografías desconocidas en el país y que no habían interesado antes a las salas comerciales: cine latinoamericano, húngaro, yugoslavo, checoslovaco, búlgaro, joven cine alemán, etc. Las universidades cuentan con salas de cine en Antofagasta, Santiago, Viña del Mar, Concepción y Valdivia.

Las posibilidades de difusión, en cambio, sí se han incrementado en el área de 16 mm, alimentada con material de más bajo costo y fácil transporte y que, en muchas ocasiones incluso, es traído al país sin costo por los servicios culturales de las Embajadas.

Estas dos áreas, que hasta ahora han existido desvinculadas una de otra, tienden a integrarse en un nuevo concepto de la difusión cinematográfica, concepto que es común al quehacer cinematográfico universitario nacional y que se expresa claramente en las palabrass de Fausto Fleury,  jefe  de Extensión del Departamento de Cine de la Universidad de Chile, de Santiago, al referirse a la actividad que ellos están desarrollando: «La política de extensión cinematográfica de la Universidad se orienta hoy día, principalmente, a llevar el cine a los medios obreros, campesinos, pobladores; llevar el cine a un público hasta ahora marginado del fenómeno cinematográfico. Paralelamente se mantienen las proyecciones de cine para una élite intelectual en salas especia­lizadas y se cubre el amplio campo que ofrece la televisión mediante programaciones especiales. En esta forma se llega con el cine a todos los sectores de la comunidad».

Ya no más el cine concebido como un medio reservado a los locales céntricos, reservado para los que puedan llegar a éstos. Ahora el cine se acerca a los espectadores, va a sus centros de trabajo, a sus barrios, busca a quienes entregar sus contenidos, no espera que le busquen.

Sin embargo, esta frase de la difusión es sólo la primera parte del problema. Es indispensable que sea complementada para superar la recepción pasiva del cine. El Comité de Extensión Cinematográfica de la Universidad Católica de Valparaíso concretó esta nueva orientación al señalar que, por ser la obra cinematográfica elaborada por otras culturas, su recepción no puede ser acrítica por el espectador; es decir, deben entregarse al público las herramientas que le permitan conocer, analizar, desnudar el fenómeno fílmico para descubrir en él todo el trasfondo cultural e ideológico que conlleva. Sólo así será posible contribuir eficazmente a la liberación desde el campo de la difusión cinematográfica y permitir que el espectador ejercite efectivamente su libertad.

PRODUCCIÓN CINEMATOGRÁFICA

primerplano22_011972.jpgLa necesidad de creación, de investigación y de difusión dentro de la Universidad, como asimismo la necesidad de proyectar cinematográficamente valores universitarios, han conducido, en una segunda etapa, a la producción de cine universitario, ya sea a través de organismos de producción especializados, o bien a través de proyectos específicos de realización.

El Instituto Fílmico de la Universidad Católica de Santiago (hoy integrado a la Escuela de Artes de la Comunicación), Cine Experi­mental de la Universidad de Chile en Santiago (hoy De­partamento de Cine), el recién creado Departamento de Cine de la Universidad Técnica del Estado, en Santiago, la Clínica de Proyectos de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Concepción, el Taller de Cine de la Universidad Católica de Valparaíso (Instituto de Arte) y los grupos de producción nacidos en Valdivia y Antofagasta, constituyen todos centros productores de cine universitario que, comprometidos con el proceso de cambios que vive el país, buscan colaborar y participar en él a través del cine. Como lo expresara Pedro Chaskel, Director del Departamento de Cine de la Universidad de Chile en Santiago, ahora el cine es considerado tanto una forma de investigación y análisis de la realidad como una forma de elaborar un discurso sobre aspectos de nuestro quehacer cultural, social y económico.

FORMACIÓN PROFESIONAL

La Universidad Católica de Santiago y la Universidad Técnica del Estado han enfocado la enseñanza del cine a través de la creación de escuelas de formación profe­sional, que mantienen ambas en Santiago. También lo intentó la Universidad de Chile de Valparaíso, pero la escasez de equipamiento y deficiencias presupuestarias impidieron que la actividad siguiera adelante.

La Universidad Católica de Santiago, teniendo como base técnica y de equipamiento, en lo que a cine se refiere, lo que era el Instituto Fílmico, con más de 10 años de experiencia, creó en 1970 la Escuela de Artes de la Comunicación, destinada a impartir docencia en el campo de la formación profestonal en teatro, cine y televisión, tanto para alumnos regulares de la Escuela como para estudiantes de otras áreas del saber, de la misma Universidad.

Cursos básicos comunes entregan a todos los estudiantes de la Escuela la formación necesaria para que, en seguida, puedan optar por una de las cuatro líneas de formación profesional que se les ofrecen: Actuación, Dirección, Iluminación y Cámara y Producción.

Satisfechas las exigencias académicas y después de un mínimo de varios años de estudio, el alumno podrá optar a un título o grado académico de nivel universitario. La Escuela cuenta en la actualidad con 40 estudiantes en 2 niveles de cursos, y sus requisitos de ingreso han sido los habituales para la Universidad.

La Universidad Técnica del Estado, por su parte, creó en 1971 una Escuela de Cine con el objeto de formar nuevos cuadros para el cine nacional.

Al abrir su matrícula a estudiantes que estuvieren en posesión de su Licencia Secundaria, recibió la enorme cifra de 750 postulantes para 30 vacantes. La selección final se hizo a base de una prueba de aptitud específica.

El Director de la Escuela, cineasta Antonio Ottone, expresó que el curso está orientado a la capacitación teórico-práctica de los estudiantes a través de 4 semestres de estudios, con no más de 5 materias por semestre. Se otorga al término de los mismos, el título de Director de Fotografía o Director de Producción o Director Realizador.

Antonio Ottone piensa que es indispensable la formación profesional, «porque ahora más que nunca los cineastas tienen un papel que cumplir, sobre todo en lo que hace a las transformaciones culturales que estamos viviendo». Además, estima que es indispensable la formación cinematográfica, porque debe superarse definitivamente la etapa de hacer cine pegando trocitos de película y agregando un disco de música popular o de protesta como banda sonora.

La Universidad de Chile, en Santiago, proyecta también iniciar, a contar de 1972, la formación profesional de cineastas, aunque estima que ésta no puede enfocarse como una escuela tradicional, porque el cine requiere una madurez vivencial, una formación previa, que permita acelerar el proceso de realización misma y restringir al mínimo el pe­ríodo de formación teórica (Informe del Departamento de Cine).

APRECIACIÓN Y FORMACIÓN

Paralelamente a las Escuelas de Cine se han creado cursos breves de formación cinematográfica, que tienen como novedad, en relación a los que se hacían antes, el entregar los rudimentos más esenciales de la técnica que el cine emplea a nivel amateur, además de conocimientos teóricos.

Enfocados como cursos de extensión más que como de formación profesional, estos cursos vienen a reemplazar, en la Universidad de Chile, en Santiago, las conferencias que antes reunían a gran cantidad de interesados.

El Curso de Apreciación y Formación Cinematográfica, organizado por el Departamento de Extensión y Acción Social, en Santiago, ha tenido una gran acogida y matrícula numerosa: 125 alumnos. Según expresiones de su organizador, el profesor Kerry Oñate, «el curso da al alumno los conocimientos necesarios para que pueda iniciarse en la práctica de la realización y producción de un film, al mismo tiempo que se le prepara para una suerte de introducción dialéctica al fenómeno del arte cinematográfico, como expresión vital de nuestra época».

Duran un mes y medio de clases, y constan de etapas teórica y práctica. Su importancia, sin embargo, es sólo a nivel local y queda restringida a la sede de los cursos, Santiago. Existen, sí, proyectos de extender este tipo de actividades a provincias.

TALLER DE CINE UNIVERSITARIO

El Instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso, basándose en el postulado de que el arte no se aprende en escuelas, de que en éstas máxime se puede llegar a dominar la técnica, ha creado el Departamento de Cine, Teatro y Poesía, donde los estudiantes de la Universidad, de distintas unidades académicas o incluso ajenos a la Universidad (porque el ingreso es libre), concurren a la experiencia del uso de una técnica artística.

Ofrecidas como créditos libres de un semestre, para completar currículo, las actividades de este taller de cine del Instituto de Arte consisten esencialmente en estudios e investigaciones de teóricos y realizadores y en trabajos prácticos de realización.

En más de una oportunidad estos cursos han servido para canalizar vocaciones latentes, en el caso de estudiantes que han dejado otras carreras para dedicarse de lleno a las actividades cinematográficas, o bien, han constituido una motivación para estimular la investigación en cine y fotografía.

Gastón Bonizzoni, encargado del área del cine e impulsor de esta actividad en la Universidad Católica de Valparaíso, piensa que «sólo la Universidad puede existir como trinchera del arte, como centro donde las manifestaciones artísticas estén vivas, sin las exigencias y premuras de tiempo que supone el trabajo en otros medios».