Política: nunca ausente en el Festival de Cannes

No obstante los desmentidos e insistencias que se trata solamente de un evento artístico, la política no deja de jugar un papel importante en todas las facetas del Festival de Cannes. De hecho, la tendencia ha ido en crescendo, quizás una vez que los protagonistas se dieron cuenta que cualquier acontecimiento en lo que es uno de los principales eventos mediáticos del mundo (mas de 4.000 periodistas acreditados) puede ser muy oportuno.  Tampoco hay que olvidar que la Cancilleria francesa es uno de los principales patrocinadores del certamen.

El resultado se ve desde la selección de las películas, que va mucho mas allá de sus meritos artísticos, acabando a veces con obras “nada que ver”. Si se presenta un película palestina, hay que tener el mismo ano o el siguiente, una israelí. Si se hace referencia al Genocidio armenio (como fue el caso de Ararat, del armenio-canadiense Atom Egoyan), al ano siguiente hay dos películas turcas “para compensar”. La actualidad también influye, como fue el caso casi inaudito hace unos anos de la inclusión de un documental a medio terminar el evento, acerca del asesinato de un activista ruso en Londres, supuestamente por agentes de los servicios secretos de su país. Muchos atribuyeron la inclusión tardía de la cinta a presiones hechas al gobierno Frances por la contra-inteligencia británica quienes investigaban el caso.

El jurado del 2010 debería incluir el periodista iraní Jafar Panahi, pero esta preso en Teherán y se ha mantenido su posición “en ausencia” a pesar de que no puede estar acá. Varios artistas también firmaron una petición a favor de Roman Polanski, bajo arresto domiciliario por un antiguo caso de sexo con una menor, y llamo la atención que Michael Douglas no se sumo a la firma.

Las películas mismas pueden producir revuelo incluso antes de ser visto, como fue el caso de Hors la Loi (Fuera de la Ley) del franco-argelino Rachid Bouchareb, en donde se tocan episodios de abusos por parte de militares franceses hacia la población argelina durante la guerra de liberación. Organizaciones de militares en retiro y otros nacionalistas llamaron (sin éxito) a retirar la cinta de la programación. Similarmente, el excelente documental de la italiana Sabina Guzzanti, Draquila, acerca del manejo político de un terremoto en la ciudad de Aquila en Abril del 2009, causo amenazas por parte del ministro italiano de la cultura en no asistir al encuentro de sus pares de la UE en Cannes, como protesta. Draquila, con un estilo sobrio, equilibrado y sin histrionismo (rareza en una cinta italiana) se ve mas como una versión fílmica de periodismo de investigación. Revela que el equivalente italiano de la ONEMI, durante varios días que estuvo temblando, aconsejo a la población a no dejar la ciudad, “porque no había peligro”. La misma ente esta a cargo de reconstrucción y desarrollos inmobiliarios, con sus dirigentes en parentesco con promotores, varios de los cuales curiosamente ya tenían planes de reconstruir en otra zona unos edificios básicos, pero a 70 Km. de Aquila, destruyendo así la vieja comunidad en lo que era una de las 20 joyas artísticas del país. No se ha hecho nada para reparar los monumentos artísticos cuya manutención esta legalmente a cargo del estado. A ver quien se atreve a presentar la película en Chile! Troppo Vero, como dijo el para al pintor hace unos siglos.

El colmo es la anunciada huelga y accion por parte de la policia municipal de Cannes, anunciando en un mensaje bilingue dirigido  a los medios presentes en el certamen, un dia lunes 17. La fuerza local se queja de sus condiciones de trabajo, bajos salarios y escuetas jubilaciones.