Entrevista Vivianne Barry
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Vivianne, hace pocas semanas realizaste por tercera vez un taller de animación para niños en el marco del Festival Internacional de Cine de Lebu, cuéntanos: ¿Cómo y cuándo surge ese interés por dictar esos talleres?

Yo empecé haciendo talleres con niños en el Festival de Cine de Valdivia donde la idea inicial fue sólo jugar con elementos, enseñarles a animar.  Varios años después en el Festival de Cine de Caldera realicé una experiencia similar pero fue más organizado  porque  en esa oportunidad les enseñé  animación y documental, lo que significó que salimos con los niños a hacer un documental a la calle. Hace tres años surgió la idea de hacerlo en Lebu. Además me han empezado a invitar de otras partes.

Lo que significa que la experiencia ha sido evaluada de manera positiva…

Sí, porque han visto que es lindo lo que se hace, que es interesante y que es un gran aporte para los  niños que generalmente no tienen mucho acceso a la cultura ni al cine, por ello  no se van a olvidar nunca de la experiencia y van a tener contacto con lo audiovisual, porque yo –además de animación- les enseño como se hace un guión, qué es el audio, ellos aprenden realmente un poco como se hace una obra audiovisual independiente que sea animada o no. Además que trabajan con plasticina que es el material que están acostumbrados a usar y les gusta, ellos vienen felices, incluso hay algunos que se han repetido los cursos.

Es un acercamiento muy empático con el cine  porque  los niños hoy se relacionan muy cercanamente con lo audiovisual y tener  la posibilidad de hacer algo, genera una conexión inmediata…

Claro. Al principio piensan que sólo van a hacer monos con plasticina pero después se dan cuenta que vamos a hacer figuras más grandes o más chicas según los planos y empiezan a  aprender cosas del lenguaje cinematográfico. Además yo no me meto en la historia, no intervengo la parte creativa, ellos inventan una historia y yo los dejo, incluso hasta pongo los créditos con falta de ortografía como ellos los escriben.

¿Las invitaciones que has recibido para dictar los talleres siempre están dirigidos a niños?

Con gente grande también. Yo he dictado  clases en universidades, he dado talleres míos para adultos siempre, desde hace muchos años. Esto de los talleres infantiles le encantó a gente que me vió en Lebu o en Caldera. El año pasado me invitaron al Festival de  Rapa Nui y en dos ocasiones di clases en La Habana.

Respecto al stop motion, el uso de esa técnica en películas de animación chilenas no es muy común, ¿Cuál es la evaluación que haces al respecto?

Se hace, pero muy poco. Hasta hace unos años yo era la única que hacía animación acá. La verdad es que ese era el panorama hasta hace unos tres o cuatro años atrás que apareció Maleza, la obra de teatro que lleva animación, después uno de los chicos que participó ahí hizo varios cortos más como Pelícano, Almohadón de plumas y lo último que se hizo fue La niña del viento en Valparaíso.

¿Cómo fue estar sola en esto durante tantos años? Imagino que es halagador ser tú la única persona que se desempeña en un área pero a la vez debe ser complicado…

Sí, porque yo en realidad llegué por casualidad a la animación porque soy periodista, pero me pasaba que en el periodismo me faltaba algo, entonces por casualidades de la vida cuando estuve en el exilio en  Alemania Oriental no podía encontrar trabajo como periodista porque no dominaba el idioma  y me metí  a un estudio de animación a trabajar como  asistente. En realidad yo no estudié, aprendí trabajando y en ese lugar  estaban los mejores animadores de Europa de esa época que provenían de los países socialistas como  Checoslovaquia o  Polonia y  tenían toda una cultura de años trabajando con  marionetas y en cine animado con muñecos. Lo que hacemos los chilenos ahora  ya se hacía en 1920 en esos países.

Hoy en día con las posibilidades tecnológicas que ofrece la computación ¿Ha aumentado la producción de animación stop motion en otros lados?

Sí, ahora hay un boom del stop motion. Lo que pasó fue que cuando apareció el computador mucha gente pensó que era más fácil animar así, pero a la larga aunque es increíble lo que se logra hoy día, hay algo romántico en el stop motion donde  trabajas con las manos y eso se nota en los defectos, lo que uno hace a mano tiene tiritones, cambios, en el fondo tiene alma y tiene un carácter diferente. Es algo que en un momento se dejó de lado pero ahora se retomó y a mi como jurado de algunos festivales internacionales  me ha tocado ver muchas películas stop motion, muchas más que hace diez o quince años.

Y ¿Qué tal la calidad de esas películas?

Son super buenas. Además ocurre que nosotros no usamos computador para animar pero igual lo utilizamos para ayudarnos a editar y usamos fotografía digital y un montón de cosas que hacen que mucha gente pueda hacer películas baratas. Piensa que  antes había que hacerlas en cine y mandarlas a revelar, tener luces, el resultado era lento y caro, en cambio ahora la producción es mucho más rápida y  barata. Por eso que los niños aprenden conmigo y después pueden seguir haciéndolo en sus casas.

En medio de tu producción de trabajos audiovisuales de animación y los talleres, te diste un espacio para escribir un libro de animación. Cuentanos un poco de esa investigación.

Sí, escribí un libro sobre animación que se llama “Animación: la magia en movimiento”. Para hacerlo me gané un Fondo Audiovisual de investigación y primero hice un libro que tiene un formato similar al de las tesis porque no tenía la plata para publicación y por eso  saqué sólo cien ejemplares. Después me gané un  Fondo del Libro y ahora va a salir una edición a todo color bajo el alero de la editorial Pehuén. 

¿En qué consiste exactamente el libro?

Es un libro bastante grueso que tiene tres partes. La primera es una historia general de la animación mundial; la segunda incluye el desarrollo y explicación, de una forma muy simple,  de las  técnicas; y la última parte es  una recopilación, no teórica sino que informativa, de lo que se ha hecho en Chile hasta el año 2006.

¿Cuánto tiempo te tuvo trabajando esa investigación?

Cerca de dos años, fue harto trabajo.

¿Cómo fue el proceso de recopilar todo ese material que, imagino, debe haber estado disperso?

En relación a las producciones de  Chile no fue tan difícil porque como yo hacía clases en la universidad, yo ya tenía material que había juntado. Además conozco casi a toda la gente que hace animación porque, como te señalé antes,  hasta hace unos años atrás éramos muy pocos los que nos dedicábamos a la animación, así que fue cosa de hablar con ellos y pedirles que me mandarán datos de cada película y fotos.

Sobre al material internacional fue algo similar porque  también lo conozco bastante como he ido a muchos festivales, he sido jurado en muchos, he mandado mis películas, incluso hay mucha gente a la que conozco personalmente.

¿Hay alguna fecha tentativa para el lanzamiento?

No sé. El libro está listo, escrito. Estamos en la revisión de las imágenes  porque es complicado por los derechos poder usarlas, pero ya está casi listo. Yo creo que a más tardar en dos meses más.

Con todo el tiempo en que te has desempeñado en esta área ¿qué opinión tienes de la animación que se hace hoy en Chile?

Yo creo hay un desarrollo que es creciente pero que nadie, ni los viejos ni los jóvenes, llegamos todavía a un nivel similar al de los brasileros, argentinos, europeos, americanos o asiáticos. Estamos creciendo, estamos mejorando.

Y esta distancia ¿tiene que ver sólo con aspectos relativos a la animación o con elementos propios de una película?

Yo creo que tiene que ver con todo, primero porque hay muchos animadores que no son cineastas. Es re importante que una animador sepa de cine, cómo construir una película, cómo escribir  un guión o que trabaje con un guionista, pero muchas veces hay animaciones en las que  no está bien construído el guión.  Esto tiene que ver con que mucha gente llega a la animación porque le gusta dibujar o moldear, falta a veces que las dos cosas se junten, el cine y la animación. Eso por un lado, además la parte técnica también es un elemento  porque como acá  no hay escuelas la gente que empieza a animar  lo hace sin una preparación muy profunda. Falta un montón de base.

¿Estás trabajando en algún proyecto cinematográfico ahora?

No, ahora estoy haciendo series de televisión.  Hace muchos años hice Tata Colores en TVN y he seguido trabajando en eso. Ahora empiezo una serie llamada Plastilino y el mundo, en la que el personaje principal es Plastilino, quien descubre cosas relacionadas con la ecología, ciencia, cultura y que se va exhibir en Tronia.

 

El libro “Animación: La magia en movimiento” se encuentra disponible en el sitio www.chileindependiente.cl En tanto, el trabajo de Vivianne Barry se puede conocer en www.artemiafilms.tvheaven.com.