Película de la Andes Film
Hubo un tiempo en que la cinematografía nacional consideraba que su único campo de acción eran los paisajes y las vistas de las ciudades. La historia que contaban las películas apenas servía de otra cosa que para ligar entre sí los cuadros. Y así hubo una serie de películas que nos mostraban las tribunas del Club Hípico de Santiago.
Pero esto ocurría en tiempos remotos, es decir, hace cinco o seis años, porque no es más largo el período en que nuestro arte mudo se ha desarrollado hasta llegar a producir, como ahora, oras dignas del interés del público.
También se comienza a abandonar otro terreno que dio lugar a obras de mucho esfuerzo, pero de muy mal gusto: fué el período del criollismo en que una “remolienda”, tan agitada como fuera posible, era el elemento favorito de la cinematografía.
Hoy nos hallamos frente a obras que ya avanzan hacia el verdadero arte, y entre éstas consideramos un éxito franco la que hoy estrena en Santiago la Andes Film.
“Una lección del amor”, que se presenta hoy en los teatros Septiembre, Brasil y O´Higgins, es un modelo desde el punto de vista técnico y contiene un episodio pasional lleno de interés, interpretados por artistas inteligentes. Todo en esta obra concurre a producir un efecto de distinción y elegancia que ha sabido faltar en la cinematografía nacional. Intérpretes femeninos que con su belleza y su gracia comienzan por ganarse al espectador y artistas masculinos de talento, con fuerza dramático, expresivos, plenamente metidos en el nuevo arte y que saben trabajar para el cine, sin resabio del teatro hablado.
La historia de “Una lección del amor” es hermosa, tiene rasgos de sentimiento y de pasión profunda hay en ella caracteres nobles y bajos instintos, hay dolor y hay triunfos merecidos de a perseverancia en el amor. Es una historia de generosa inspiración y de delicado desarrollo.
Contribuye enormemente a hacer de esta película una obra distinguida y que se acerca mucho a lo mejor del arte de Hollywood, el cuidado artístico de los interiores. Los muebles, los menores detalles de las habitaciones en que se desarrollan las escenas, son muy elegantes y muy adecuados, dan por sí solos la impresión de ambiente que tanto ayuda al espectador a penetrar en el sentido de la obra.
Este película es un triunfo evidente de la Andes Film, y no sería justo olvidar al excelente director técnico, don Luis Pizarro; al director artístico, don Emilio Taulis, y a don Ramón Eyzaguirre, autor de los interiores a que acabamos de referirnos.
En cuanto a los artistas, estamos ciertos de que el público proclamará a Gabriela Montes y Guillermo Yánquez, que tienen los dos papales principales, verdaderas estrellas de su arte, capaces de darnos lo definitivo y perfecto.