Sobre El desarrollo de un pueblo o Magallanes de Ayer y Hoy
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Un joven intelectual de gruesas gafas y larga nariz se me acercó un día . . .

– “Tú y yo podríamos hacer grandes cosas”, me dijo y de inmediato la rapidez de mi concepción cinematográfica delineó una producción que era necesaria para aquel entonces para Punta Arenas.

Se acercaba la celebración del Cuarto Centenario del Descubrimiento del Estrecho  de Magallanes. Llegarían embajadas extranjeras representando a los países más importantes del mundo. Personalidades de gran jerarquía, como el Príncipe Fernando de Baviera y Borbón, que con una nave de guerra iba a ser enviado por el Rey Alfonso XIII, más delegaciones argentinas y la plana mayor del Gobierno de Chile. Todo iba a estar presente.

– “Tú idea es buena, Pepe, y yo la voy a comercializar” –me dijo Esteban Ivovich, que era el joven de lentes gruesos y gran nariz. Con ellos no había visto mucho, pero con ella había olfateado un gran negocio . . .

El Desarrollo de un Pueblo” o “Magallanes ayer y hoy”, contó con la compra de una máquina Eberhard Schneider, adquirida por telégrafo de la Casa Hans Frey, de Valparaíso, con el préstamo que “a dos muchachos sin más capital que el nombre limpio de sus padres”, concedió el entonces gerente del Banco de Punta Arenas.

Cada metro de film era pagado . . .

Pagaban los Menéndez . . .

Pagaban los Braun . . .

Pagaban los Campos y demás . . . Todo aquel que quería verse o ver desfilar algo de su poderío comercial y económico, contribuía gentilmente a la realización de la magna obra. (¿Precursores de “Emelco”?). Las filmaciones de esta producción nos llevaron por todo el territorio de Magallanes, por los extraordinarios canales fueguinos, por los ventisqueros, estancias y palacios de los acaudalados hombres fuertes de la región.

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Amaneció la nave española que conducía al Príncipe de Baviera y Borbón y comitiva, en la rada de Punta arenas en el día fijado.

Los demás países habían llegado con 24 horas de anticipación.

Con nuestras cámaras nos trasladamos al muelle. Tomamos la entrada de la nave. Abordo del buque de guerra nos llevó aquella “Alicia”, el “chuqui-chuqui” de mis primeros años . . .

Don Alfonso de Baviera y Borbón posó con su séquito ante las cámaras de la “BOHR & IVOVICH PATAGONIAN FILM CO.” . . .

Rápidos a tierra para revelar . . . Para imprimir la tomado . . .

Y . . .

A las siete de la tarde, antes de mostrarse en première mundial “EL DESARROLLO DE UN PUEBLO”, nuestra empresa exhibió ante el sorprendido público de todas partes del mundo, la llegada del príncipe, su nave y las embajadas extraordinarias que estaban presentes en la sala. El “Politeama”, sala de moda, recién construida, parecía  desplomarse ante el estruendo de los aplausos. Se terminó la exhibición de este trozo de film.

Ivovich y yo habíamos preparado una pequeña cajita roja de terciopelo. En ella depositamos el rollito de marras y se lo entregamos a Su Alteza Real. Felicitaciones no faltaron y mientras la orquesta de cine daba comienzo a la obertura de las páginas musicales escritas por mí para el mencionado film, la sala comenzó a quedarse a oscuras.

Junto a la puerta de entrada, dos muchachos se comían las uñas con sus emociones, entre las dudas y las esperanzas . . .

¿Resultado?

Meses más tarde “El Mercurio” reproducía una sesión de la Cámara de Diputados: “Por las distancias, no pudimos visitar Magallanes como lo hubiéramos deseado, pero a través de una película, “Magallanes ayer y hoy”, pudimos darnos cuenta de la importancia que tiene para Chile y para el mundo ese pedazo de tierra chilena, el territorio de Magallanes . . . “

Decía que, para aparecer en nuestra producción “Magallanes ayer y hoy”, pagaban los Menéndez . . . pagaban los Braun . . . Pagaban los Campos, pero deseábamos que pagaran todos. . . es decir, todos aquellos que sabíamos eran sino millonarios, por lo menos “millardarios”.

Visitamos a uno de los personajes más importante de Magallanes, pionero y sufrido luchador por la tierra magallánica. Se decían muchas cosas pintorescas de él, especialmente de la forma en que cuida su dinero que había logrado acumular con sacrificio y tesón. Su nombre: don José Montes.

Dicen que decían . . . que dice . . . que cuando al final del ejercicio financiero del año le presentaban el balance, preguntaba:

–“Bueno y . . . ¿cuánto he ganao? . . . “

–Pues . . . aquí lo ve usted . . . en el balance . . . Hay una ganancia de X millones de libras esterlinas . . .”

–“Coño, coño . . . y ¿cómo es que no figura en el haber del banco?”.

–“Verá usted, don José . . . Tanto por las lanas vendidas . . . Tanto por los animales en existencia . . . Tanto por las instalaciones de las estancias. . . tanto. . . “

–“Coño, coño . . . A mi, cuando me dicen ganancias . . . es que lo tengo en el banco . . . Na . . .  de combinaciones raras que no entiendo . . . “

Y dicen que dicen que tuvieron que fabricarle balances especiales anuales para conformarlo.

Trabajador astuto, asturiano de nacionalidad, se le veía siempre de gorra por las calles de Punta Arenas. Y dicen que dicen que también entró cierto día al Banco de Punta Arenas y presentó en una de las cajas un cheque por cien mil libras esterlinas.

–“Don José . . . Para una cantidad semejante, hay que dar un aviso de algunos días al banco . . .“

–“Coño, coño . . . A mí no me vengan con cosas raras . . . ¿Tengo ese dinero en mi cuenta . . . ¿sí o no? . . . “

–“Naturalmente, don José. . . pero necesitamos un poco de tiempo para . . .”

–“Antes de que cierren quiero que me entreguen mis esterlinas. . . ¿entendido?. . . “

Se juntaron todos los bancos de Punta Arenas para producir en efectivo la cantidad que pedía don José Montes.

Antes del cierre se presentó don José. En la ventanilla le pusieron las cien mil libras esterlinas –en aquella época en oro–.

Las contó . . . revisó y dicen que dicen que dijo . . .

–“Está bien . . . Quería saber si las tenían . . . ¡Guárdenlas! . . . “

Y como entró, salió . . .

 

Nota: El texto ha sido transcrito respetando la ortografía que presenta el texto original.