En el contexto de la vigésima octava edición del Festival Internacional de Cine de Valdivia, conversamos con su director Raúl Camargo quien nos cuenta las novedades y desafíos de esta versión mixta que combina programación virtual con actividades presenciales.
El Festival Internacional de Cine de Valdivia, tuvo en 2020 una versión en digital, lo que permitió participar del evento y ver películas desde cualquier lugar de nuestro territorio, pero significó también que perdimos esta posibilidad de encontrarnos en las salas, de conversar en las filas o después de las películas, los conversatorios y más. Y este año FICValdivia se está realizando en formato híbrido lo que significa que tenemos lo mejor de los dos mundos ¿Cómo ha sido preparar esta doble versión?
– Bueno, yo debo reconocer que yo lo pasé bien el festival pasado, claro que hay una nostalgia con respecto a la sala, por supuesto, pero fue otro tipo de apuesta. Desde que partió la pandemia todos los festivales nacionales, no sólo nosotros, no pospusieron ni cancelaron sus versiones, sino que siguieron manteniendo la lógica de compartir cine. Nosotros decidimos salir online, pero con la lógica de estar en vivo todo el día: hicimos matinales, late, programamos artistas locales, entonces no era solamente colgar las películas el primer día, sino de activar la idea de evento. Ahora, nuestro anhelo era volver y en ese anhelo estuvimos trabajando desde la versión pasada, pero es un deseo que no dependía de nosotros -y de hecho hasta el día de hoy no depende-, o sea si pasara algo extraordinariamente horroroso el festival tendría que suspender su modo presencial, porque depende de la contingencia sanitaria. En estos momentos lo estamos celebrando de manera presencial y online, lo que implica que la selección oficial va por la internet, pero a su vez en sala.
También hay contenidos que van sólo en sala, hay contenido que va sólo en internet, porque tuvimos que tomar decisiones, y esas decisiones derivaron en hacer el festival en las salas de mayor aforo de Valdivia, las que te dan una sensación de aire, porque también es complejo la vuelta a salas. Creo que muchas personas van a volver a sala en Valdivia, entonces puede que haya esa sensación de agobio, y en ese sentido nosotros estamos trabajando internamente con una norma que es más baja que la actual ministerial, recordemos que la exigencia de la autoridad implica un 60% de aforo y nosotros estamos trabajando butaca por medio, es decir un 50%, incluso hay una sala que está cerca del tercio de aforo y por eso lo pensamos como un Festival de transición, es un paso hacia un futuro que esperemos implique una vuelta a lo que era el festival presencial de siempre. Pero independiente de la vuelta a la presencialidad total, igualmente vamos a mantener la lógica online con algunas secciones, porque hay un público que se ganó desde ahí y que no estamos dispuestos a perder. Pero hay que insistir en que esta edición 2021 del festival, no es el Festival tradicional, en cuanto a los aforos. Generalmente nosotros teníamos 7 salas, ahora vamos a tener 3, generalmente 2 de esas salas hacían la capacidad completa de lo que ahora va hacer toda la capacidad del festival que son menos de 700 butacas. Entonces hay que ir con calma, por supuesto, pero es un paso para poder ingresar a una lógica de recuperación del espacio público con pase de movilidad, en eso somos taxativos, antivacunas aquí quedan fuera. Nos emociona la ilusión de la vuelta, pero somos cuidadosos en no generar una sobre expectativa y ser muy responsables en este sentido.
Los festivales tienen como motor la idea de compartir cine y de encontrarse, y se ha hecho un esfuerzo muy importante para que esto no deje de suceder. También es importante remarcar que, de manera permanente y no solamente durante el festival, Valdivia tiene su canal Play FicValdivia donde se puede ver un montón de contenido a lo largo de todo el año. Contenido que se va renovando y que, en muchos casos, va acompañado con actividades que permiten tener esta sensación de que el Festival dura todo el año. También algo que se ha exacerbado durante tu dirección del festival es la vinculación con el territorio y el spot de este año me encantó porque celebra esa idea de que el Festival de Valdivia es primero para la gente de la región y luego para nosotros que llegamos a unirnos al disfrute. ¿Cómo se ha sostenido ese vínculo durante los desafíos de la pandemia?
– La idea original del spot y ejecución es una lógica conjunta entre el Festival y la ECA – carrera de creación audiovisual de la Universidad Austral de Chile – en donde se hace una suerte de concurso interno con respecto a cuál podría ser, bajo ciertos lineamientos, el spot del Festival y estudiantes de la ECA participan y se decide una idea que termina siendo este spot que nos encanta. Tenemos mucha ilusión de que esto se mantenga porque, en ese sentido, el Festival es parte de una plataforma institucional donde están las fuerzas vivas de la comunidad que tienen representantes populares, la municipalidad de Valdivia, el Gobierno regional, la Universidad Austral de Chile como fundadora y organizadora y el Centro Cultural de Promoción Cinematográfica que es donde yo trabajo. Desde ahí hacemos actividades que se despliegan todo el año y en todas las comunas de la región. Incluso -antes de la pandemia- habíamos llegado a tener nuestras propias versiones de FICValdivia en Santiago y Valparaíso, porque buscamos ser un festival que conecta más allá de esta fiesta de octubre donde se ven películas y alguna gente va, se encuentra y toma cerveza. La pandemia nos obligó a buscar otro tipo de lógicas que se tradujeron en el Play Fic Valdivia, que también llegó para quedarse con una línea que no entorpece otro tipo de negociaciones de exhibición, nosotros ahí rescatamos más bien cine chileno y ahora latinoamericano, más bien pretérito, los primeros pasos de cineastas que nos parecen interesantes, porque sabíamos que venía una ayuda posible con respecto a los derechos de exhibición de las película más nuevas con respecto a propio canal que tiene el estado, Ondamedia. Entonces, en ese sentido, se van compartiendo esfuerzos.
Para quienes no puedan viajar a Valdivia pueden participar del festival no solamente viendo las películas en su plataforma, sino también en los múltiples espacios de conversación que se van a transmitir. Cuéntanos lo que han preparado en ese sentido.
– Bueno se mantiene lo habitual que es el espacio “Voces”, que tiene una patita cine y una patita más ciudadana. El Festival desde hace años genera conversación con respecto a lo social y lo político. Todo el tema “nueva Constitución” es algo que nosotros veníamos también contribuyendo a instalar hace años, por ejemplo. Todos los encuentros son en vivo, lo que permite preguntas de la audiencia, es más complejo hacerlo, pero nuestra idea es participación, lo que genera situaciones también de nervio importante. El año pasado, por ejemplo, tuvimos un retraso con Lucrecia Martel que tuvo que ir desde las afueras de la ciudad a la ciudad porque no tenía conexión y eso generó toda una atmósfera y júbilo cuando se logró conectar que fue maravilloso y se conectaron más de 10 mil personas, por lo demás.
Abrimos el Festival con un conversatorio con Maureen Fazendeiro y Miguel Gómez que tienen la particularidad que son cineastas que ganaron, por separado, el Festival hace unos años con Motu Maeva y Aquel querido mes de agosto. El viernes 15 de octubre a las 23:30 – en la mañana de Tailandia- vamos a tener un conversatorio también abierto y gratuito con Apichatpong Weerasethakul. Entremedio van a ver conversatorios sobre DDHH, sobre ciencia, entre otros. Vamos a mantener el matinal que hicimos el año pasado en las mañanas, valga la redundancia, para adelantar la programación. También vamos a seguir teniendo en conjunto con CNN el late que va a mostrar lo que está sucediendo. También tenemos una sorpresa, como ya es habitual, con nuestros amigues de radio súbela. Entonces incluso para quienes están lejos, se genera un festival en vivo. Para quienes están en la ciudad, pueden acceder gratuitamente en la web del festival a su ticket presencial a partir del día anterior, en esa entrada se les asigna un lugar lo que permite trazabilidad posterior en caso de que sea necesario. Estamos haciendo todo para que sea un festival seguro en tiempos inseguros como lo que nos convocan, pero lo importante es romper ese cerco con respecto al espacio público y volver a ocuparlo.
Una de las cosas que también caracteriza al festival es esta doble presencia del tiempo cinematográfico: novedades y clásicos. Por un lado FICValdivia se caracteriza por mostrar lo actual, los clásicos del futuro, por lo que están mostrando películas muy recientes -entre ellas la premiada Los Huesos de Cristóbal León y Joaquín Cociña y el cortometraje de José Luis Torres Leiva Alicia soñó con un faro– además de múltiples estrenos internacionales, pero además van a programar varias películas que casi no se han visto a pesar de que son películas que tienen en algunos casos hasta 100 años, hablemos de esa propuesta de programación.
– Tenemos homenajes, que este año van para toda Latinoamérica, también con la reserva de butaca virtual. Desde el año pasado agregamos la celebración de una película que cumplía 50 años, y ahora agregamos otra que cumpla 100 y se genera como un dueto, así mostraremos The Blood de Lois Weber y de Kira Muratova Larga Despedida, que son paradójicamente películas de mujeres que han sido poco vistas por el menoscabo que la industria cinematográfica ha dado a las mujeres en sus respectivas naciones. En Estados Unidos, de hecho, Lois Weber era una reconocida directora de industria que venía con una carrera muy ascendente y luego de The Blood comienza un declive, no producto de lo artístico sino a propósito de cambios en la industria que van excluyendo a las mujeres. Mientras que la película de Kira Muratova fue prohibida por lo experimental que era, no porque ideológicamente estuviese contraria al socialismo, el poder ve en ella un peligro por las bifurcaciones narrativas que tiene la película. Entonces son películas muy invisibilidades que se han ido recuperando con el tiempo, pero que merecen un espacio de mayor difusión.
También tendremos homenajes a un cine más de trinchera, político militante como lo son el de Joselyn Saab que es una directora Libanesa, Carlos Álvarez y Julio Saobal que son de Colombia, y que finalmente van reflejando la situación política que va sucediéndose. En el caso del cine de Saab, no sólo en el Líbano, sino que en todo el medio oriente y África, aunque nosotros sólo nos vamos a centrar en su cine sobre Líbano, y Saobal con Álvarez, hablan de la represión que va surgiendo en una Latinoamérica que comienza disociar la idea de pueblo en el sentido de que no se va acompañando los anhelos y demandas de dicho de pueblo por parte de las autoridades, entonces se va generando un cine posible en base a eso. También tenemos la sección de Cine Belga en primera persona, con lo que se denomina con este documental subjetivo o autobiográfico, pero con miradas que van en distintas vías de eso con Chantal Akerman, Boris Lehman y Erick Bowen, entonces es una mirada bien completa con respecto a un cine que sigue siendo muy actual. Todo esto además de las competencias, los estrenos, y las secciones que damos sólo en salas, que son las películas en celuloide y en vhs que son nuestras secciones ya tradicionales del Festival.