Documental denuncia
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Para el ciudadano corriente de cualquier latitud, el pau de arara es uno de los muchos recursos de tortura que tiene el Escuadrón de la Muerte de Brasil. Es casi una nota folklórica del país de la samba. Para la mayoría de los presos políticos brasileños esto puede ser un chiste cruel, porque es, más que nada, una forma de poner a prueba la moral revolucionaria. Uno de sus cánones: “El revolucionario debe resistir hasta el final. Ni siquiera debe desear la muerte, pues su vida no le pertenece. Es del pueblo, de la causa revolucionaria. No puede restarse ni un solo hombre a la Revolución”. Es una mística. Es también –con seguridad- la única razón por la cual las víctimas resisten los más inhumanos tratamientos.

A éstos se refiere la película No es hora de llorar, cortometraje de treinta y siete minutos co-realizado por Pedro Chaskel y Luis Alberto Sanz, por encargo del Departamento de Cine de la Universidad de Chile. Chaskel es el más activo y prolífico de los cineastas formados en Cine Experimental de la U. Su filmografía luce más de siete títulos, entre los que se destacan Aquí vivieron (1964) co-realizada con Héctor Ríos y la labor de compaginación total de El Chacal de Nahueltoro (1969). Luis Alberto Sanz es uno de los setenta revolucionarios brasileños canjeados por el embajador suizo. Hombre múltiple, además de cinematografista es experto en teatro y artes gráficas. Es también periodista.

Cuando explica cómo surgió la idea de hacer una película en conjunto, Sanz dice: “Al unirme a Chaskel lo hice porque creí que era una oportunidad de aliar la visión política de los combatientes del Frente Táctico Armado Brasileño y la capacidad técnica de uno de los mejores documentalistas latinoamericanos para que, tanto él como yo, pudiéramos alcanzar el único objetivo de ser voceros de la revolución brasileña”.

Con esta intención como norte han conseguido un film nombre, que habla por sus imágenes. No es planfletario, lo que es el elogio mayor que puede hacerse a una política. Es una obra informativa y de enorme trascendencia cultural, pues denuncia en forma efectiva los crímenes y métodos de quienes atentan contra toda la Humanidad.

La cinta participó en el Festival Cinematográfico Internacional de Leipzig (Alemania Oriental), finalizado la semana pasada. Esto es un orgullo para el Departamento de Cine, y anima sus planes de realización y extensión. No desechan tampoco su cordial relación con Chile-Films. Una y otra son instituciones en que militan cineastas que suscribieron el Manifiesto sobre Cine de la UP, grupo en el cual aún no hay disidentes.

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