Entrevista a los directores de Manuel de Ribera
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¿Cuándo y porqué surge la idea de realizar Manuel de Ribera? ¿Comenzó siempre como un proyecto colectivo?

Pablo Carrera: La idea inicial de la película comenzó en los patios de la universidad, en medio de divagaciones teóricas sobre cine. Luego para un ramo decidimos escribir un trabajo al que titulamos “Normas para una obra en tiempo libre”. Lo que proponíamos ahí era un método para hacer películas de forma colectiva e inmediata, para lo cual había una serie de reglas y requerimientos tales como el uso exclusivo de ciertos tipos de locación o, entre otros, incluir en el guión sólo herramientas que se fueran encontrando en el camino. Suena como un manifiesto, pero en verdad no lo era. Era más bien un instructivo bien engrupido. Al profesor no le llamó mucho la atención. Nos sacamos un cuatro.

Christopher Murray: Nuestra idea era algo así como crear una micro-fábrica de películas cuyas etapas de producción –escritura, rodaje y montaje- estuvieran concentradas en un solo momento. La idea era que los procesos creativos confluyeran y fueran parte de un diálogo entrecruzado e inmediato. Era literalmente llevarse una pequeña industria cinematográfica e instalarla a un lugar por el tiempo que tomara hacer la película. Pero el trabajó no resultó muy bueno. Sin embargo un año después apareció la convocatoria de Lastarria 90 y nos pareció que quizás a ellos les podría hacer sentido, principalmente pensando en el espíritu de exploración que tenía su propuesta.

P: Decidimos que podía ser una buena aventura para cerrar nuestra etapa de escuela, además de reencontrarnos con ese viejo texto que habíamos escrito y ver que pasaba. Esa búsqueda terminó siendo el motor de Manuel de Ribera.

¿Cómo trabajaron el guión y la propuesta visual en cuánto a los propósitos del filme? ¿Cuál sería la estrategia utilizada?

P: El punto de partida del relato es Manuel y su llegada a la isla. Manuel tiene una motivación y un backstory medio difuso. El resto del guión fue el resultado de conversaciones que teníamos por las tardes a medida que avanzaban los 21 días en el sur.

C: Manuel interactuaba con gente, recibía respuestas, aparecían personajes con historias propias, etc. En el camino nos fuimos alimentando de todos estos materiales conservándolos, combinándolos y recomponiéndolos para dar ritmo a la aventura de Manuel. Lo interesante fue ir viendo cómo este juego formal adquiría densidad.

P: Empezábamos a entender elementos de la vida en las islas, sus tiempos y sus discursos de vida, los cuales terminaron por sorprendernos debido a su potente honestidad y sabia sencillez.

C: La peli cobró rumbo propio, se fue a la deriva y en base a todo eso encontró su propia reflexión.

¿Cuánto duró el rodaje y cuáles fueron los mayores desafíos que presentó? ¿Cómo trabajaron conjuntamente en él?

C: 21 días duró el rodaje. Pablo se concentraba en la escritura y yo en la puesta en escena. El principal desafío fue insertarse en un espacio ajeno, a un clima ajeno, a personas ajenas a tu día a día.

P: Los espacios te acogen o expulsan. Este sin embargo era ambiguo, medio traicionero. El clima sobre todo. Por otra parte el ritmo de vida era muy distinto al ritmo de trabajo que se necesita en un rodaje. Más de una vez tuvimos problemas con cruzar a otras islas o con encontrar a personajes que ya se habían comprometido a participar como actores. Al igual que el clima, el ánimo y la disposición de la gente era cambiante.

¿Cómo trabajaron los papeles de los actores profesionales y los no profesionales? ¿Fue un largo proceso en ambos casos?

P: Con los actores trabajamos previamente antes de partir al sur. Con Eugenio (Manuel) salíamos en Santiago a caminar y a improvisar con gente que encontrábamos en la calle, como taxistas o estacionadotes de auto. También escribíamos supuestas escenas para ensayar las partes más ficcionales, ahí incluíamos a Samuel con su personaje Rodrigo para definirlo también.

C: Tanto para los actores como para los no actores fue un trabajo sobre supuestos. Manuel debía interactuar con los no actores, pero no sabíamos cómo ellos iban a reaccionar. Así surgían hallazgos que había que resolver intuitivamente, como enfrentar su registro y su trato. Lo importante era que fueran personajes que emanaran autenticidad. 

¿Cómo fueron sopesando la posibilidades de caer en ciertos “folkclorismos pintorescos” o de abusar de las confianzas de los lugareños?

P: Creo que la primera medida para ello, fue haber elegido un lugar como Calbuco, dónde no se respira esa imagen turística que existe en otras partes del sur. Su belleza radica en la autenticidad de la gente, que para nosotros era ver una extraña realidad en bruto, sin pulimentos.

C: Lo pintoresco creemos tiene que ver con una mirada pasiva, complaciente, enaltecedora, prefabricada respecto a lo mirado y quien mira. La película no creemos que vaya por ese rumbo.

En términos artísticos y el resultado con el público que la ha visto, ¿la película ha cumplido los propósitos iniciales?

C: Es raro juzgarlo uno mismo. Pero en términos artísticos nosotros estamos contentos y satisfechos. Le película película nació con un ánimo de escritura y realización, pero por sobre todo de juego. Lo que descubrimos luego fue que de ello habían nacido reflexiones y discursos muy interesantes.

P: Es una búsqueda que nos es muy grato compartir. Claramente entendemos haya gente que viaje por ella, y otra gente que no. Que todos lo hicieran sería más sospechoso que lo primero.

Hay últimamente una exploración del cine chileno en locaciones sureñas o fuera de la ciudad como reflejo de cierta desolación o búsquedas de algo, ¿tuvieron directores o películas chilenas que les sirvieron de influencia o referencia, o éstas vinieron de otros lugares?

C: No sé si es una tendencia tan marcada en el grueso de las películas del país, pero es cierto que se respira una tendencia en construir sobre la relación de personaje y entorno. Son relatos de desplazamiento y encuentro. Las influencias de la película son diversas y no pasan sólo por ese núcleo narrativo.

P: Si de buscar referentes se trata, hay un poco de todo, tanto consciente como inconscientemente. Desde El Chacal de Nahueltoro hasta Tropical Malady, pasando por Reygadas y Robert Bresson. Nos gusta analizar y discutir películas, pero no tanto en un rol maquiavélico. Nos gusta ver películas, muchas películas. Nada más.

¿En qué consisten los trabajos anteriores de ambos?

C: Diversos y típicos: Cortometrajes, Obras de escuela, Videoclips, Comerciales y de vez en cuando algún trabajo por encargo para pagar lo que hay que pagar.

¿Qué viene después de Manuel de Ribera? ¿Trabajan en un nuevo proyecto conjunto o tomarán caminos separados?

P: Tenemos proyectos juntos y separados. Juntos un proyecto concreto para la web, separados proyectos de carácter Bíblico por un lado y de Ecosofía por otro. Pero claramente hay un espacio de creación e ideológico común para seguir compartiendo.

¿Hay alguna fecha de estreno comercial próximo en Chile y en qué otros festivales puede ser presentada?

P: El 19 y 20 de este mes se mostrará en SANFIC. Luego entre el 2 de septiembre y el 3 de octubre vamos a estar en la sala de cine de Lastarria 90. En octubre estamos invitados a la Viennale, uno de los festivales de cine independiente más grande de Europa. Aparte de eso seguimos en búsqueda de nuevos espacios de exhibición, tanto en salas como festivales.