“Bajo un cielo de gloria”
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Con la producción titulada “Bajo un cielo de gloria” se ha dado a conocer ayer en nuestras pantallas un nuevo trabajo cinematográfico nacional, realizado por la distribuidora Cira, dirigida por José Bohr, con la valiosa cooperación de la Fuerza Aérea de Chile, e interpretada por un seleccionado grupo de elementos artísticos chilenos.

Tiene esta película la novedad de ser la primera cinta de aviación producida en nuestros estudios. En este aspecto, la producción, que en su mayoría ha sido rodada en las escuelas y campos de aviación, contando con el material y el personal técnico, y tomada bajo estrictas reglas militares, señala una  visible eficiencia en sus escenas, y lo que es más elogioso, logra la nota heroica y noble del espíritu que anima a los hombres del aire. Pero en el romance juvenil que se entrelaza con esos ángulos aéreos no alcanza la misma proporción de línea artística, debido, quizá, a defectos de su guión argumental. Y aquí cabe repetir lo que venimos señalando en todos nuestros comentarios sobre cintas nacionales, en el sentido que es esencial insistir y preocuparse de su argumento, como un aspecto primordial del buen desarrollo de nuestro cine.

En los elementos que forman el cuadro de intérpretes notamos progresos en  algunos que ya han actuado en producciones anteriores, pero también notamos deficiencias en otros que por vez primera actúan ante la cámara. Entre aquellos, debemos hacer mención de Mafalda Tinelli, cuya dicción, movimiento escénico y matiz expresivo le ofrecen una artística línea de actuación que hace destacar su trabajo cinemático; a Mario Gaete, que desarrolla su acción con soltura, marcando bien sus escenas, y a Rolando Caicedo, que colabora con un trabajo muy propio y adecuado. En la joven intérprete Marianella, que por primera vez afronta la pantalla, vemos una promesa de posibilidades; en Jorge Reynó, una revelación que debe aprovecharse en el futuro, y Ernesto Oyarzún, un elemento de condiciones en su género.

José Bohr, como director, y con escasos medios materiales, supera sus trabajos anteriores, rodando aquí una producción de condiciones técnicas que dicen bien de sus progresos directivos, y como actor, sabe mantenerse en la sobriedad que corresponde al rol que desempeña.

Aparte de las hermosas y bien captadas vistas de nuestra Fuerza Aérea hay ciertamente defectos en el desarrollo de esta cinta; hay un abuso de semi-luz que perjudica la claridad de ciertos momentos fotográficos, hay brusquedades  en los conceptos argumentales y algunos tropiezos interpretativos, pero hay también un meritorio esfuerzo que debemos alabar.

Hemos sido y seguimos siendo los más entusiastas alentadores de todo esfuerzo realizado por el cine nacional. Dentro de este decidido propósito, creemos que señalar deficiencias que pueden corregirse es hacer verdadera obra constructiva en bien del mejor desenvolvimiento de nuestra incipiente industria cinematográfica.