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El documental abre con imágenes de archivo de los prisioneros de Pisagua trotando bajo la guardia armada de los militares, del paisaje desértico de las costas de Pisagua, de las cruces del cementerio, del desentierro de la fosa común descubierta en junio de 1990 (donde se encontraron e identificaron los cuerpos de 20 detenidos desaparecidos) y del masivo funeral en homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado. Siguiendo el relato de un ex-prisionero del campamento, se cuentan las actividades artísticas que se realizaron en el teatro de Pisagua, protagonizadas por los propios presos políticos. El testimonio de Guillermo Morales (Billi Willi) da cuenta de la organización de una compañía de teatro entre los prisioneros surgida a raíz de estas actividades. Según cuentan, el comandante Larraín ordenó a los prisioneros varones realizar una presentación para animar a las prisioneras del sector femenino, quienes demostraban una falta de ánimo general. Cuentan que en 10 minutos de reunión tuvieron que preparar un improvisado show humorístico que se presentaría en el teatro para los presos del campamento. A partir de esa primera experiencia que involucró una escena de comedia, canto y música, se produjo una participación constante de parte de estos prisioneros en la preparación de actividades culturales. Los participantes fueron trasladaron al centro de prisión conocido como “el supermercado”, más cercano al teatro, y terminaron articulando una compañía teatral más sistemática que llegó a tener más de 70 participantes en escena, en la comedia musical conocida como “El gran amor de Johny Good”. Ésta se trataba de una historia de gángsters que terminó adaptada en un musical.