«El último día de Invierno» es una cinta de calidad, sostiene su director: Olivares»
Películas relacionadas (1)
Personas relacionadas (1)

“El último Día de Invierno” es una cinta de calidad, sostiene su director: Olivares

EN el periodismo mundial se ha usado la autoconfesión para explicar éxitos o fracasos en las actividades más dispares. Es frecuente en los magaznes de actualidad leer: cómo gané mi primer millón o cómo secuestré al baby XX. En el cine chileno esta excelente modalidad periodística ha sido introducida por “ERCILLA” y hoy me corresponde a mí decir: Cómo realicé “El último día de Invierno”.

Antes que nada, una aclaración.  No pretendo disculparme ni atraer sobre mí las simpatías generales presentándome como un mártir sacrificado. Prefiero explicar algunos detalles que servirán para formar el archivo de experiencias del cine chileno.

Primero pasaré a explicar el argumento. Se me ha dicho a menudo que en vista de la carencia de elementos técnicos y personal especializado, debe emprenderse la filmación de temas simples, por lo general cómicos o camperos. Siempre me he revelado contra esto. La cinematografía francesa nació al calor de grandes temas y con una pobreza material superior a nuestros films y en nuestro caso digo que no hay derecho de distraer la atenciòn del público hacia un écran para mostrar necedades. También se me alega de que más tarde se podrán emprender trabajos artísticos de evergadura, pero, lo primordial es conquistas el diminio de la técnica. No es preciso insistir que nosotros los sudamericanos somos extraordinariamente fáciles de corromper y una vez corrompidos nada habrá que nos regenere. Como ejemplo, tenemos el cine argentino repleto de tangos, Catitas, Sandrini, etc.

Ahora para emprender la filmación de temas que conviertan a una cinematografía en una manifestación artística digna de estimación se precisan artistas…y nosotros carecemos de artistas.

Los artistas nuestros sienten un desprecio extraño por el cine. Empiezan considerando al cinematografista chileno como un audaz incapaz, es preciso reconocer que en muchos casos no se equivocan.

“El último día de Invierno” tiene un gran tema y esto debía convertirla en una película digna de estimación. Sería absurdo pedir esta estimación al público o a la crítica, si antes no la tuvieron las personas que hicieron el film.

La gente de cine chileno no sabe lo que quiere. Los cameramen sueñan con dirigir; las maquilladoras quieren ser intérpretes; los intérpretes quieren ser argumentistas  o compaginadores. Esto hace que todos estén censurando constantemente a los que trabajan francamente en el mismo estudio.

Carecemos de elementos técnicos. Mi film se rodó con una cámara Debrie JK de cine mudo encerrada en una caja de madera con trapos para ahogar su enorme ruido, con ocho reflectores de teatro que daban un total de 16 kw en un salón familiar de 42 m2. El personal no pasó de cuatro personas exceptuando al director y al productor que maquillaba por afición. Los decorados fueron diseñados y construídos personalmente por mí. El film fue revelado en bastidores de madera por rollos de 120 metros. Se veló un rollo de 300 metros de sonido, varios negativos se estropearon. En fin, todo este trabajo heroico me satisfizo. Me colocaba en pleno 1942 en la época de los pioneros del cine y me hacía adquirir un caudal considerable de conocimientos y experiencia como no lo lograría en cinco años en un estudio perfectamente equipado.

Se me acusa de emprender el rodaje de un film en estas condiciones…Muchos de los que me acusan han tenido tres o cuatro veces más capital y elementos que distan de los míos como un Ford de 1924 de un Cadillac 42. Después de ver una superproducción norteamericana se han sentado en una sala para ver el “El último día de Invierno” y … los resultados, bueno, Uds. Lo supondrán. Cuando terminé mi primer film, la crítica dijo, como ahora hay algunos que lo sostienen, que una vez que posea elementos podré hacer un buen film.

¿Por qué no se me proporcionan esos elementos? Mi familia no tiene fortuna. ¿Debo buscármelo yo? Si tuviese esa facultad de convencer a señores de fortuna estaría eximido de tener vocación cinematográfica, pues eso solo basta para ganarse la vida como corredor de hipotecas o de valores bursátiles.

Terminado “El último día de Invierno”, aunque a mí me gusta como película hecha por mí, todos me acusan y me culpan. Actores, capitalistas, técnicos, críticos, público, etc. Dicen que sirvo como director; sin embargo, es posible que todos los que intervinieron en el film digan trabajando en el cine y yo me vea obligado a expatriarme.

RENE OLIVARES.