El anuncio del próximo estreno de “Norte y Sur” ha despertado en todos los círculos un interés intenso por conocer esta primera película nacional acerca de cuyos méritos hablan con entusiasmo quienes tuvieron oportunidad de ver su exhibición privada.

“Norte y Sur” representa un esfuerzo gigantesco en pro de la cinematografía hablada chilena y de su éxito depende el futuro de este arte entre nosotros. Se han reunido para su filmación todos los elementos de que es posible disponer en este ambiente para el efecto. El director de la cinta buscó los artistas más capacitados, dirigió personalmente todos los trabajos para el montaje de los interiores, hizo él mismo algunas decoraciones, y mediante la colaboración de la firma Spencer y Vivado pudo preparar la máquina grabadora de sonido y obtener todos los demás elementos indispensables para el rodaje de un film. Labor como ésta, tan tesonera, tan variada, merece ser señalada como un estímulo para el señor Délano.

Uno de los aciertos del director ha sido la elección de los artistas que debían encarnar los papeles principales de la obra. Guillermo Yánquez, en la personificación del ingeniero norteamericano; Alejandro Flores en la del ingeniero chileno; Hilda Sour en la mujer que ocupa el vértice de este triángulo amoroso, han desempeñado sus papeles como no podían haberlo hecho otros artistas. Es un trabajo armonioso, convincente, que revela la sabiduría del director para enfocar a sus colaboradores en actitudes y en momentos adecuados a la expresión de cada carácter.