La Revolución De Covacevich
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A propósito de una entrevista con el director de “New Love

El hecho de realizar una película de corte social (Morir un Poco) lo convirtió en el realizador más polémico del cine nacional. Su denuncia le atrajo miles de incondicionales que habían esperado, quizás, si, demasiado tiempo, el momento en que la cinematografía reflejara nuestros problemas en la pantalla. Eso mismo le acarreó los elogio de ciertos sectores, incluso de parte de la crítica, interesados en que se abordara el problema de la irritante desigualdad social en Chile, Alvaro Covacevich se convirtió entonces en el hombre número uno del cine chileno.

Sin embargo sus incondicionales y los que habían visto en él al cineasta comprometido con nuestra realidad han tenido el tiempo suficiente para sorprenderse. La sorpresa se llama New Love y constituye “una investigación sobre la irrupción del poder joven”, que le ha significado una acusación de cierto calibre: el haber dado las espaldas a lo nuestro y el haber traicionado, en cierto modo, el concepto que de él se tenía. Covacevich se defiente:

-Yo planteo una realidad que, lo reconozco, tiene mayor validez en el plano del pensamiento, pero que en todo caso es una anticipación de los que vendrá de todas maneras, una advertencia que creo necesario hacer aún teniendo en cuenta nuestra calidad de país subdesarrollado.

No podía ser de otra manera. New Love es una mira sobre cierta juventud que, de existir en Chile, es escasa, aún cuando en países de más alto grado de desarrollo ha llegado a constituir un poderoso movimiento que platea una protesta sin protestar en el sentido tradicional, una revolución de no se vale de los medios revolucionarios hasta ahora conocidos.

-Descubrí, en dos años de viajes, que la juventud de hoy tiene planteamientos muy claros para destruir el orden establecido. Orden eregido, precisamente, sobre la fuerza y la violencia y al que será imposible destruir con sus propias armas. De ahí que la juventud plantee una fórmula contra la cual ni la fuerza ni la violencia puede luchar: el amor, el silencio, la duda. Eso basta para destruir el sistema y para dar a la juventud las armas más poderosas e imbatibles en su lucha. Por eso es que yo no comprendo a los imbéciles que quieren entregarle a los jóvenes una ametralladora o un cañón a los que por cierto, nuestr sociedad es inmune. Esa actitud es la única auténticamente revolucionaria. Ni capitalismo ni comunismo, que son posiciones tradicionales, sino una búsqueda sincera de los valores esenciales del ser humano, del amor en su forma más pura y primitiva. La juventud ha terminado por desconfiar del mundo de los viejos. En ella ha nacido la duda, la incertidumbre, y el convencimiento de que sólo confiando en los instintos fundamentales, en el amor, podrá llegar a construir un mundo verdaderamente nuevo.

Covacevich insiste apasionadamente sobre sus ideas. Aunque él asegura haber realizado una investigación sin la intención de demostrar tesis alguna, la verdad es que no logra disimular su entusiasmo al referirse a la “revolución de las flores”. Acas sin proponérselo, con New Love ha realizado una ardiente defensa a la protesta del poder joven. Confiesa, sin embargo, lo contrario:

-No he querido usar el cine para nada. Más bien quise realizar una obra completamente de espaldas al público, respetando la posibilidad de que el espectador reacciones como quiera. Yo sólo lo invito a entrar a un mundo en donde juntos podamos conocer lo que piensa nuestra juventud.

Pero hay más. La revolución que Covacevich proclama también alcanza al campo de lo estrictamente cinematográfico.

New Love – dice – no es precisamente una película e el sentido clásico y tradicional del término. Es una obra que puede empezar en cualquier momento y terminar de igual manera. Deliberadamente, las normas tradicionales de construcción emoconal no me interesan. No he creído jamás en la estructura matemática del arte, por mucho que nos hayan acostumbrado a ella. No pretendo, en ningún momnto, narrar una historia. Sólo quiero mostrar hechos, actitudes, situaciones. Al filmas New Love he tenido muy de cerca lo siguiente: la vida de los microbios está al margen de la narración.

Por lo mismo, Covacevich también ha rehusado sujetarse a los métodos tradicionales de la dirección de actores. Y aclara.

-En primer lugar he de advertir que no he trabajado con actores profesionales. Yo lo único que hice fue enseñarles a convivir con el equipo de filmación durante los 26 días que duró el rodaje, de manera que tuvieran ante la cámara un comportamiento lo más natural posible.

Tal es el criterio que Covacevich ha seguido durante toda la filmación y el procesamiento posterior de la película. Sus ideas son discutibles y es el primero en reconocerlo. Está perfectamente informado de las reacciones que su obra ha producido en el público. Y lo dice con admirable sencillez:

-A algunos les ha gustado, a otros no. Todo – según su opinión – es cuestión de mentalidades. Yo no he dedicado a nadie la película, pero de hacerlo, pienso que New Love está dirigida a los niños entre 10 y 15 años. Ellos son quienes mejor la entenderían.

De 35 años de edad, casado, un hijo, paisajista de profesión, profesor de la Universidad de Chile, con dos películas en su corta filmografía, y más allá de sus tajantes afirmaciones, Alvaro Covacevich ha emprendido, al ceñirse estrictamente a sus inflexibles puntos de vista, una tarea difícil. Está convencido de que sólo así será sincero consigo mismo, pese a todas las dificultades que esa posición udiera depararle en el futuro.