FEMCINE realizará muestra online y gratuita que homenajea a tres divas del cine chileno: “Chela” Bon, Ana González y Carmen Barros
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Además de exhibir lo mejor del cine hecho por mujeres en Chile y el mundo, y de ofrecer instancias para el diálogo, la reflexión y la formación tanto de audiencias como de realizadoras, FEMCINE reconoce todos los años el legado de mujeres emblemáticas que han brillado en fuera o dentro de la pantalla. Para resaltar a estas últimas nace, en asociación con la Cineteca Nacional de Chile, el foco DIVA: ACTRICES CHILENAS TRASCENDENTALES que, en esta edición, homenajeará a tres figuras emblemáticas de nuestra pantalla: Chela Bon, Ana González y Carmen Barros.

La décima edición del Festival de Cine de Mujeres se realizará en modalidad online y con acceso completamente gratuito entre el 4 y el 9 de agosto a través de la plataforma Festhome.

Todas las funciones contarán con acceso liberado y podrían ser visionadas de forma online a través de https://tv.festhome.com Las películas estarán disponibles desde el 5 de agosto, limitadas a 400 visionados por cada película.

TRES MUJERES, TRES PELÍCULAS

Gabriela “Chela” Bon (1930-2010)

Gabriela “Chela” Bon comenzó su carrera a mediados de la década del 40 con películas como “La casa está vacía”, “Amarga verdad” y “El padre Pitillo”, entre otras. En el año 1948 emigró a Estados Unidos, donde junto a su carrera como actriz se desarrolló en la producción. Falleció en Los Ángeles, California, a los 79 años de edad.

Se proyectará “La casa está vacía”, dirigida por Carlos Schlieper en 1945. La película está basada en el cuento de Hermann Sudermann, “El molino silencioso”. Luego de un accidente causado por Carlos, su hermana muere. Jorge, su hermano menor, lo ayuda a sobrellevar el dolor y se prometen nunca casarse para consagrar sus vidas a una inquebrantable unión fraternal. Al enlistarse en la marina, Jorge se da cuenta de que ama a la hija de un viejo amigo de su padre, los hermanos se dividirán y Carlos caerá en la depresión de la que lo sacará Ruth, una joven mucho menor que él. Al regresar, Jorge conoce a Ruth y queda prendado de ella, sin saber que es la esposa de su hermano.

Ana González (1915-2008)

Ana González comenzó su carrera en el año 1934, con solo 19 años. En cine, en paralelo a una aclamada carrera como actriz de teatro, protagonizó importantes películas como “Entre gallos y medianoche” (1940), “La dama de las camelias” (1947) y “Julio comienza en julio” (1977), entre muchas otras. Falleció el 21 de febrero de 2008 a los 92 años de edad.

En el homenaje se proyectará “La dama de las camelias”, estrenada en 1946, con dirección de  José Bohr. La trama se centra en Desideria de los Ríos, una actriz aficionada que trabaja en un teatro de mala muerte y busca la forma de convertirse en luminaria de la pantalla. Un pretencioso director-estrella se queda sin actores y debe rodar un film en tres días para cumplir el contrato. De la noche a la mañana, La Desideria se convierte en Margarita Gauthier, en una versión que mueve a las lágrimas de risa.

Carmen Barros (1925- )

Carmen Barros, por su parte, debutó en el cine a los 19 años de edad con un papel protagónico en “Bajo un cielo de gloria” (1944), dirigida por José Bohr, uno de los pocos filmes chilenos dedicados al tema de la aviación. Luego formó parte del importante Nuevo Cine Chileno con el papel protagónico en “La casa en que vivimos”. Desde entonces ha trabajado en películas aclamadas como “La fiebre del loco” (Andrés Wood, 2001), “La chupilca del diablo” (Ignacio Rodríguez, 2012), “La visita” (Mauricio López, 2014), “Perla” (Sergio Castilla, 2015) y “Viejos amores”(Gloria Laso, 2016), entre muchas otras.

Se proyectará su película más emblemática: “La casa en que vivimos”, dirigida por Patricio Kaulen en 1970. Se trata de una visión realista de la clase media chilena que transcurre en tres épocas, 1940, 1970 y 1980. La acción principal se desarrolla en la década del 70, durante la celebración de los 25 años de matrimonio de una pareja, ocasión en la que aprovecha de mostrar a sus amigos la casa en la que volcaron todos sus anhelos. El mayor valor de la película radica en la dirección de Kaulen, contenida y sobria. El tema central, la desesperada búsqueda del bienestar material a cambio del sacrificio de las relaciones humanas, daba para un melodrama sensiblero, lo que Kaulen evade con discreción.