Al público. La filmación de «El Lecho Nupcial»
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-He llegado a Chile, a esta tierra grata y tradicionalmente hospitalaria. He llegado en virtud de un llamado que me hiciera una empresa chilena, cuyas buenas iniciativas paralizó una circunstancia fortuita. Estoy pues, en Chile ocasionalmente, y muy a gusto, por lo demás.

La compañía que deseaba impresionar la cinta «El Lecho Nupcial«, y para la cual no tengo sino palabras de gratitud, solicitó mis servicios, los que acepté gustoso. La empresa en referencia y yo, nos unimos entusiastamente para llevar a la práctica un trabajo difícil e intenso.

A raíz de los ataques del viernes último, me he quedado mudo. Me parecía extraña esta actitud de los colegas que conocen a fondo las dificultades del oficio, aún con el más experto técnico, y estuve dudando durante tres días, entre el silencio definitivo y la respuesta. Recordé entonces mis antecedentes en Chile, de la labor que este público conoce de mí y opté por dar a los espectadores de este país que quiero tanto como el mío, una tranquila contestación.

El que suscribe, estas líneas y operador de la película «El Lecho Nupcial«, ha tenido el honor de contribuir al triunfo de algunas obras cinematográficas argentinas en Chile. Aquí nadie ha «censurado» a la fotografía de la «Chica de la calle Florida», de «La muchacha del arrabal», de «El organito de la tarde», de «Juan Moreira», de «El consultorio de Madame René», de «Mi alazán Tostado» y de varias otras que yo tuve ocasión de impresionar como técnico, como operador único.

No es mi ánimo abrir polémicas, pero herido por ciertos conceptos publicados en la prensa, me dirijo al público, para que él sepa que pequeñas deficiencias de índole accidental no alcanzan a empañar el prestigio profesional de un hombre laborioso que tiene una amplia y limpia hoja de servicios. Estas deficiencias que se atacan en «El Lecho Nupcial» se observan a diario en producciones extranjeras, en donde el progreso cinematográfico es inmensamente superior al de este país, y que, sin embargo, nadie se ocupa de analizar.

En «El Lecho Nupcial» se ha filmado en interiores naturales cuya luz, como es sabido, rarísima vez está a tono con las exigencias requeridas. Para llevar a cabo esta labor, se recurrió a los servicios de elementos de aquí y si no se obtuvo un mejor resultado, la culpa no es de nadie. El esfuerzo gastado en este sentido es el máximum que se puede desarrollar en tales condiciones. No es lo mismo tener escenarios ad-hoc, sin techos, con galerías apropiadas, que situar la escena en el interior de una pieza que sólo dispone de una o dos ventanas.

Yo no tendría inconveniente alguno en poner a prueba ante los señores técnicos de Chile mis conocimientos de filmador y me sería muy grato desvanecer la opinión que se pretende formar de mí con hechos. Me agradaría, en tal caso, no ya dar lecciones sino evidenciar la amplitud de mis conocimientos en un ramo que yo conozco desde hace largos años, con una demostración práctica, ante un jurado honrado y competente.

Antes de terminar y como un deber de justicia, debo declarar, con la expresión más sincera de mi alma, que el trabajo realizado por las distinguias personas que actúan en «El Lecho Nupcial» es digno de todo encomio, atendido que ninguno de ellos es profesional y que han debido interpretar situaciones difíciles y llenas de escollos en el drama que sirve de tema a esta obra.

Respetuosamente del públco chileno.