Control de estrenos: “Un hombre cayó al río”
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Los estudios V.D.B. trabajadores incansables dentro de nuestra cinematografía, entregan este nuevo film, que también tiene a Lucho Córdoba en el papel estelar, siendo evidente que en torno del actor se ha hecho girar toda la trama. Tratándose, pues, de un “traje sobre medida” debe ser juzgado como tal: el argumento, los personajes, los chistes y hasta el director mismo se amoldan a la personalidad de Lucho Córdoba, ofreciéndole un continuo campo de preferencia. No sabemos si tal proceder es aconsejable o no. Más bien, nos inclinamos por lo último, ya que creemos que Córdoba puede llegar a ser un gran actor para la pantalla chilena, una vez que se le coloque dentro de un argumento de mayor consistencia, que se le deje de mostrar casi todo el tiempo en primer plano, y que no se le explote su mímica, muy acertada en el teatro, pero que en el cine resulta cansadora e insistente.

Sabíamos que “Un Hombre Cayó al Río”, fué filmada dentro de la categoría de películas se llaman “comerciales”, es decir, de aquellas que, por hacer reir continuamente, ganan la simpatía del público y por consiguiente de la taquilla, aun cuando para conseguir este objeto se deban sacrificar, en más de un momento, la estética y el buen gusto.

CONSEGUIDO SU INTENTO

ARGUMENTO. Se debe a la pluma de Alvaro Puga Fisher. Dadas la consideraciones que hemos hecho, sería difícil pedir a este tema valores literarios o artísticos, aunque creemos que si se hubiera dado mayor envergadura a la trama o puesto mayor dosis de ingenio en el desarrollo de los acontecimientos, la película habría resultado mejor, “cogiendo” el interés del espectador. No hay alardes artísticos, ni jamás se pretendió desplegarlos. Fué un tema cómico concebido para un buen actor cómico: nada más. ¿Consigue el argumento hacer reír?: En su mayor parte, aunque no siempre se eche mano de recursos novedosos ni depurados.

TECNICA: Como las películas anteriores de V.D.B., la presentación técnica de “Un Hombre Cayó al Río” es decorosa. Tanto la nitidez fotográfica como la calidad del sonido hacen que la película pueda parangonarse con cualquier cinta argentina o mexicana. Eugenio de Liguoro, que también manejó la cámara, evidencia una vez más sus conocimientos técnicos, logrando un nivel fotográfico apreciable. Los decorados de Godefroy y Torti cumplen con el propósito de ambientar debidamente el desarrollo de la película.

DIRECCION: El mayor mérito de la dirección de Eugenio de Liguoro reside en la agilidad continua que muestra para dar ritmo a un argumento muchas veces desmayado que, de no haber sido tratado con destreza, hubiera resultado carente de interés y de humanidad. Mueve personajes y situaciones con rapidez, impidiendo así que el público repare en el aspecto convencional de la mayor parte de las situaciones.

INTERPRETACION: Ya lo dijimos: “Un Hombre Cayó al Río” es Lucho Córdoba, quien permanece todo el tiempo en la pantalla. Córdoba sigue siendo en el cine el excelente actor cómico que hemos visto en las tablas. Es una lástima que no depure ciertos resabios de la escena, que le restan brillo a sus actuaciones frente al lente. Volvemos a insistir en que la permanencia de Córdoba en casi todas las escenas está malogrando el ánimo favorable que el público ha demostrado siempre frente a sus actuaciones. Jorge Sallorenzo está fuera de tipo, dado su aspecto físico, pero logra mostrar sus condiciones histriónicas en una actuación desenvuelta y simpática. Olvido Leguía aparece en un papel episódico carente de relieve, mostrándonos una vez más que tiene mucho más condiciones para la escena que para la pantalla. Esperábamos más de Julita Pou: tiene momentos felices, pero éstos son, desgraciadamente, pocos. Los demás actores no logran destacarse, con excepción de Onetto, quien, en su pequeño papel, resulta sobrio y discreto. Raúl del Valle, como villano convence apenas, aunque su actuación no le permitía mostrar mayores condiciones de interpretación.

EN RESUMEN: “Un Hombre Cayó al Río” hace reír locamente en muchas partes de su desarrollo. Le aseguramos éxito comercial, aunque entre públicos populares. Volvemos a repetir que la constancia de V.D.B., la experiencia de los hombres con que cuenta y los medios de que dispone, le obligan a que ofrezca al público una próxima película de mayor calidad artística, que puede hacer fácilmente.