José Bohr
Dirección / Actuación / Guion / Música / Producción / Producción general /
Nacimiento
3 de septiembre de 1901
Bonn, Alemania
Defunción
29 de mayo de 1994
Oslo, Noruega
Realizador, productor y actor del cine chileno, mexicano, estadounidense y argentino, tanto de la era del mudo como del parlante. Fue además compositor destacado y popular cantante. Su  filmografía se caracteriza, según el crítico chileno Mariano Silva, “por la creación de un cine  de gran acogida popular y por  sus elementos  de identificación  con la parte festiva del alma  nacional, aunque hay otros críticos, como Carlos Ossa, que suele ser lapidario en sus apreciaciones y no rescata ninguna de sus películas, a las que les reprocha el uso por parte el realizador de “la chabacanería como elemento de distracción”. La mayoría de ellas de ellas, en efecto, probablemente no resistan hoy un juicio crítico, pero en su época logran cautivar al público, tanto en Chile como en los otros países donde  desarrolla su labor. Siendo aún muy niño, la familia emigra en 1904 a Río Gallegos, Argentina, lo que da pie para que algunos biógrafos señalen esa localidad como su sitio de nacimiento. Se trasladan pronto a Chile, al austral Puerto Porvenir,y  luego a la remota Punta Arenas. Ya adolescente, acompaña al piano las sesiones de cine mudo, y entusiasmado con “las  vistas adquiere, junto con su amigo Antonio Radonich, una cámara marca Pathé y registran escenas cotidianas o notas de actividades públicas y sociales de la ciudad. Las muestran en algunas de las funciones de la sala de cine local,con gran beneplácito del público. En 1919, fundan la Magallanes Films Co. y se aventuran a producir una película de ficción, Como por un tubo, comedia de equívocos de veinte minutos de duración, con argumento y dirección de José Bohr y fotografía de Antonio Radonich. Al año siguiente dirige el corto metraje Mi noche alegre, parodia de los films de Chaplin,que  resulta un fracaso de público. La empresa se disuelve,y Bohr  se asocia con Esteban Ivovich para formar la Patagonian Films, sello responsable de El  desarrollo de un pueblo, o Magallanes de  ayer y de hoy, documental  que realiza en 1920 con ocasión de las fiestas conmemorativas Cuarto Centenario del Descubrimiento de Magallanes. La presencia en la ciudad, con motivo de los festejos, de la compañía cómica Mendoza-Serrano, da pie para que Bohr le proponga a su director la filmación de una película. Su director acepta y en apenas dos semanas -rapidez para filmar que será una de sus particularidades a lo largo de toda su carrera de productor y realizador-, se rueda la comedia festiva Esposas certificadas. La reacción, tanto del público como de la prensa local, y la crítica, es bastante fría.

La pareja de socios Bohr-Ivovich viaja días después del estreno a Santiago, y recibe algunos encargos oficiales para filmar vistas de la industria minera y salitrera. Bohr es contratado enseguida para filmar una gira diplomática del ministro de Relaciones Exteriores que lo lleva a Brasil, Uruguay y Argentina. Al término de ella, decide quedarse en Buenos Aires, donde vive su hermano Juan. Inicia así el vasto periplo que lo llevará, en más de veinte años de trayectoria artística, a convertirse en una célebre personalidad internacional del cine y el espectáculo, antes de regresar a Chile, en 1942. Sus comienzos en Buenos Aires no fueron fáciles, pero pronto halla un lugar en la radio como músico y cantante y con su tango “Cascabelito” logra una gran popularidad y se consagra además como chansonnier en revistas musicales. Con los años, sus canciones -“Y tenía un lunar”, “Pero hay una muchacha”, entre las más de doscientas que compuso- tienen difusión continental y Bohr las interpreta con gran éxito en los escenarios de distintas ciudades y países. En 1926, trabaja en Nueva York, ciudad en la que se ha instalado, y donde realiza como director e intérprete diversos cortos sonorizados para el empresario Lee de Forest, en lo que algunos consideran los primeros antecedentes de lo que llegaría a ser el llamado “cine hispano”. Se traslada luego a Hollywood y dirige y actúa en la versión en español de Sombras de  gloria (1929), una de las primeras películas “hispanas”, es decir, aquellas versiones en español de films en inglés rodados en paralelo por los productores norteamericanos para favorecr su penetración en los mercados latinoamericanos. En los meses posteriores, la Universal Pictures le encarga la realización de algunos cortometrajes, y luego en colaboración con Georges Chon, produce, dirige e interpreta Hollywood, ciudad de  ensueño

Paralelamente cumple en Estados Unidos una  intensa actividad revisteril; como cantante de tangos además de intérprete de sus propias composiciones; recorre gran parte del país con su espectáculo “José Bohr and his Argentine Knights”, convirtiéndose en una suerte de Maurice Chevalier hispano y gran figura de los cabarets elegantes de los años treinta. A comienzos de esa década viaja a México con su compañera argentina Eva Limiñana, a quien ha conocido en Buenos Aires. Reside en ese país cerca de diez años, antes de los cuales realiza una extensa gira para presentar su espectáculo en Cuba, República Dominicana y otros países del Caribe y de Centroamérica, más Colombia y Venezuela. En México desarrolla una intensa actividad, particularmente en el cine, donde se convierte en una figura de relieve. Participa en más de una docena de películas de los géneros más diversos, cumpliendo labores como director, actor, responsable de la producción, de la  escritura del guión, del  montaje,y como compositor de la música. De su época mexicana, Luponini (El terror de Chicago), de 1935, “es lo único que vale la pena  citar de ese período”, según sus propias declaraciones. Aunque los críticos mexicanos no han escatimado sus opiniones negativas sobre el cine hecho en México por José Bohr, particularmente el de la segunda época, llamada “nacionalista” -por oposición a sus primeras películas, que tenían por tema y estilo el sello de su cercana experiencia hollywoodense-, varios de ellos nunca han ocultado una cierta simpatía por él. Eduardo de la Vega Alfaro -autoridad de la crítica de su país- considera el “realizador más notablemente naïf que ha producido el cine mexicano”, valorizando además el hecho de que hacia mediados de 1936, Bohr era uno de “los escasísimos cineastas auténticos de entre todos aquellos que participaban en la aventura de una industria fílmica (la mexicana) balbuceante”. Los chilenos tendrían quizás sólo un motivo para agregar una opinión sobre la etapa mexicana de Bohr: la realización del film Sueño de amor, basado en la vida de Franz Liszt, en la que el personaje es interpretado por Claudio Arrau, el eminente pianista chileno: ratificar lo sostenido por Eduardo de la Vega cuando afirma que “en ninguna otra de sus cintas mexicanas mostró tanto el director sus limitaciones como en este Sueño de amor, que más parecía una pesadilla de languidez y cursilería”.

Bohr vuelve a Chile en 1942, para retomar  su carrera y siempre  alternando  su trabajo con el de cantante y compositor. Su primer trabajo es una película hecha en Argentina con actores y técnicos chilenos, P’al otro lao, en la que todo el peso de la trama descansa en la simpatía de la popular Ana González, La Desideria. La buena acogida en la taquilla lo lleva a repetir la fórmula con la actriz en dos ocasiones, en  El relegado de Pichintún (1943) y tiempo después, en 1946, en La dama de las camelias, una parodia de la novela de Dumas. Confirmando que la celeridad para filmar es una de sus cualidades, Bohr realiza entre 1942 y 1955 catorce películas, a las que se agregan dos más, una en 1962 y la última en 1970, lo que lo convierte en el director más prolífico de la historia del cine chileno. Con una trayectoria desigual, un repertorio de films dominados por el recurso preferentemente fácil (comicidad sin segundas lecturas, costumbrismo y folklore de utilería, melodrama, algún intento de drama de corte patriótico, y otro  de comedia musical, etcétera), lo que queda de él, más que su obra, es su presencia como personaje indiscutido, chileno y latinoamericano, casi legendario, de la farándula continental: pionero y activista infatigable del cine, y figura memorable del espectáculo revisteril y la música popular de salón. Trotamundos desde siempre, va y viene con giras por Argentina, Brasil y Uruguay presentando sus  canciones. Su última película, Sonrisas de Chile (1970), nombre singular para un hombre que se destacaba por su sempiterna sonrisa, la estrena en Punta Arenas, como un saludo a sus orígenes como cineasta, y luego en Santiago. A pesar de toda la buena voluntad puesta en su realización, la crítica se muestra inmisericorde. Es su incursión final en el cine, porque aunque anuncia más de una vez que tiene nuevos planes en el oficio, nunca llega a concretarlos. Radicado en Europa, donde sus hijos residen en países nórdicos, vuelve varias veces a Chile. Su último viaje lo realiza en 1992, para asistir al reestreno de La dama de las camelias, (1947), película  restaurada por la División de Cine del Ministerio de Educación. Aparte de sus múltiples otras actividades, Bohr se da tiempo para escribir. Es autor de dos novelas, Mañana hacia el ayer (El extraño diario de Julius Drive), y Yo quiero ser estrella, y de los libros de memorias ¡Luz! ¡cámara! ¡acción! :retrospectiva de una vida, (1976), Chaplin está vivo / un relato sensacional,(1978) y Desde el balcón de mi vida, (1987). Antes de  morir  dispone que las cenizas de su cuerpo sean esparcidas en el  Estrecho de Magallanes, voluntad que se cumple el 18 de agosto de 1994.

(Por Eliana Jara, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)

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