Entrevista al compositor Juan Cristóbal Meza
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A: Tu relación con el mundo de las artes está en tu ADN por tus padres (Delfina Guzmán y Gustavo Meza) e inicialmente tu trabajo estuvo ligado durante mucho tiempo al teatro. ¿Cómo es componer pensando en que tu obra estará al servicio de otros?

J.C: La historia comienza así. Yo tenía 16 años cuando un día mi padre tuvo un problema con una obra y me dijo si yo le podía hacer la música porque yo ya en ese entonces estaba relacionado a la música, tocaba en un grupo y componía mientras estaba en el colegio. Fue así como hice la música para esa obra y al parecer gustó y me empezaron a llamar de otras compañías. En ese tiempo el movimiento cultural chileno era de excelencia y muy pequeño, era un trabajo de mucha vocación. Empecé a tener la oportunidad de trabajar con muchos directores sin yo tener la intención, nunca sentí el peso de la gente con la que estaba trabajando y eso me permitió tener un aprendizaje muy libre. Toda esa etapa haciendo música para teatro fue un primer acercamiento a esa música, de aprender a trabajar y conocer las claves de comunicación con la persona que te pide tu música por encargo pero con una intención de fondo, es un encargo artístico y él saber entender lo que el otro quiere de ti es muy importante.

A: Tu participaste en una película mítica muy joven Julio comienza en Julio. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar en cine, pero como actor?

JC: Mi enfrentamiento con esa película fue también completamente inconsciente, pensé que lo había hecho pésimo y dije nunca más voy a poder trabajar como actor voy a tener que seguir haciendo música. Como experiencia fue muy buena, pero la verdad es que no seguí en eso porque realmente me di cuenta que la música era lo que me apasionaba y a pesar de que ahora cuando veo la película, pienso que lo hice bastante bien pero no era realmente lo mío. Yo creo que es la mejor película de Silvio, tenía un gran encanto.

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A: ¿Te aportó estar delante de cámara para tu trabajo de compositor?

JC: Me aportó, pero en el sentido en que mientras estaba haciendo la música para varias obras, Silvio me ofreció hacer la música para uno de sus trabajos, entonces si bien la idea de trabajar con él era apabullante para mi no lo fue ya que yo ya lo conocía entonces pude desenvolverme mejor. En esa misma época hice muchas cosas, mientras trabaja en teatro pude componer para cine con Silvio. Luego seguí trabajando en obras de teatro y lo último que hice fue con La Troppa y de ahí cambié mi rumbo. Armé una productora donde me dediqué por harto tiempo a la publicidad donde tienes muchos medios para componer, lo que puede ser bueno y malo ya que por ejemplo en teatro uno nunca tiene muchos medios pero eso también de entrega una disciplina y rigurosidad que no se compra. En el caso de la publicidad tú tienes muchos medios y estás muy al tanto de todos los cambios tecnológicos también porque la publicidad es muy voraz incorpora todo lo que cambia casi de forma inmediata entonces tienes contactos con todos los cambios en el ámbito de la grabación digital, tienes de repente intercambio de música, de grabaciones, de grupos que son de avanzada porque se ocupan en la música publicitaria y eso te aporta mucho pero lo que tiene malo es que te aleja un poco, te deshumaniza, te aleja de tu vocación más personal y ahí es donde hay que crearse un lugar para mantener tu vocación personal porque he visto a muchos buenos músicos perderse en la publicidad.

A: ¿Es posible ejercer la autoria en la publicidad? O mas bien lo que tu le recomendarías a los jóvenes músicos que hagan publicidad pero que nunca dejen sus propios proyectos

JC: Exacto, hay que mezclar chicle y caminar al mismo tiempo. Es exigente, pero hay que tomar en cuenta que esta es una profesión que uno elige por vocación o sea a uno le gusta ser músico, tú estudias esto porque te gusta. Entonces no hay que abandonar la vocación personal.

A: ¿Cómo fue tu siguiente acercamiento al cine luego de trabajar con Silvio Caiozzi?

JC: Pablo Larraín era un joven y desconocido director, cuando me llamó por teléfono un día, y me preguntó si lo quería ayudar en un teaser que estaba haciendo para buscar financiamiento para poder hacer su película. Y me dijo que lo estaba haciendo con el concierto de Stravinsky para violín y orquesta y necesitaba hacer una reducción y  fue tal la intriga ante la locura de la propuesta que me junté con él y le ayudé. Luego, para Fuga Pablo hizo un catastro inmenso de compositores y finalmente se quedó con mi boceto  y ahí comenzamos a trabajar juntos.

A: Fuga te hizo bastante reconocido y ganaste el premio Pedro Sienna a la mejor banda sonora ese año ¿Cuál fue tu impresión al volver a trabajar en cine, pero esta vez como pieza central de la narración?

JC: Ahora si tomé consciencia de lo que estaba haciendo, de lo que significaba y de la gran oportunidad que tenía. El desafío fue super fuerte, la composición misma fue muy compleja porque Pablo me pasó el guión y me dijo a los 10 segundos pasa esto, a los 15 pasa esto y así, entonces yo tuve que componer toda esta rapsodia macabra con un montón de pies forzados entonces realmente fue un trabajo donde yo me comprometí emocionalmente y a la vez desde el punto de vista técnico era de alta complejidad.

A: En el caso del personaje que interpreta Benjamín Vicuña en Fuga que expresa sus sentimientos a través de la música que escuchamos, ¿Cómo enfrentaste la composición? ¿Trabajaste desde las emociones del personaje o desde las instrucciones el director?

JC: Trabajé desde una metáfora. El trabajo es así: tú te pones una venda en los ojos y empiezas a correr mientras el director te va diciendo anda a la derecha ahora a la izquierda porque no estás viendo imágenes. Entonces se trabaja con la confianza y la convicción en uno y en el director, con las ganas y por supuesto con la guía te va dando el director. Entonces yo creo que también la complejidad emocional misma del trabajo también aporta en términos de darle emotividad al trabajo.

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A: ¿Cómo hiciste la selección para este disco que estás presentando?

JC: Está dividido en discos. La verdad es que no fue muy difícil porque en cuanto a formación instrumental; Teresa e Isla 10 se parecen mucho, las dos tienen cuarteto de cuerdas con piano entonces hay una continuidad sonora que permite que estén en el mismo disco. Y en el otro disco va “Prófugos” que tiene una continuidad propia. En Isla 10 tuve el privilegio de poder trabajar con Miguel Littín, que es un gran director que me aportó mucho además contando una historia muy importante. Yo siempre tuve una gran admiración por él desde El chacal de Nahueltoro por lo que fue una gran experiencia.

Por otro lado el trabajo con Tatiana Gaviola fue un trabajo muy bonito porque ella tiene una forma de trabajar donde te da mucha libertad y confianza y te procura un espacio muy grato para trabajar lo que me permitió quedar muy a gusto con el resultado.

Y en el caso de “Prófugos”, ese fue un trabajo muy importante, primero por enfrentarse a HBO que tiene un estándar de calidad muy exigente, y también por trabajar con Pablo que tiene una forma de trabajar, un sistema muy exigente. Entonces fue un gran desafío hacer la música para estos 13 capítulos.

A: Es muy interesante lo que pasa con la música de “Prófugos”, ya que además de estas características propias que marcan a los personajes y a las escenas, hay unos cambios radicales de temperatura uno diría más ambiental en la música, tenemos un espacio muy influenciado por la música de Latinoamérica y otros donde la acción toma el protagonismo. ¿Cómo trabajaste eso?

JC: Yo partí desde la música instrumental de Víctor Jara. Ese es el  punto de partida de “Prófugos” y es algo que siempre está presente. Para las escenas de acción decidimos que no íbamos a pelear con Hollywood. A pesar de que “Prófugos” tenía explosiones y efectos especiales no vamos a competir con el nivel ni la estética del cine hollywoodense, entonces la interrogante era como llegar a realizar una escena de acción creíble y con identidad. Ahí construimos este estilo donde en la persecución suena un charango en vez de que entre una gran orquesta donde los ritmos son latinos pero siguen el movimiento de acción. Entonces así se creó una mezcla de sonoridades dando una identidad latinoamericana a esas escenas.

Banda Sonora, integrada por 11 músicos y que tiene el mismo nombre del disco, se presentará al público el viernes 28 de septiembre a las 20:30 horas en la Sala 1 de GAM. Valor entradas: General: $ 6.000 –Estudiantes y Tercera Edad: $ 3.000. Preventa: 4.000.