Uqbar Editores y el Festival de Cine de Valdivia llevan varios años co editanto libros sobre crítica de cine. Este año se trata de un texto sobre cine chileno…
Nos hizo sentido hacerlo porque los libros anteriores que habían editado tenían que ver con el trabajo de críticos extranjeros que viajaban al festival lo que nos conectaba con cierto tipo de análisis que nos parecía interesante que se conociera acá, que se tradujera al español, que se supiera y se conociera no sólo en Chile, son libro que se venden, de hecho, en Lima, en Buenos Aires. De hecho, un libro como “¿Qué es el cine moderno?” de Adrián Martin se transformó en un mini best seller y lo podías encontrar en todos lado, lo que es bien interesante porque uno se pregunta ¿A quién le interesa lo que puedan pensar los críticos de cine? y pareciera que sí, que hay que gente a la que le interesa. Por otro lado, este libro es el primero que hicimos de cine chileno porque estas películas de las que se hablan están conectadas íntimamente con el Festival.
¿Cuál es el objetivo general del libro?
Como todo libro de crítica está siendo una apuesta, y estamos apostando a que hay una generación de directores y esa generación tiene de alguna manera elementos en común respecto de sus intereses, en su cine y en la forma de enfrentar el cine desde la forma. Además creo que hay una conexión íntima entre estos directores más allá de sus películas, muchas veces están cruzados, hay directores que son guionistas unos de otros por ejemplo. Es bien interesante esa sensación de camada que no se daba en el cine chileno por lo menos desde los años sesenta. La sensación de una comunidad de directores, con intereses comunes y además con una actitud diferente hacía el cine, que nosotros la marcamos con el Festival del año 2005 de Valdivia. Los directores están ordenados por orden de aparición, desde que presentaron su primera película hasta ahora, entonces está desde Matías Bize en adelante. El estreno de Sábado marca algo. Es una película que cuando aparece es un bicho raro en lo que estaba de moda el año 2003, que eran las comedias sexuales o las películas con vocación de público y que además están con ánimos de generar una industria para el cine chileno. En esa época si una película chilena tenía menos de 500 mil espectadores era considerada un fracaso. Y fue en ese momento que aparece Sábado, una película pequeña, de escuela, que es un solo plano secuencia y se estrena comercialmente, pero lo más interesante es que no buscaba llenar estadios de público sino que tratar -al igual que la generación de los años sesenta- de generar un cine propio, crear tu filmografía, que tenga que ver con preocupaciones íntimas y no con lo que tú crees que le puede interesar al público.
Por eso, el libro parte con Matías Bize, sigue con Fernando Lavanderos y Las vacas vuelan, después está Sebastián Lelio, Alicia Scherson, entra Fuguet, por ejemplo, que en algún momento discutimos si tenía que entrar o no, por la edad. Porque si te fijas, todos estos directores están por ahí por la treintena, máximo los 40 años, todos más o menos formados en escuelas y Fuguet viene de la literatura, es mayor y sus películas están como al medio de las dos cosas. Lo consideramos porque su película es del 2005, pero también por un tema de actitud. Se arrienda parece ser una película personal pero está hecha con toda esa vocación de cine de éxito de esa época y si sólo hubiese hecho esa película no hubiese caído en el libro, pero hizo dos películas después que están muy vinculadas: Velódromo y Música campesina, que ganó el Festival de Valdivia este año, que de alguna manera a uno le hace pensar que efectivamente si pertenece a esta generación.
¿Cuáles son los parámetros para elegir a estos 21 directores?
Esencialmente hicimos un listado de directores que tengan más de una película y que podamos atisbar que tenga una filmografía un poco diferente, que están preocupados de ciertos temas y que han generado cierto interés crítico y además cierto interés fuera de Chile. Pasa que a muchas de estas películas les va bien afuera en festivales o se estrenan afuera. De hecho Perro muerto, que ganó el año pasado el Festival de Cine Valdivia tiene distribuidor en Francia, se va a estrenar en París, lo que es bastante raro para una película pequeña, hecha con muy poco recurso que finalmente llegue tan lejos y el primer criterio fue ese. Luego vimos una serie de directores que tenían una sola película pero también tenían o cortometrajes o videoclips, que también eran obras interesantes y que no queríamos dejar afuera. Y eso fue lo que nos convenció, si bien no conformaban una filmografía con largometraje, si podían hacerlo con obras más pequeñas que tenían para atrás y que daban cuenta de estar desarrollando una obra.
¿Para quién está pensado este libro?
Nosotros nos preocupamos de dar cuenta de algo que estaba pasando y de lo que no se estaba dando cuenta. Queríamos contar lo que estaba pasando en el cine y que además vinculado con el Festival de Valdivia, porque fue aquí donde en 2005 cuatro de los directores mencionados lanzaron sus películas: Play de Alicia Scherson, Sebastián Lelio con La Sagrada Familia, En la cama de Matías Bize que fue la película inaugural de ese año y Se arrienda de Fuguet. Recuerdo haber dio a ese Festival y haber estado hablando con otro directores sobre que estaba pasando algo, porque eran películas muy distintas a las que se estaban estrenando en ese momento. Por ejemplo 2004 fue el año de Machuca, mientras que las vocaciones de este grupo de películas son mucho menores que esa. En ese momento había algo que yo llamé ‘el triunfo de la intimidad’, son películas donde el espacio íntimo y los problemas íntimos de las personas son las que mueven a las películas, lo que puede pasar dentro de una familia, los rollos de alguien que nunca logró triunfar.
Ahora, como programador del FIDOCS y Valdivia se te hace evidente que este triunfo de la intimidad es algo que está pasando en el cine a nivel internacional. ¿Cuál es el aporte del cine chileno a este panorama mundial del llamado cine contemplativo?
Hay muchas etiquetas para el cine y uno le pone etiquetas al cine para evitarlo en el fondo. Yo estoy de acuerdo que existe una línea muy fuerte de películas parecidas unas con otras, pero yo creo que hay que hacerse cargo de los momentos históricos que estamos viviendo. Hacer cine es mucho más fácil que haberlo hecho antes, ahora con muy poco puedes hacer una película, ahora muchos tiene una cámara, el acceso para poder editar también es mayor. Por lo tanto, a diferencia de 10 años atrás o 15 años, hacer una película básicamente requería una enorme cantidad de dinero para poder hacerlo, hoy sigue siendo importante el dinero, pero ya no tienes que ser extremadamente millonario para hacer una película, eso fue lo importante de democratizar y entender el cine desde una perspectiva mucho más cercana a ciertas problemáticas que el cine no podía cubrir. El cine de industria se preocupaba de los grandes trazos y de los grandes discursos, este es un cine de los pequeños discursos. Está pasando en todo el mundo y los festivales, como son películas pequeñas que no logran encontrar espacios en los circuitos de distribución tradicionales como las salas de cine, los festivales se han transformado finalmente en el espacio para la difusión de este tipo de cine. En el fondo es en los festivales donde las personas pueden encontrar estas películas o donde pueden conocer estas películas que de otra forma no podrían conocer. Muchas películas que se pasan en Valdivia, sólo las podrán ver en Valdivia. Lo que transforma el acto de ir a ver una película, antes uno iba a ver una película y era como si no voy me la perdí, da lo mismo, después la veo en el cable. Pero en los festivales si no vas a ver una película, te la perdiste efectivamente no vas a poder verla nunca más, es muy difícil que vuelva a verla porque los mecanismos de distribución son muy difíciles.
¿Cómo se problematiza la relación arte-sociedad cuando tenemos una generación de cineastas que están construyendo su obra sin que necesariamente el público de su mismo país los vea?
No es culpa de ellos, no es que ellos hayan escondido sus películas, más bien es un problema de la sociedad y yo creo que tiene que ver con el paradigma del cine como entretención y escapismo. Cuando entiendes el cine sólo de esa manera, es muy difícil que una película que se maneje fuera de esos parámetros, pueda entrar. Eso es propio de una sociedad como la que fue la de la década del 2000, que fue una sociedad totalmente escapista. Hoy estamos viviendo lo contrario, hoy estamos viviendo una reacción a ese escapismo, una reacción a esa “gran fiesta” que fue la década del 2000 y hoy estamos dando cuenta de los problemas que significó eso y las cuentas que estamos pagando por habernos olvidado de lo importante que era vivir en sociedad y no vivir tan individualmente. Yo creo que este gran cambio social que estamos viviendo, que es un gran cambio de conciencia, te hace ver que efectivamente los artistas tienen un deber con la sociedad de su época. Si tú te fijas todas las películas que están en el libro tienen una conexión social muy fuerte, no en el sentido sesentero del ‘cine social’, sino más bien tiene un discurso político. Son películas que si bien, no de manera explícita –no son discursivas casi ninguna- tienen una posición política respecto a lo que ocurre, respecto a los más variados temas y eso casi que está muy ligado a esta generación, más allá de que los conozcan o no los espectadores.
Justamente este libro viene a darle visibilidad a este cine y que los espectadores se interesen por ver estas películas que hablan mucho del momento actual que estamos viviendo. Uno de los graves problemas del cine es que tener un espacio en nuestras propias salas de cine, por eso queremos entender el cine del que estamos hablando. Ahora, cada realizador tiene su propio autor, porque son 21 críticos que dan su visión y construyen estos textos, que se dedicaron mucho tiempo a analizar la obra, además se hacen cargo de la obra completa de esos directores, y yo creo que eso es interesante. Es un primer acercamiento, este no es un libro definitivo, seguro se nos fueron algunos directores, sobre todo los más nuevos. Esto es como un Work in progress, más que una foto, de hecho si fuera una página web estaría creciendo constantemente, pero es un avance.strong>