Entrevista a Paola Lattus
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¿Paola, cómo llegaste a trabajar con José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola?

Había visto la película El Pejesapo en una Sala del Arcis, me había invitado Cristian Jiménez. Quedé entre violentada y extrañada por la película, pero con una sensación de gusto, de decir, “qué bien ver algo que no había visto antes”. Me acerqué a José Luis y lo felicité, él ni me pescó. Después nos encontramos en un Festival de Cine en Antofagasta, ahí le dije que me había gustado su película y que cuando me acerqué a saludarlo y felicitarlo, con cuea me dijo gracias. En fin, ese fue nuestro primer intercambio de palabras, estaba la Carolina también. Luego nos pusimos a conversar, nos encontramos durante el Festival y me preguntaron si trabajaría en una película con ellos, yo les dije que sí y les dí mi celular. Al tiempo me llamaron y ahí comenzó el trabajo de Mitómana.

¿Cómo fue el trabajo con ellos en cuánto a construir el personaje, existió algo estructurado o la improvisación guió más bien tu papel?

Nada de estructuras convencionales. Se trabajó en base a objetivos y conceptos que se trabajaban en cada secuencia, la película se fue construyendo sobre sí misma. No supe hasta la última escena que había terminado la película, o había llegado al final de las grabaciones. El personaje, como la película, se fue construyendo, o más bien descubriendo y llenando de capas y experiencias, a medida que iba habitando el lugar al que ellos me iban llevando, los lugares que me proponían habitar

¿Cuál fue el principal desafío que te planteó como actriz la película?

El concentrarse en la película y nada más. Fue un momento en que entendí que para lograr estar en sintonía los tres, debía ceder a estar concentrada al mismo nivel que ellos. Yo soy una persona muy dispersa y creo que una de las cosas que me entregó esta película fue eso, centrarse en una sola cosa y no tratar de hacer todo a la vez.

¿Cómo fue enfrentarse a escenarios tan duros como los que recorres en la película?

Desde la honestidad y el respeto a lo desconocido, pero siempre con una cuota de confianza en los que estaban conmigo. Si yo no confiaba y creía en lo que estaba haciendo con José Luis y Carolina, no podría haber logrado muchas cosas, y hasta quizá me hubiesen sacado de la película. Pero creo que en gran medida se logró por el hecho de saber que el territorio en el que estábamos, a pesar de verse a veces peligroso o duro, era parte de nosotros y nosotros de él. Si te tomas todo desde la lejanía sin querer involucrarte y tratar de entenderlo desde la razón todo, estás frito, siempre se necesita moverse desde el instinto, creo en el instinto cómo primera señal

También ¿Cómo fue enfrentarse a actores no profesionales que en este caso presentan una fuerza y una autenticidad tan potentes, como el caso de la niña que hacia el final te acompaña?

Ese creo es un acto de entrega y de dejar el ego, más que tu tratar de llevar la situación, dejar que ellos te guíen, en ese terreno ellos son los que conocen y a pesar de ser una niña de trece años, la Rocío era la que llevaba siempre las situaciones, ella era del lugar, yo era la extranjera que intentaba habitar en su mundo.

¿Qué te parece el resultado final?

He visto muchas veces la película, y cada vez me gusta más. No tiene que ver con un resultado, sino con lo que voy descubriendo en cada pasada de la película. Voy entendiendo más el por qué lo hicimos y el por qué lo hice yo, y el por qué estoy ahí y por supuesto valoro cada vez más lo que hacen José Luis y Carolina.

¿Cómo ves tu trabajo con ellos comparado con tus actuaciones en otras películas chilenas (Tony Manero, Ilusiones Ópticas)?

Claramente es otro registro, tampoco es que haya actuado en tantas películas, pero tampoco puedo decir que lo haya hecho mejor en tal o cual, no soy partidaria de esas comparaciones. Lo que hice en Mitómana es una experiencia única y así mismo en otras películas. Sí debo reconocer que fue un trabajo agotador, pero del que no me arrepentiría, ni tampoco dejaría de trabajar con los chiquillos

¿Alguna vez la densidad de la trama te sobrepasó? Por algunos momentos puede dar esa impresión.

Más que la densidad, era la situación. A veces sentía ganas de dejar todo tirado y renunciar, decir, “ya no puedo hacerlo, no me sale, me quiero ir a dormir a mi casa, tranquila, no quiero más”. Pero a pesar de que quise hacerlo, no lo hice, debe ser que en el fondo mi necesidad era terminar lo que había empezado.