Realizadores de Petit-Frère: “Esperamos que el documental pueda aportar en la discusión actual sobre la migración”
Películas relacionadas (1)
Petit-Frère (2018)
Personas relacionadas (2)

Según el Censo 2017 en Chile viven más de 700 mil personas haitianas. Esta migración se ha producido de manera abrupta en los últimos tres años, pese a que no compartimos el idioma.

La presencia haitiana en Chile se ha hecho evidente y también se transformado en un problema debido a que su arribo se da muchas veces en condiciones precarias y abusivas. Pese a ello, siguen llegando al país familias en busca de mejores oportunidades. La televisión ha abordado el tema de distintas maneras y fue justamente en un proceso de investigación para un programa cuando los documentalistas Rodrigo Robledo y Roberto Collío pudieron profundizar en la migración haitiana y conocer la Organización Sociocultural de los haitianos en Chile (OSCHEC). Este acercamiento propició la realización del documental Petit-Frère que desde el 30 de agosto se exhibe en todo el país a través del programa Miradoc. Aquí sus autores, Roberto Collío y Rodrigo Robledo, responden respecto a su película.

¿Cuál era su acercamiento con migrantes haitianos antes de comenzar la película?

Básicamente no conocíamos nada de la comunidad. Veníamos con los mismos prejuicios que la mayoría de los chilenos: que Haití es un país pobre y que sufre. Ya en el primer encuentro con la OSCHEC ellos nos remarcaban siempre el temor que se les retratara como pobres, y pobres en todo sentido, porque puede ser que su país esté mal económicamente, pero ellos no son pobres en cultura, ni en tradiciones, ni menos en historia. Por lo que uno de nuestros principales objetivos, además de la búsqueda de personajes, siempre fue indagar mucho más en su cultura.

¿Cómo llegan a Wilner Petit-Frère?

A Petit llegamos porque nuestro personaje principal, que era el presidente de la OSCHEC, no pudo seguir ayudándonos por falta de tiempo y nos recomendó que habláramos con él, que era el secretario general de la OSCHEC en ese tiempo. Petit tampoco tenía tiempo, pero dijo que de todas formas lo haría. Si bien siempre le contamos que queríamos alejarnos de la mirada paternalista que tienen los medios sobre los inmigrantes, Petit es alguien que tiene como misión ayudar a los demás, por lo que no hubo necesidad de convencerlo realmente de participar.

¿Por qué les interesó que su historia fuera la que articulara la película?

Fue en ese primer encuentro que vimos en su casa el boletín. Le preguntamos qué era y nos explica que era una publicación que el mismo redactaba y financiaba, donde escribía noticias de Chile, Haití y el mundo, además de enseñar a los recién llegado al país los datos básicos de información, incluso donde conseguir trabajo y arriendo. Luego, cuando Petit nos entregó una versión en español, no dimos cuenta que el boletín era un guión en sí mismo.

Además, Petit es un personaje bastante complejo. Tiene muchas aristas. Él al final de su boletín se describe a sí mismo y dice en mí hay muchos yo, donde enumera todas las cosas que hace: es un predicador, un dirigente social, un animador y un trabajador de una bomba de bencina.

Uno de los ejes de la película es el de la información, ya que Wilner elabora un boletín para los haitianos en Chile y ustedes cruzan esa información con archivos de prensa relacionados con el tema o con distintos materiales relacionados con la noticia del hallazgo de agua en Marte. ¿Por qué les pareció interesante incluir esos archivos en el documental?

Fueron dos archivos de prensa que utilizamos, cada uno con motivos muy distintos. El primero fue sobre la noticia sobre el descubrimiento de agua líquida en Marte. Este momento representa muchas cosas, está vinculado al nacimiento del futuro hijo de Petit en este país, al llamado a la exploración y el descubrimiento de nuevas tierras donde habitar y además que es el primer guiño a una de las noticias del boletín: el próximo viaje a Marte.

Sobre el segundo archivo, la noticia sobre la muerte de un joven haitiano, sentíamos que era necesario marcar, por lo menos con un sonido fuera de campo, la hostilidad que sufre el haitiano en nuestro país. Siempre intentamos alejarnos de la denuncia o de una mirada paternalista, pero teníamos ese momento donde el hijo de Petit ya había nacido, por lo que queríamos demostrar los peligros que conlleva entrar en territorios de cierta forma desconocidos, para instalar tu hogar.

Han señalado que buscaban generar empatía con la película y que por eso decidieron mostrar la cotidianidad de los haitianos en Chile. ¿Qué rol creen que puede tener el cine en un tema social como el que retratan?

Creemos que el cine puede llevarte a mundos que pueden ser completamente desconocidos para ti. Con Petit-Frère intentamos por un lado mostrar las distintas facetas y personajes que puede tener una comunidad de inmigrantes; y por otro, buscar una forma distinta de narrarlo.

El documental tiene varios momentos experimentales, que, como la misma palabra lo dice, nos interesa sumergir al público en la experiencia de ver y escuchar formas distintas de abordar el fenómeno de migración. Nuestra forma de narrar quiere alejarse del retrato clásico del inmigrante, por eso proponemos todos estos juegos de lenguaje que terminan desfragmentando el relato, vinculándolo con mundos oníricos y simbólicos que incluso para nosotros antes de la película eran desconocidos.

La migración haitiana es una de las más resistidas en Chile, usualmente son discriminados y abusados, especialmente debido a que no hablan español. Pensando en ello, ¿qué expectativas tienen con la recepción de la película?

Esperamos que el documental pueda aportar en la discusión actual sobre la migración que se enfrenta actualmente.

La analogía con la posible colonización en Marte por parte de la humanidad busca generar esa empatía que muchas veces no se encuentra en los chilenos frente a estos exploradores que son los haitianos. Para ellos este viaje es muy duro muchas veces y tampoco se han ido de su país por gusto, se han visto prácticamente obligados.