Conversando con Pablo Larraín, por Andrés Daly y Víctor Hugo Ortega
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Esta entrevista a Pablo Larraín fue realizada el lunes 14 de enero de 2013, para el programa radial «El mundo sin Brando», por sus conductores Andrés Daly y Víctor Hugo Ortega. Fue emitida por Radio Santo Tomás el miércoles 30 de enero de 2013 y subida a las plataforma Podcaster.cl y MixCloud.com, en donde puede ser escuchada íntegramente.

Los derechos de esta entrevista han sido cedidos a CineChile.cl, para ser publicada en formato texto.

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Víctor: Teníamos una deuda –hace mucho tiempo–, desde el capítulo #75 dedicado a la película No, de Pablo Larraín, donde lo habíamos pelado, habíamos dicho que le habíamos escrito, ¿no cierto? Habíamos dicho “porqué no respondió ese correo que mandamos…”

Andrés: (interrumpiendo) Tu mandaste el comentario….

Víctor: Mandé el comentario “al aire”…y ahora está acá, en El Mundo sin Brando, Pablo Larraín, con esta flamante nominación al Óscar a la mejor película extranjera. Así que, te doy la bienvenida, Pablo, y te agradezco por estar acá.

Pablo: Muchas gracias y encantado de asistir… de venir.

Andrés: Bienvenido. Y claro, esta nominación tan reciente, en cierta forma generó un gran revuelo periodístico, y ha tenido que ver con esta cosa que tu también escribías, Víctor, en un artículo que publicaste en Cinechile.cl, una mezcla de distintos elementos; por un lado, este reconocimiento importantísimo y un hito dentro del cine chileno; y, por otro lado, también, despierta en otras personas –que a lo mejor no están tan cercanas al cine– esta idea de pronto media fetichista –como decías tú. Porque todo el mundo conoce el Óscar y, al decir “hay una película chilena”, se despierta un mayor interés en ver la película y posibilidades de reestreno y todo lo que está pasando ahora con tu película.

Pablo: Ehm… si. Eso es quizá lo mejor que tiene. Que mucha más gente se entera de la película y mucha más gente quiere verla. Y eso es súper choro, como que la película va a volver a salas ahora. Y eso, puta, no sé po’, tener una película en salas es lo que uno más quiere en la vida. Que la película se esté viendo, por personas. Esto hace que más gente la vea y llega muy bien, porque es antes de los estrenos que vienen ahora de Estados Unidos, de Europa, Asia, en fin, son muchos países; y hubo más gente que la quiso comprar, y la van a tirar con más copias ahora. Crece. Y eso es fascinante.

Andrés: Eso es notable, que lo genere.

Pablo: Produce eso… porque también en el nivel más estrictamente artístico –si se quiere–, o estético, o de apreciación, seguramente hay películas chilenas que han estado en lugares, festivales o instancias, que tienen la misma complejidad, sofisticación o más. Lo que pasa es que el Óscar implica un elemento mediático muy fuerte y depende mucho también de cuales películas hayan cada año. Yo encuentro que dentro de todo, en general – como poníai tu en el texto, hoy día lo leí– estoy de acuerdo po’ hueón, completamente. En el sentido de que el Óscar igual ha atinado y le ha dado cuatro oscares a Fellini, por ejemplo, o a Bergman, a Kurosawa –si no me equivoco. Entonces, ha logrado también un standard en el otro lado del mundo –del cine– que también es interesante.

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Víctor: Si po’, aparte que –lo que yo explicaba ahí– que era mi fetiche favorito del Óscar, es que el Óscar a la mejor película extranjera no existía y se lo dieron a Vittorio De Sica por El Limpiabotas y El Ladrón de Bicicletas, como diciendo: “ustedes no lo reconocen, lo recocemos nosotros”. Entonces, encuentro que es muy astuta como estrategia comercial lo que hace la Academia.

Pablo: Y además con esas dos películas, y con De Sica. Entonces, hay algo ahí que hace que tenga también un interés artístico que es choro. Pero, como te digo, hay otras películas chilenas, muchas, que han logrado estar en lugares que, personalmente, me producen el mismo respeto, con respecto a la cinefilia.

Andrés: Totalmente. Claro. Pero el Óscar tiene ese pedazo en el corazón de uno como cinéfilo. Y todos los años uno mira los Óscar –independiente que esté de acuerdo o no–, discute….hemos pelado. Como en el segundo o tercer capítulo estábamos pelando a los Óscar contra Cannes.

Pablo: Uno los ve en La Red ¿no? O en streaming.

Víctor: Oye, bueno, ha sido rápido lo que ha pasado con tu carrera –si lo podemos llamar así, entre comillas–, siempre es una invitación a poder hablar de carreras, de trayectorias. Pero, ha pasado rápido el tiempo; 2006 Fuga, 2012 No, son seis años y has tenido una evolución importante en términos de temáticas, de estilos, ¿cómo lo has visto tú?

Pablo:  Lo que pasa es que no le sumai todo lo que uno se demora en hacer una buena película.

Víctor y Andrés: Claro.

Pablo: Fue estrenada el 2006 [Fuga], y yo me demoré mucho tiempo en poder hacer esa película.

Víctor: Claro, pero lo veo también desde la visión…

Pablo: (interrumpiendo)…No, sí te comprendo…yo diría que son como unos diez años…

Víctor: (continua) la visión del público general. Ese público que ahora está diciendo “Ah, tenemos a Pablo Larraín nominado al Óscar”, y te googlea, ve tu ficha técnica…

Andrés: ¿El que ve IMDb, dices tú?

Víctor: El que ve IMDb o FilmAffinity…

Andrés: Pero, claro –como dices tú–, ahí está todo el backup

Víctor: Pero me interesa saber como has visto tu evolución como cineasta, desde Fuga hasta ahora.

Pablo: Entiendo la pregunta, me cuesta contestarla porque es más espontáneo. No soy del tipo de persona que planifica tanto las cosas. He ido haciendo una película después de la otra, encontrándome con ella. Y hemos tenido la suerte de aprender a hacerlas y de entender la plataforma, y cómo plantearlas y cómo promoverlas, también. Y eso también lo hemos podido compartir con otros directores. Tengo la suerte de tener a mi hermano, Juan, que trabaja conmigo –que es el productor– que es el gerente de la oficina y es en realidad quien lleva el barco. Pero ha sido muy espontáneo y he ido aprendiendo ene. Me he equivocado muchísimo, y lo he pasado bien y mal. Y cada película ha tenido una personalidad y eso me gusta. Me interesa muchísimo poder hacer películas que tengan una personalidad en sí misma y no representen tanto referencias de otros como mías. Yo creo que cada película es un ciclo, de alguna manera. Aunque haya películas sobre una misma materia, yo las veo como personitas en el sentido que son súper distintas entre ellas. Y eso me interesa. Hay algunas mas defectuosas que otras, que odio, que cambiaria de nuevo mil veces, y otras que me han empezado a gustar en el tiempo y otras que me han dejado de gustar.

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Víctor: Por ejemplo, qué cosas te han empezado a gustar con el tiempo, de tus películas.

Pablo: Yo con el tiempo le he empezado a tener mucho cariño a Post Mortem. Ha envejecido muy bien en mí esa película, y no tanto las otras. No digo No porque está muy cerca. Lo que pasa es que también es difícil hacer una apreciación estética de tus propias películas porque lo que uno también hace es que vive con ellas. Cada película también es un periodo de tu vida, un momento. Entonces, el cine –afortunadamente para mí– es también poder hacerlo. Cuando uno lo hace es muy de experiencia. Entonces está conectado a demasiadas cosas. Es muy difícil para mi tomar distancia y tener una apreciación coherente. Lo que si te puedo decir que lo he pasado mejor con unas que con otras. Y he aprendido a disfrutar más el proceso. A ratos al principio era la ansiedad de filmar. Y después con el tiempo empezai a disfrutar más el montaje o a veces la escritura; o ya solamente a pensar en la película. Yo, por ejemplo, antes de hacer cada película –y ahora también– descarto miles de ideas. Leo mucho sobre algo y lo boto. De repente viene otra cosa, me interesa otra cosa y la boto. Y en esa botada pasaste por leer muchas cosas y es un mundo fascinante, o te perdís: “Ohhh, que lata esto” [risas], o te da miedo, o veis películas del tema…

Andrés: (interrumpiendo)… y decís “esto no lo voy a poder hacer…”

Pablo: O, esto no lo voy a superar nunca….”no te metai ahí, porque”… ¿me entendís? Y también empezar a buscar lugares más libres, que –es lo que yo creo– es el gran mérito de No.

Andrés: Totalmente. Oye, y cuando fueron armándose estas cosas, porque ahora mucho de lo que se menciona tiene que ver con esta idea de que No –y tú también lo has dicho–, como que cierra una cierta mirada que tú le quisiste dar un periodo histórico en Chile que no estaba tomado, en los elementos que tú tocaste, ¿eso fue algo que se dio naturalmente?

Pablo: Sí, es una trilogía inesperada. No es algo planificado….Fue muy loco porque habíamos hecho Fuga, había sido chocar de frente contra un muro a 100 kilómetros por hora y sin cinturón de seguridad [risas]. Entonces, pasó eso, aprendimos muchas cosas, buenas y malas, pero fue una película que no pudimos disfrutar.

Andrés: ¿Fue la más sufrida de todas?

Pablo: Sí… la disfrutamos hasta que salimos pa’ fuera con la película. Y no lo digo por las críticas,  si no porque yo en el tiempo le encontré mucho sentido a que es una película muy despelotada en miles de lados. Entonces, también, no soy autocomplaciente con la película, como de que “nadie la entendió”, no. No van a escuchar eso de mí [risas]. Hay cosas que creo que son valiosas y que no les dieron mucha atención y que se les pudo haber dado. No pasó. Pero no por eso voy a pensar tanto lo contrario.

Y, después, hicimos Tony Manero, surge esa película, con muchas libertad la filmamos. Y cuando la estábamos editando y supimos que habíamos quedado en Cannes, que fue un gran día, casi más grande que el día que nos dieron la nominación [al Óscar]; porque fue como un primer paso para la humanidad; para nosotros fue como un “venimos de Fuga y quedamos en Cannes”; fue como: “hueón, que bien, fueron los primeros en verla, puta, a alguien más le gusta, cacha la hueá”. Y después le fue súper bien, a nosotros nos gustó mucho la película y la encontramos muy interesante, también. Y cuando estábamos haciendo eso –y  esta es la historia de No; yo no sé si lo he contado–, un productor canadiense llegó a Chile y citó a cinco productoras en un café, en un restaurant, en un bar, y no llegaron ninguna de las cinco salvo nosotros. No tengo idea porqué, y era un productor bien conocido que tenía varios oscares, en fin. Un productor que después salió del proyecto. Imagínate como es la hueá, loca.

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Andrés: Que raro.

Pablo: Pero por un problema técnico de financiamiento desde Canadá. Por que la ley canadiense impedía que se pudieran financiar películas en español y eso él no lo sabía, pero trabajó los primeros dos años y no pudo ser parte de la película. Pero, en el fondo, ahí nos dice éste hueón [el productor canadiense]: “sabís qué, acabo de leer una obra de teatro de Skármeta y es increíble que sea una comedia”. La primera reacción fue decirle “como se te ocurre hacer una comedia de eso”, esto no es divertido [risas].

Andrés: Los canadienses no entienden nada.

Pablo: Imagínate, estoy hablando del año 2008. Ahí, empezó la idea de hacer la película, comenzamos a investigar y cachamos que Pedro Peirano era el indicado –y creo que no nos equivocamos–. Pedro se sumó a un proceso de investigación muy grande. Hicimos cada uno muchas cosas; él hizo La Nana, hizo sus comics, hizo 31 Minutos; mientras, uno avanzaba, yo hice Post Mortem, entremedio. Y, de repente,  la película se ensambló. Entonces fue como súper cruzado, nunca fue planificado ni nada parecido. Además, era una película a la que todos le teníamos ganas pero también mucho respeto y miedo, po’ hueón…

Andrés: (interrumpiendo)….Sobre todo por meterse en el área de la comedia, de lejos….

Pablo: ¡No, meterse con el No! Meterse con el plebiscito, en serio ¿cachai? Meterse en serio y hacer la investigación. Como que al principio todos dijimos: “¡Ya….Ehhh….Sí!”……Pero hubo una distancia. Nos demoramos en que empezáramos realmente a decir: “Ya, la vamos a hacer… ¡Hagámosla, hagámosla!”….

Pero empezó la investigación y teníamos en un minutos dos mil cintas y horas y horas de entrevistas, más miles de libros, recortes, todo; y Peirano fue capaz de meterlo en un texto y de muy buena manera; y después lo seguimos trabajando juntos pero él le dio la estructura y la lógica a la película; y yo me metí en ese momento –cuando se estaba creando el guión–  a la idea de que podían ser las personas originales, a un poco el tono….Pero la estructura y el ánimo original de la película viene de Pedro. Después fuimos trabajando los diálogos.

Víctor: Hay una cosa en el estilo de tus cuatro películas que a mi me llama la atención y quería proponerlo acá en la mesa para que lo debatamos –no sé si tú también lo ves así, si coincides, si estás de acuerdo. Me parece que desde Fuga hasta ahora han sido películas que obstaculizan a que los espectadores se conecten emocionalmente con ellas. Y ahí se me genera una contradicción, porque pienso, las películas gustan igual. Nosotros hacemos clases, estamos en contacto con alumnos, con público…..

Pablo: (interrumpiendo) Te entiendo perfectamente, hueón…

Víctor: ¿Cachai? Fuga era una narrativa clásica, una película que estaba hecha para todo tipo de público, la vio un público muy diverso. Pero, de repente, pasan un par de años: Tony Manero; una cámara que se mueve, una cámara que en la escena crucial lo suelta –al Alfredo Castro cuando entra al show–, se va por el otro lado. Y ahí entran los cuestionamientos de la crítica sobre el estilo: “oye, qué onda este realizador, partió con esto”. ¿Cómo fue ese cambio?, porqué ahí hay un giro, hay una transición, yo la veo en las películas.

Pablo: Sí, yo te entiendo. A mí lo que me pasa, hueón, es que me he ido dando cuenta que a mi lo que gusta es identificarle una caligrafía a cada película. Y cuidarla, y hacer pocas ideas –quizá parte del problema de Fuga es que tenía muchas ideas–; entonces, concentrarse y trabajar un estilo que le dé una identidad a esa película. Y además también pasa que yo trabajo siempre con Sergio Armstrong y tú te acostumbrai a esa caligrafía, y empezai a hacer un canon dentro de esa película. Entonces decimos “¡Para, para, no, no!….No estamos filmando así, no estamos haciendo un Dolly ahora”. Entonces, tenemos que adaptar y seguir ordenadamente para que tuviere una caligrafía, y nos demoramos en descubrirla. Yo he botado en estas últimas tres películas horas de material, horas de cosas que no tienen mucho que ver y que uno va probando. Uno mientras más viejo te ponís más depurado en decir menos cosas e ir más al detalle. Cada película fue una idea descubierta también en el rodaje, pero una sola idea –creo yo.

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Víctor: Y ¿la tenías pensaba desde antes de…?

Pablo: …Y también durante la vas descubriendo, en ese sentido me siento súper artesano de la cámara y de realizar, también.

Andrés: ¿Y cómo surgió la…?

Pablo: (interrumpiendo)… Pero perdón, hay una pregunta que es muy importante. A propósito de la empatía, la tesis de la empatía…

Víctor: (interrumpiendo) Con el público…

Pablo: Claro; de si los personajes tienen más distancia o no, si es relevante la empatía. A mi lo que me termina pasando con eso es que lo único que yo pido –lo primero–, es que yo me la crea. Que tenga una verdad dentro de ese estado narrativo, que haya algo que sea verosímil, aunque no sea realista. Porque son cosas muy distintas. Y que logren adquirir una voz una caligrafía dentro de lo que son. Entonces cuando eso está establecido la distancia con el espectador no es algo en lo que yo me preocupe.

Víctor: Yo creo que se da sola y es un cuestionamiento para ellos mismos. Porque si uno mira tus películas con distancia, Tony Manero, No, son películas súper chilenas, por temática: “El festival de la Una”, el mismo Plebiscito –que no son cantos a la bandera– , o sea, se enfocan en eso y que fueron importantes para la sociedad chilena. Pero al mismo tiempo están construidas con una estética que es europea, una estética que es ajena al gran público chileno. Si hay que decirlo.

Pablo: ¿Tú creis, hueón?

Víctor: Yo creo que sí. Yo creo que la cámara movediza le molesta al público, yo creo que los cortes…

Pablo: (interrumpiendo) Si…..pero esa cámara….si….pero bueh

Víctor: …Los cortes directos de NO, cuando el personaje de Luis Gnecco le está explicando a García Bernal algo que es fundamental en la trama de NO, esos cortes ¡pahh, pahh! son molestos al público, le cuesta un poco engancharse. Te lo digo porque yo la película la vi con amigos, la gente que no es del cine. Entonces, cuando hicimos ese capítulo sobre el No, hacíamos una analogía con Memorias del Subdesarrollo, de Gutiérrez Alea –gran película–, que también busca ese montaje. Y ahí lo uno enlaza con una idea que tenia Gutiérrez Alea de exigirle al espectador.

Pablo: Sí, pero yo no lo hice por eso –después podemos hablar de eso si quieres–. Pero, a mi me pasa, también, que hay como una estructura de administración, o de manipulación emocional, muy abusada por una parte importante de la cultura cinematográfica, de las películas y de los cineastas, de la que uno también rehúye. Cuando a veces tú en un ensayo, o en un guión, sentís que es una hueá que hai visto muchas veces, y que no tiene nada de vuelo, y que es una lata porque es súper reconocible. O sea, yo hago tele también, e hice una serie ahora, la segunda temporada de Prófugos, que estoy seguro que quedó bastante mejor que la primera –estoy bien contento por eso–. Eso es tele y sé perfectamente que la persona va a distinguir y ahí no me viene ningún tipo de complejo. Me parece que la tele tiene que ver abierta y conectar, y ponemos música para apoyar ciertos momentos, y tratamos que la estructura, que igual es fría, puta, que sea más clásica y que logre una…no sé…

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Andrés: Te metís en ese código no más, te adaptai, sabís que estai ahí…

Pablo: Claro. Respetai que también está diseñada para que la gente se conecte con ella y haya más empatía. Yo al cine le pido más, y le pido verdad, y le pido originalidad, extrañeza. Me interesa que haya cierto peligro en lo que está pasando, que a ratos sea perversa si es necesaria, si es amarga es amarga, y a veces también es bonita. Lo que pasa….

Víctor: (interrumpiendo)….”Cierta cuota de misterio” –como decía Buñuel–. Lo veíamos cuando hemos hablado de Tony Manero, en el hecho de que termina con un final abierto. O, en No, cuando el personaje de Gael García Bernal va caminando con su hijo en toda la ebullición –ese plano es muy bonito–, porque el tipo está descontextualizado, es como de otro tiempo. Cuando va caminando y está toda la algarabía en los lados….

Pablo: Era absolutamente imposible hacerlo de otra manera. Porque –digo– a mí me costó muchísimo dado lo que he venido haciendo. Me acuerdo puntualmente el día de la celebración del No, cuando filmamos eso. Cuando el comando se forma y toda la mecánica para el momento del “Eureka, ganamos”, que es la dignidad de ese momento; era muy difícil que no fuera de goma, que fuera ajeno, que fuera una hueá completamente pirotécnica, y que la gente estuviera revisitando un lugar muy asqueroso…

Andrés: (interrumpiendo)…Y que cayeras en lo que temías, en la manipulación…..

Pablo: El triunfo es muy delicado. Filmar una derrota es más fácil. Filmar al cabizbajo es mas fácil. Pero, era la naturaleza de la película, el alma, la historia. Y claro, lo que hicimos fue darle extrañeza al Gael. Que el estuviera en un lugar como distanciado pero ahí también; profundamente emocionado, pero en silencio.

Víctor: Aparte que él fomenta harto la idea, es muy sutil facialmente.

Pablo: Es muy importante que haya misterio, porque si no para qué vas a ver la película.

 

[1º PAUSA MUSICAL: “Chile la alegría ya viene”, de Claudio Guzmán y Rosa Escobar. Autor: Jaime de Aguirre]

 

Víctor: Seguimos acá en El Mundo Sin Brando #99, con Pablo Larraín, hablando de sus películas, de la nominación al Óscar, de la crítica vamos a hablar también, del público…

Andrés:…De las conexiones con el público. Partimos hablando de que el Óscar da esa oportunidad de conectarse con otro público que a lo mejor pasó por alto la película y ahora tiene esa oportunidad por este elemento icónico que aparece en el cartel, y dice: “ahora si la voy a ver, ahora voy a aprovechar de verla en el cine”… Ojalá, debería ser así, eso es lo que esperamos…

Pablo: (interrumpiendo)….Pero también es un estreno como limitado, en algunas horas, como que la van a dar, en general, en la tarde-noche y con una cantidad de copias limitadas….Pero está perfecto, es bakán.

Andrés: Y cómo fue –a propósito de la conexión con el público– en sala, cómo lo viste tú, cómo viviste esa experiencia.

Pablo: Bueno, a mi me pasa que uno oye tantas cosas, hueón, que es confuso. A mi me cuesta tener una opinión muy clara y definida sobre la percepción que puede tener la gente sobre la película. Porque uno oye muchas cosas normalmente más cosas buenas que malas. La gente que no gusta de la película no te lo dice, no en la cara. Uno puede leerlo y cacharlo en Internet, en fin. Yo tampoco soy tan aislado como para no entender un poco lo que pasa y lo que se siente. Yo creo que con No pasó realmente de todo. Hubieron opiniones de toda clase, tanto especializada como no. Hubo gente que reaccionó de manera muy diversa y eso es choro. Y también hubieron “sorpresas”, ¿cachai?…. Cosas que parecen interesantes como reacciones en distintos sectores que no yo esperaba. O gente que se sintió aludida de manera rara; o que piensa que la película tiene que cumplir con ciertos roles que no cumple. Hay cosas ajenas al mundo de la ficción. Hay un ánimo en Chile como estructural con la ficción. Nosotros tenemos un problema con la ficción….y con la nuestra, no con la de afuera. Nadie se complica cuando ve una película gringa, o una serie, o una película europea…

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Víctor: (interrumpiendo)… Que resume la Guerra Mundial en 45 minutos…

Pablo: (continua)…O cosas que son aceptadas. Aquí las complicaciones se producen cuando nosotros somos reflejados, cuando el cine opera con nuestras propias historias, y cuando nosotros nos representamos de alguna manera queda la cagada. Es muy increíble. Y no sólo pasa, ojo, sólo en el cine, pasa en el teatro, en la televisión. Todo lo que pasó con Los Archivos del Cardenal, con El Remplazante, lo que ha pasado con el cine chileno que revisa ciertas cosas. Es bien increíble como nos vinculamos con la ficción. Es súper interesante también, pero es bien particular.

Andrés: Sí, es raro. Yo leí varios comentarios en foros y mucha gente exigía que tu película fuera como un “documento histórico”, un “documento real”, o se exigían voces que no estaban en tu película. Así como “porqué no se mostró esto”.

Víctor: Y las críticas que han tenido más visibilidad en los medios, como la de Garretón que la trató mal. Me acuerdo de la crítica que hizo en el noticiero de Chilevisión Ítalo Passalacqua. Que claro, también me lo tomo seriamente porque el comentario de Passalacqua está hecho para el gran público….

Pablo: (interrumpiendo) También Héctor Soto en La Tercera, que la hizo pedazos; Ascanio Cavallo, también; Ernesto Ayala, en Artes y Letras; Polo Muñoz, en LUN. Si tú veís, el promedio es objetivamente atroz… la mayoría muy malas.

Víctor: Bueno, yo no sé si estoy tan de acuerdo que le haya ido tan mal a No. Lo que sí, a veces siento que tú eres un realizador atípico en cierto sentido. Porque siempre respondes a las críticas y eso no es habitual en el contexto del cine chileno.

Pablo: Pero no siempre, hay momentos en donde me sulfuro y después me arrepiento, y nada, salgo a reaccionar contra el statuo quo; de la posibilidad que alguien tiene de poder escribir de esa manera sobre ese tema, y  que está bien; y que esa masa crítica que normalmente está conectada entre sí –a través de las redes sociales– no opine nunca del trabajo del otro. Por lo tanto, pasan dos cosas; ellos determinan el fin del diálogo; y segundo, permite que no se sepa bien que opinan del trabajo de gente que puede escribir una barrabasada, que pueda llegar y escribir realmente cualquier cosa en un medio muy importante. Entonces, cuando se corta ese diálogo de gente que normalmente es muy crítica con todo, gente que opina de todo, y que cuando pasa eso cortan el diálogo, es muy fome.

Pero también pasa que surgen otras voces de gente que no escribe en los diarios, gente que tiene sitio web, o gente que es derechamente cinéfila –que también sigo y que me interesa– que son capaces de aportar también a la discusión crítica de una manera muy interesante. Me parece que yo he aprendido mucho más,  y me he conectado mucho más, y ha sido para mi más interesante, en general, la crítica de página web; de gente que está más cerca del criterio estético y que es más compleja –si se quiere, de alguna manera– que lo que pueda pasar con Polo Muñoz, lo que pueda pasar con….da lo mismo….con gente que escribe derechamente cosas que llaman mucho la atención. Pero, en todo caso hay gente a la que sigo y que leo, y que me parece interesante. Porque son personas capaces de poner lo que ellos son en esos textos.

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Víctor: Sí, ahí te hacia la relación que me recordaba mucho el libro de Aldo Francia, El Nuevo Cine Latinoamericano en Viña del Mar –que te lo recomiendo si es que no lo has leído. Porque él hace una defensa muy pasional de sus películas…

Pablo: Pero es interesante y es noble eso, que salga a defender sus películas si tiene argumentos estéticos para hacerlo….

Víctor: (interrumpiendo) Aparte, es un tipo que quiere mucho su obra. Eso también es destacable.

Pablo: Por supuesto.

Andrés: Totalmente.

Víctor: Y hay un tema que no queremos esquivar. Que lo dijimos en ese capítulo #75 que le dedicamos a la película NO. Que es el tema de tu padre, los prejuicios que existen en la escena cultural chileno –si le podemos llamar así–: tu padre, Hernán Larraín, senador UDI.

Bueno, es obvio que el tema te tiene podrido, me acuerdo en la entrevista a Tolerancia Cero que –alguna vez te dije– se te notó incómodo cuando en algún momento te sacaron el tema….

Pablo: (interrumpiendo) Yo estaba, puntualmente en ese programa, muy incómodo. Me puse muy nervioso. Yo nunca había estado tan nervioso. Estuve a punto de pararme en un momento….pero no por culpa de ellos, para nada, fueron muy amables los panelistas, conmigo. Pero me puse muy nervioso con las cámaras, me asusté caleta, no sabía que hacer. Me incomodó, sí. Pero no puntualmente el tema de mi padre….

Andrés: Como el lugar en sí…

Pablo: (interrumpiendo) Me puse nervioso, hueón, en el programa…

Víctor: Concretamente qué te pasa cuando –porque tú sigues mucho Internet, tú rastreas cosas– ves que dicen: “Ah, un integrante de la derecha está reescribiendo la historia”, qué pasa con eso, en la más honesta.

Pablo: Mira, de todo. Y he ido pasando por distintas etapas. Porque también uno se pone más viejo po’ hueón, aprende. Y nunca he logrado desarrollar eso que dicen “cuero de chancho”, a mi me siguen afectando por igual muchas cosas. Por lo tanto me permito a mi mismo la amargura y la rabia con ciertas personas o con ciertas ideas. Pero también lo que empieza a pasar es que te empiezas a acostumbrar. Y en esa costumbre uno también empieza a casi hasta el punto más perverso de disfrutar que te moleste [risas]. Como no tengo nada que hacer ya a estas alturas del partido, no voy a cambiar. Tampoco voy a poner nada de mi rabia o mi odio que te puede tener a ti, o a tal persona, en mis películas. Porque no las voy a tocar con tu mala onda ni lo que yo siento por tí tampoco; te empezai a acostumbrar y empezai a ver cuando alguien dice algo de la película que empieza a ser interesante. Que no sólo pasa con la obviedad del mundo de izquierda que te pueda decir: “Como viene este pendejo Larraín, cuico, de la UDI, a re-escribir mi historia”.

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Víctor: Como esa de El Ciudadano que decía: “la visión del Plebiscito de un Larraín Matte”.

Andrés: Yo tengo una que decía: “Me encantó la película pero me hubiera gustado que no la hubiera hecho él”.

Pablo: La raja.

Andrés: ¡Súper delirante!

Pablo: Perfecto. Es interesante. Entonces, uno empieza a convivir con eso y a verle también objetivamente una manera de divertirse y encontrarse con eso. Porque o si no te pudre, solamente. Me ha pasado, he estado muy podrido y muy distante….y no es sólo el discurso de izquierda más clásico. Si no que también lo que pasa con la derecha, cuando Piñera dice: “Ví la película y no gustó mucho porque está demasiado centrada en el marketing” [risas]. Es maravilloso. No entendió nada pero lo que entendió también es interesante; hay muchas cosas que se pueden decir.

Después cuando aparece otra lectura que también es como política y crítica; yo creo que Ascanio (Cavallo) es alguien que tiene mucho interés ideológico en todo lo que hace, y tiene muy buena pluma, y es una persona muy culta. Es buen cinéfilo. Pero, cuando el escribe y dice que “la metáfora es pobre”. Él era un tipo que escribió en las revistas de izquierda más duras y que defendió los derechos humanos y que peleó por muchas cosas, por un país y un mundo distinto; y hoy día es un asesor de empresas que hacen toda clase de artilugios de todo tipo; éticos, no-tan-éticos, de multinacionales, de HidroAysén, en fin. ¡Él es la metáfora! Es muy lindo que no lo lea y que no lo vea. Yo he sido capaz de disfrutar con eso. Y  no lo digo de pedante, lo digo porque también tengo la posibilidad de ver que es lo que se lee en otras partes. Si tú haces un trabajo que sólo tiene algún alcance en tu entorno inmediato; si tú sólo lees y aprendes de esa reacción; si tú eres capaz, también, de mostrarla, viajar y leer los medios más importantes del mundo y conocer otras opiniones, entonces, decis ya po’, aquí hay de todo. Entonces, también es posible aproximarse a una perspectiva de lo que sucede acá.

También hay gente que la lee muy bien o que, por último, hace un análisis interesante y que es totalmente desprejuiciado. Y esa gente me interesa, gente como Christian Ramírez, Pablo Marín, Daniel Villalobos, Iván Pinto… bueno aquí, hay un conflicto –me contaron–….[risas].

Andrés: Un conflicto emocional, no resuelto, con Víctor… Iván Pinto está al aire…

Víctor: (interrumpiendo) Noooo….no tengo nada contra él…

Pablo: …Me interesa la gente de lafuga.cl, en general….

Víctor: (interrumpiendo) La gente de Cinechile.cl.

Pablo: …Sí, se leen… y de verdad pienso que es muy posible aprender y enriquecerse ene con el comentario crítico y estético, e incluso del más político y del más desfachatado… Porque yo si fuese una persona que hubiese sufrido en esta vida por razones políticas y aparece un hueón como yo; comprendería perfectamente que puede tener rabia y odio hacia mí. Y, lo comprendo perfectamente, y yo no tengo absolutamente nada que hacer con esa huevá. Solo me acostumbraría a vivir con él no más.

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Víctor: Mira que me queda dando vueltas eso, porque, también yo he sentido que algún sector de la prensa ha esquivado el tema. Yo siempre le decía al Andrés: si tú algún día tú venis al Mundo sin Brando yo te iba a preguntar eso, porque no tiene nada de malo….

Pablo: (interrumpiendo) A mi, hueón, me da lo mismo…

Víctor: (continúa) Sería bueno conocer tu opinión y hablarlo así, como estamos ahora…

Pablo: Por supuesto. Es muy interesante la arbitrariedad. Yo creo que hay que permitirse ser arbitrario, hay que permitirse administrar bien tus odios y tus rabietas, en general, todos las tenemos. Y este es un país en donde la derecha ha sido muy culiada con mucha gente. Y ha criado muchos cuervos, y muchas sensaciones oscuras y ocultas. Entonces, si una persona tiene ese origen y viene de un lugar tan “deleznable” –como puede pensarlo mucha gente–, comprendo perfectamente que así suceda. Ahora, en un nivel estrictamente estético, puta, te voy a mandar a la chucha siempre, porque no voy a respetar un comentario de ese tipo a la hora de hacer un análisis estético-artístico de una película. Si ese comentario está dañado por eso no me interesa y te puedo reclamar de vuelta con el mismo odio que tenis tú. Porque también me produce rabia y también me siento con el derecho de escribir y de filmar lo que quiera. Pero me parece interesante que pase y también es interesante cuando mucha gente lo ve bien. Hay mucha gente acá…porque uno se preocupa mas del comentario tonto, porque es más novedoso y es más interesante, la pelotudez a veces….

Andrés: (interrumpiendo)….Es lo que pasa en Twitter, también, porque como que quedan dando vuelta más rato…

Pablo: …En la televisión chilena la pelotudez triunfa, tiene más rating. Pero también acá se establecen estructuras de pensamiento, gente que escribe, gente que hace que el cine sea más interesante…

Víctor: (interrumpiendo) Que se lo cuestiona…

Pablo: …Que se lo cuestiona…. y que hacen buenas preguntas. Y que opina cosas con las que a lo mejor no estás de acuerdo, pero hay una opinión formada. Acá hay mucha gente que confunde cinefilia con trivia. Hay gente que confunde percepción o aproximación a una catarsis cultural, o a un experimento cultural, como puede ser una película, desde un lado estrictamente burgués también. Por que pasa que a mi a veces también me dan duro desde un lado muy burgués: “como viene esta persona a establecer cierto conflictos de clases, porque al representar a una clase tendría una discapacidad para hablar de ciertas cosas”. Entonces, ahí hay un cruce y una perspectiva enormemente burgués porque establece entonces que él si puede decir cual es la clase que si puede hablar de ciertos temas. Ahí se producen cruces para todos lados.

Y también es interesante cuando te tildan de tonto, que también pasa; “este hueón es tonto, los gringos son tontos, y como no se dan cuenta….Larraín –entre tontos se arreglan– y puta, les mete el gol, funciona en Europa, como esa gente está lejos….”

Víctor: (interrumpiendo) Pero, la respuesta para ellos y la intriga para otros, es que también funcionó en el Festival de La Habana. Y eso ha generado intriga en mucha gente, tú sabes eso.

Pablo: Bueno, así ha sido con las tres películas.

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Víctor: (interrumpiendo) Sí po’, y con Tony Manero, también…

Pablo: Y Post Mortem, que aun no te gusta tanto, compañero… [risas], te voy a decir que tuvo cinco premios en La Habana.

Ahora, yo también siento cierta resistencia en el medio. A mi nunca me han invitado a ser jurado de nada acá, jamás; de ningún festival, de ningún concurso….ni del puzzle [risas]. Y está bien. Como que siento que provoca una beligerancia. Pero como te digo, uno empieza a crecer y a acostumbrarse. Yo tengo 36 años, tengo hijos y estoy más o menos claro donde estoy en este mundo, y te empezai a acostumbrar po’ hueón, ¿cachai? Y, de la costumbre pasai a algo raro que igual te lo disfrutai y eso es medio loco.

 

[2º PAUSA MUSICAL: La cultura de la basura de Los Prisioneros]

 

Andrés: Pablo, yo te quería preguntar una cosa –tú mencionaste a Sergio Armstrong, director de fotografía–, porque en tus películas anteriores hay un cuidado estético súper claro. Y en esta película, hay un trabajo que tiene ver con otro mundo; trabajar con esa cámara, de esa época, reflejar –como decía Héctor Soto– una estética “sucia” que a él le molestaba y que a mi me agrada, y yo creo que tiene que ver con otra cosa, con otro elemento. Qué pasa cuando se pasa de un estilo al otro, de cierta manera te sentiste con mayor libertad….

Pablo: (interrumpiendo) En lo que no coincido es que sea menos cuidado, yo creo que al revés. Parece descuidado pero es muy difícil hacerlo –creo yo, en mi experiencia–, porque, lo que normalmente tiende a pasar es que se ve cuando, cuando no funciona…..los gringos tienen una palabra mejor que es staged, como “puesto en un escenario”….

Andrés: Ficticio…

Pablo: Claro. Y lograr esa cosa que parece media documental, más espontáneo, cuesta. Y claro, es difícil, porque, puntualmente en No nosotros tuvimos que iluminar mucho, que es una cosa que nosotros no hacemos. Prácticamente no usamos luz artificial. Y acá había que iluminar porque las cámaras tenían muy poca sensibilidad a la luz, muy poca. Entonces, para Sergio crear un material iluminado que iba a estar al lado de un material de archivo y que el relato, la diégesis, asumía que era lo mismo, el mismo espacio, era difícil. Entonces, tratábamos de buscar cómo. Porque las cámaras eran cuatro y todas eran distintas, reaccionaban de forma distinta a la luz. Teníamos cuatro lecturas de la misma idea. Entonces, íbamos moviendo las cámaras, probábamos una, después la otra, y después se echaron a perder, en fin, fue súper largo. Fuimos buscándole una caligrafía, pero muy lento, nos demoramos ene.

De hecho, yo al final del rodaje volví a filmar un par de escenas del principio del rodaje. Porque como que le encontrábamos la mano, y veía que por ahí habían escenas que estaba hechas de otra manera, no tan claramente. Entonces, apreté unos días, con los chiquillos de dirección nos arreglamos y pudimos volver a filmar eso. Y pasó algo muy bonito. Todos los actores estaban totalmente de acuerdo [risas]. Estaban todos felices de poder volver a filmar los primeros días que siempre para todos es espantoso. Uno idealmente debería poder contar con un par de días para perder el tiempo y poder filmar cosas que no son relevantes. Pasa mucho en las películas de que la gente que las hace después recuerda mucho los primeros días. Te acordai que todo era tan ajeno, entonces hay que elegir una escena que podai sacar….en fin, es todo un rollo.

Mira cuando hicimos Tony Manero y Post Mortem los mundos los inventábamos nosotros (aunque había un trabajo de [dirección de] arte súper acucioso en reflejar esos días, esas fechas). Luego, al no compararlo con otro material tiene vida propia, entonces, el espectador no se cuestiona cosas. Si tú estás viendo todo el rato archivos de la época, que además se ve igual que el tuyo, realmente tu material está en tensión con el otro, todo el tiempo. Y la verosimilitud está en un juego súper complejo. Y a ratos, la rompís, arbitrariamente; a ratos la rompís porque no pudiste estar tan cerca de la realidad; y a ratos lograi una ilusión que es más cercana. Y en el montaje después tratai de que todo se amalgame y armar el pastiche, que fue un poco NO. Pero, en el proceso, hay mucho de que las cosas van adquiriendo sentido en el viaje.

Víctor: Quería que comentáramos –un poco– el cine que te gusta, tus realizadores predilectos, películas favoritas, tus influencias, por dónde va el cine que te gusta.

Pablo: Yo he coqueteado con distintas cosas. Esa es la verdad. Me pasa que…

Víctor: (interrumpiendo) ¿Erí cinéfilo…?

Pablo: …Lo que pasa es que conozco gente que es tan cinéfila que me da miedo autodenominarme como cinéfilo porque al lado de ciertas personas “no sé nada”. Al lado de gente que respeto y que ha visto realmente mucho-mucho cine…

Víctor: (interrumpiendo) Pero no eres como Herzog, que dice: “la última película la vi en 1970”, ¿no? [risas]

Pablo: Noooo… si, lo que pasa es que he pasado por distintos períodos. Pero no, nunca tanto. Me he interesado en directores y en ideas de cine, porque he querido hacer películas que tienen algún vínculo con algún director en algún minuto, o con algún película, más que haya tenido una formación muy académica. No la tuve, tuve una pésima formación académica, entonces me fui formando a retazos de poder ir viendo películas, de leer de nuevo a ciertos críticos que me enseñaron mucho a poder formar una mirada critica; y después de empezar a entender y a conectar ciertas películas con otras. Y después cuando más lo he disfrutado es cuando he querido ir a entender ciertas ideas de cine en las cuales yo estoy explorando. Entonces, en una etapa diría que me obsesione con algunos directores…

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Andrés y Víctor: (interrumpiendo, al unísono) ¿Como cuales?

Pablo: ….Como el propio Herzog. Lo que pasa es que yo estaba en el colegio y una profesora empezó a llevar un proyector de 16mm a la sala de clases. Y las únicas películas que habían en 16mm eran del Goethe-Institut, que las arrendaban en ese minuto –estoy hablando de principio de los ’90–. Entonces me vi todo el cine alemán. Después yo me compré un proyector, me hizo socio y logré tener la proyectora en mi casa. Y, como era de tamaño tele, las proyectaba dentro de la pieza y todavía la tengo.

Andrés: La raja.

Pablo: Y veía las películas con audífonos. Me acuerdo de haberme comprado esos pa’ los aviones –porque sonaba mucho [la proyectora]–, de esos que usa la gente que trabaja con taladros en la calle, para aislar el ruido. Y así oía bien. Y ahí vi todo el cine alemán. Me vi a Fritz Lang, Wim Wenders –sobre todo la primera parte [de su filmografía]…

Víctor: ¿Te gusta Wenders?

Pablo: Sí… no tanto…

Víctor: No el actual…..¿Hasta dónde?

Pablo: Hay películas que me parecen fascinantes, y… ehm… Y bueno, como te comentaba Herzog. Me…

Víctor: (interrumpiendo) ¿…Ficción, documental, todo Herzog?

Pablo: (continúa)….Me pegó mucho el trabajo con Kinski. Las primeras películas, Woyzeck [1979], todas esas películas. Y además como te prestaban una a la semana, te obligabas a verla ene veces…

Víctor: (interrumpiendo) Yo ayer me repetí una de Herzog.

Pablo: ¿Cual?

Víctor: El enigma de Kaspar Hauser [1974].

Pablo: Puta… si po’ hueón… Y después, bueno, me conecté con los alemanes y ahí me empecé a interesar en los primeros americanos: en Hawks, en (John) Ford, después salté cuánticamente [sic] a Cassavetes, que me pegó más duro que la cresta. Y en un minuto como que me fui más a Europa, entre Bresson….

Víctor: Yo sabía que Bresson era un nombre…

Pablo: ¿Pero es que cómo no? ¿A quién no, hueón? ¿Tu creís que hay directores que no les….?

Víctor: (interrumpiendo) Pero es cuático… Yo le comentaba a un amigo, antes de este programa, que por el estilo de tú cine se respiraba un toque bressoniano por ahí.

Pablo: Pero a quién tú creís que no le puede afectar… Yo creo que es muy difícil. Porque sabes lo que pasa; hay tanta verdad y es una lección de poesía y realismo tan única, que es imposible que si tú quieres –creo yo, es mi opinión– hacer películas, al estar frente a una película de Bresson, es imposible que no te conmuevas y que no sea en un momento un referente…

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Víctor: (interrumpiendo) Porque claro, es uno de los ejes, es un referente, para los que lo conocen y lo siguen…

Pablo: Es demasiado fuerte, demasiado fuerte….

Víctor: Aunque yo sacaba que teníai algún vínculo con Bresson –quizá tú no vas a estar de acuerdo– pero, por el trabajo con los actores. Por ahí a mi me olía que había algún toque bressoniano….

Pablo: Puede ser… puede ser…

Víctor: Como dice Cristián Sánchez: “Matar la actuación”.

Pablo: Es que es tan bueno Cristian Sánchez. Yo lo fui a ver –ponte tú– para pedirte textos de películas de él…

Víctor: (interrumpiendo) Él es muy bressoniano…

Pablo: Sí…yo le he pedido textos, le he pedido líneas, para yo poder repetirlas yo en las películas. Y en todas las películas dice al final “en ésta película se utilizaron textos específicos de…”.

Víctor: Él fue tu profesor en la UNIACC ¿no? donde tú estudiaste.

Pablo: Sí.

Víctor: ¿Profesor de Historia del Cine?

Pablo: No, no, yo creo que era Cine, como se llamaba el ramo. Tenías, básicamente, que filmar y el te hablaba….Y nos retaba porque había que gente que no conocía bien a Peckinpah o a Alan Pakula –me acuerdo perfecto… [risas].

Víctor: Ahí lo que es interesante, es que por ahí uno va entendiendo –nuestro auditores también van entendiendo– parte de tu estilo. Porque si bien tú estudiaste en la UNIACC que es una universidad que tiene un corte de hacer películas más “comerciales”, de una narrativa más clásica, pero por los datos que nos estai entregando…

Pablo: (interrumpiendo) Sí, pero, el cine de la UNIACC yo lo entendía a través de Cristian Sánchez –que espero que siga ahí–, no sé si sigue haciendo clases…

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Víctor: (interrumpiendo) Parece que ya no esta ahí…

Pablo: Le haría muy bien, pero, claro, era muy interesante. Y después me empecé a interesar en directores que derechamente era necesario ver, porque en un minuto me di cuenta que era muy ignorante y que tenía que cumplir con ciertas falencias casi culturales. Entonces….

Andrés: Directores clásicos…

Pablo: Claro, como conocer muy bien el trabajo de Tarkovski. Desde eso hasta leer a Shakespeare…

Víctor: (interrumpiendo) Con sus buenas coca-colas y hartos cafés… [risas de Andrés].

Andrés:  …Y alguna épocas, por ejemplo, los ’70 en Norteamérica, también hay buenas películas…

Pablo: Sí, pero eso es demasiado placentero. Eso es más fácil que asumir y decir “necesito revisitar” o ver bien, porque uno a veces ve las películas desordenadas. Yo soy mateo [sic] y veo bien a un director; y después me pasó con Pasolini, también. De hecho la productora Fábula se llama así por Fabulación, que es una obra de teatro de Pasolini –que montó Marcos Guzmán, hace algunos años acá, con el Pepe Sosa–…maravillosa. La fuimos a ver, y a la salida fue como: “usemos ésto”. Entonces, me he ido colgando de distintos lados.

En un minuto me obsesioné con la inteligencia y la frialdad y la estructura de Kubrick. Cómo alguien es capaz de hacer 2001 [Odisea en el espacio]. ¡Cómo tener esa cabeza y esa potencia…obsesiva! ¡Cómo alguien es capaz de construir un objeto así! También me fascino con eso. Y después con el cine chileno que hemos estado conversando, también.

Andrés: ¿Qué te gusta del cine chileno?

Pablo: Aldo Francia me parece fascinante, me encanta. Después Patricio Kaulen me gusta muchísimo. El Chacal de Nahueltoro me parece una maravillosa película. De Raúl Ruiz hay muchas cosas que se pueden decir de él. Me parece muy interesante el periodo en Chile, y luego el primer periodo francés. Para No Diálogos de exiliados era un película muy importante. Y eso cortes que tú [Víctor] mencionabas –que hay al principio de la película– no vienen ni de Memorias del Subdesarrollo, ni de Point Blank, ni esas películas que utilizaron estructuras de montaje similares. Viene de ahí, de gente que está hablando y luego se cambia, y el relato sólo, continua. De ahí lo modificamos un poco. Pero dónde está la referencia, si es que hay alguna, es esa. Después también me fui interesante en algunos documentalistas chilenos, me parece que…

Andrés: (interrumpiendo) ¿Agüero?

Pablo: Sí, por supuesto po’ hueón, es tan potente que cómo te lo explico. Y hay un cine latinoamericano que también me interesó en su momento. Ponte tú, cuando yo vi Japón [2001; Carlos Reygadas], me llamó mucho la atención, y me pareció una película que todavía considero muy potente….Esas películas no sé como envejezcan. Pero en su momento fueron muy fuerte y afectaron a mucha gente. Igual que la Lucrecia Martel. O sea, La Ciénaga es una película muy influyente para todo lo que pasó en el mundo latinoamericano y no tan latinoamericano, también; y (Pablo) Trapero, también, al principio, con esas películas muy fuertes. Siento que vi esas películas y me afectaron, tal como me pudo haber afectado Benny’s Video [1992; Michael Haneke], o las películas de Polanski….no sé. Es muy largo, es difícil hablar de ciertas cosas….

Víctor: (interrumpiendo) Es bien diversa tu influencia…

Pablo: ¡Si po’, hueón! Lo que pasa es que son películas que te dejan una huella y ese pequeño tatuaje lo vai viendo. Y también son películas que uno ve cuando investiga. Entonces a veces hay un pedazo de una película que te fascina y el resto te da lo mismo, y a veces no tengo la capacidad crítica –necesariamente– de hacer una evaluación de esa película, y decir: “está película es más fuerte, es más aquí, más allá”. De repente me interesa de Film socialisme, de Godard, puta, 20 minutos y hay cuatro ideas; que puedo con eso vivir y hacer una película entera pensando en eso. O, que te pueda influir mucho y quizá no es su película más relevante. Y cuando alguien hable de Godard tal vez no se refiera a esos 20 minutos, pero a ti te pegaron muy fuerte.

Andrés: Sí, hablábamos de eso en un capítulo de los favoritos, ¿te acordai [Víctor]?

Víctor: Preguntémosle por los cineastas de ese capítulo, ¿qué te parecen Hitchcock y Buñuel?

Pablo: Bueno, imagínate, po’ hueón [risas]. Cacha la pregunta…..Si po’, son maravillosos. Cacha que Peirano es un experto en Hitchcock. Sabe muchísimo, deberían invitarlo a ese hueón, es un cinéfilo bestial. Y muchas de las preguntas que se hacía en No yo creo que venían del imaginario de Hitchcock, aunque parezca difícil conectarlo….bueno, es algo de lo que debería hablarlo él. Además, con Buñuel pasa una cosa, cuando yo veo sus películas..

Víctor: (interrumpiendo) Que ganó un Óscar a la mejor película extranjera [risas]

Pablo: (continúa)…Yo sólo puedo disfrutarlas como un espectador. Siento que puedo disfrutar sus películas pero no reflejar nada de lo que él hace en mi trabajo. A veces hay directores en los que uno sí puede reflejarse, y puede mirarlos con otros ojos y eso es lo que uno intenta que no se sepa [risas]. No porque te vayan a pillar, si no por vergüenza ajena, no  más.

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Andrés: ¿Y qué te gusta de los directores chilenos actuales, tu colegas, películas de este último año?

Pablo: Yo encuentro que hay gente muy interesante….. Y te voy a conversar –ya que estamos en un programa como este– que a mi me da un poco de vergüenza ajena, a veces, toda la publicidad que puedan tener mis películas, por gente que me odia o gente que admira, o gente que me da lo mismo, versus cineastas tan talentosos que hay hoy día y hacen películas que ojala tuvieran mucha más vitrina, y que uno pudiera compartir parte del interés que produce lo que uno hace con gente como Torres Leiva, o el Alejandro Fernández Almendras. Yo encuentro que son súper buenos cineastas. No he visto la película de la Dominga Sotomayor pero si he estado con Marialy (Rivas), y he disfrutado mucho lo que ha hecho ella. Me pasa lo mismo con Lelio que acaba de hacer una película que se llama Gloria, de la cual yo soy productor –se hizo en Fábula, con guión de Gonzalo Maza–, y la película es muy buena. Y ojalá esa película tenga toda la prensa… Yo me frustraría mucho si la atención no es la correcta y la gente no fuera a verla. Pasa eso, también hay buenos documentales, y a veces hay gente que hace cosas muy breves, ¿han visto eso que se llama Mafi.tv: Mapa Fílmico de un País? Yo he visto unos videos ahí que es una cachetada importante…

Andrés: (interrumpiendo) “Piñera y la Uña” es uno de mis favoritos…

Pablo: No….y vieron el del año nuevo, el último, que es de un guardia de un edificio, y al fondo hay unos fuegos artificiales, hueón, alguien tuvo la capacidad de meter toda nuestra cultura…yo lo ví y tirité, compadre. Sentí que nos estaban observando de una manera tan fuerte….

Víctor: Oye Pablo y que te parecen José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola, El Pejesapo, ¿has visto esas películas?, Mitómana

Pablo: Me parece interesante, me parece que han logrado un nivel narrativo y estilístico muy valioso, pero al mismo tiempo me parece que….como que siento que la rabia y el odio –de alguna manera– tienen demasiada importancia en el trabajo que hacen. Yo no me atrevería a criticarlo como algo negativo, pero es algo que a mi, por lo menos, me produce una distancia. Porque siento que son herramientas que son necesarias tenerlas y utilizarlas –todos las utilizamos–, pero cuando se sienten demasiado a veces como que contaminan un poco el trabajo y restan universalidad, que es –yo creo– que les ha pasado. A diferencia de otro directores que sí han logrado exportar mejor. Y cuando digo “exportar” no quiero decir que sea una huevá que termina en un afiche de un cine gringo. Me refiero a instalarse en círculos donde el buen cine también es apreciado, y donde hay bueno curadores; y donde los debates son interesante, y creo que  ellos se han marginado de eso, de alguna manera, por hacer un cine demasiado bravo. Ahora, eso tiene una honestidad y valentía artística innegable, entonces, esos hueones son puros. Yo no siento que estén maqueteados por nadie, ni nadie les dice que hacer, ni tampoco se sienten afectados por nada; y son gente muy talentosa y muy creativa. Entonces, como te digo: respeto. Pero no vería ninguna de esas películas dos veces. Ni tampoco voy por el mundo distribuyendo dvds diciendo “miren esta gente que nadie las conoce”, no, no hago eso.

Víctor: ¿Y Nicolás López?

Pablo: A López, como que –con sus tipos de películas– me pasa lo mismo. Tampoco me interesa mucho pero me cae bien. Encuentro que es ordenado; que hace cosas que le funcionan a un montón de gente; que ese cine trash, y pop, como de graffiti también es cine y también le interesa a gente. Como lo que hace Ernesto Díaz. Hay gente que lo encuentra más cool porque es de patadas –a mi me encantan las películas de patadas. Pero, te digo, son gente que ha encontrado su lugar y que hay gente que les molesta porque no son un cine tan culto o derechamente malo. Hay gente que dice esa hueá “no es cine” o “es mal cine”, comparados con otros del mismo género, o lo que sea. Pero yo convivo perfectamente bien. Hay otros directores –y no me voy a poner a hablar mal de nadie–, pero hay otro tipo de cine y otras lógicas de entender el cine chileno que me interesa mucho menos; que lo encuentro mucho más “ondero” y mucho más preocupado de “gustar” y de conectar con ciertas audiencias y que se digan ciertas cosas. Hay una hueá ahí que me irrita un poco. Pero hay otros que no…Hueón, hay una diversidad tan grande. Y lo que está pasando afuera es inimaginable. No se si ustedes tiene alguna conciencia de lo que pasa afuera con el cine chileno. Es lo que pasaba con el cine argentino hace 10 años. Es im-pre-sio-nan-te….

Andrés: (interrumpiendo) ¿Qué es lo que percibiste tú en Cannes, por ejemplo?

Pablo: No, en todas partes. Lo que se considera del cine chileno. Hemos tenido películas en la mayoría de los festivales importantes, con premios; Rotterdam, Sundance, Locarno. Ahora Lelio va a Berlín. Son festivales donde realmente no es fácil quedar, y son películas consideradas y los cineastas chilenos van a foros y son personas que los oyen en seminarios y que son parte de conversaciones, de análisis, y está súper bueno y es inédito. Claro, pasa que acá, hay menos conexión. Pero, yo no lo encuentro malo ni criticable, ni tampoco hago ese ejercicio de decir: “No es que aquí la gente no nos entiende”, no hueón. Hay que saber cómo conectarse con ciertas audiencias…

Víctor: (interrumpiendo) Hay que formarlas también.

Pablo: Sí.

Andrés: También va por ahí.

 

[3º PAUSA MUSICAL: All Down the Line, The Rolllings Stones]

 

Víctor: Ya estamos cerrando. Ya estamos proyectando ese 24 de febrero la entrega de los Óscar donde va a estar represento al país con la película No de Pablo Larraín. Y quería hacer una pregunta muy fetiche, y es sobre su momento favorito del Óscar: Andrés y Pablo. Contestemos esa pregunta.

Andrés: Hay uno que lo mencionamos, y creo que concordamos, la de El Padrino, cuando sube la indígena siux a buscar el premio que le correspondía a Marlon Brando y se pega un discurso…

Víctor: (interrumpiendo) Que momento más tenso…

Andrés: ….Y todo el mundo se queda plop, nadie puede creer la huevá. Ese es uno de los buenos momentos.

Víctor: ¿Pablo?….tú momento favorito del Óscar.

Pablo: Ayúdenme con el nombre de este actorazo inglés –siempre se me olvida–, que está en la película de Kubrick…

Víctor: ¿Malcolm McDowell?

Pablo: No, no, no… puta… el de la La Fiesta Inolvidable [The Party; 1968]…

Andrés: ¡Peter Sellers!

Pablo: Claro, Peter Sellers… y creo que fue honorífico. Entra en una silla de ruedas –¿han visto eso?–, y como que de repente se le suelta la silla, pierde el control y atraviesa el escenario, se estrella y se saca la cresta contra una escenografía; todo el mundo se paró a buscar al caballero….”ayúdenlo, estamos en vivo, es senil, se debe haber dañado”. Y el viejo se paró –era talla– y  se cagó de la risa. Eso me parecido increíble por la audacia y la inteligencia.

Andrés: También me acuerdo de Jack Palance, que estaba bien viejito, ganó un premio a mejor actor secundario y se puso a hacer flexiones en el suelo. Se mandó un despliegue bien elaborado. ¿Y el peor momento…?

Víctor: Cuando lo gana Roberto Benigni…

Pablo: Y camina por el público…

Andrés: Y amarra a Scorsese de las piernas…

Víctor: Oye, se me olvido cual era mi momento favorito….¡Ah! El Óscar honorífico a Federico Fellini con Mastroianni y Sophia Loren; unos 7 minutos en escena, principio de los ’90…y Giulietta Masina llorando…

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Andrés: Y el de Hitchcock fue el mas breve.

Víctor: ¿Tuvo honorífico?

Andrés: Llegó y dijo” Thank you”, y se fué [risas].

Víctor: Bueno, ojalá que hayan posibilidades de ganar….aunque dijiste en la prensa que estaba difícil, pero yo tengo fé. Yo soy de esos que cree que a  Haneke lo tienen elevado a….

Pablo: (interrumpiendo) … Una cosa es la opinión estética que podamos tener de Haneke….

Víctor: Pero es excesivo, está ese misticismo…

Pablo: ….Pero como quieras, yo lo encuentro muy bueno en todo caso. Pero fuera de eso hay un montón de razones; artísticas, comerciales, políticas, que es muy difícil….que impidan que Haneke se lo lleve. No necesariamente con respecto al NO, si no con respecto a cualquier película. Amour es la que ganó la palma de oro en Cannes, acaba de ganar el Globo de Oro, ayer [13-01-2013], ganó la Academia europea, va a ganar Bafta…

Víctor: (interrumpiendo) ….Pero ojo que hace dos años se dio un escenario similar, con Campanella que le arrebató el premio con su película más mística…

Pablo: (interrumpiendo) Pero pasó otra cosa. Te cuento un chisme. A mi me dijeron: primero, la gente de Sony –que son los gallos con los que trabajamos, que saben mucho– la distribuidora americana; ellos siempre dicen que es impredecible y tienen veinte argumentos para eso, y es verdad. Nunca ellos han podido predecirlo y eso que siempre tienen dos o tres películas al año, en la competencia. Y siempre se equivocan. Les ha pasado de todo. Imagínate, tienen 10 o 15 años en el tema. La película de Haneke tiene un antecedente muy potente y es que está nominada además a Mejor Película.

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Víctor: Pero ese puede ser también el canje que se puede hacer…

Pablo: (interrumpiendo) No po’, hueón, al revés, porque la única posibilidad –en ese caso hipotético– es que le den la Mejor Película a Haneke.

Víctor: Si po’, por eso te digo.

Pablo: Ahhh….buena….Yo creo que los gringos podrán nacer de nuevo 100 antes de darle a una película como Amour

Víctor: (interrumpiendo)….¿Pero ha pasado alguna vez que en la historia que una película no-americana…?

Pablo: (interrumpiendo) No-americana, no creo.

Víctor: ¿Estai seguro…?

Andrés: Pero debe haber sido el año del…

Víctor: (interrumpiendo) Si se ha dado….Pero de hecho, cuando se da, están los arreglines de las compensaciones.

Pablo: No…pero igual, yo no sé. En todo caso, hueón, es muy choro, porque francamente da lo mismo. Yo me voy a poner un traje negro, ojalá lo menos ridículo posible; y voy a ir a la hueá y pasarlo bien; y a ver lo que  pueda ver; y ya está. Divertido. Y eso.

Víctor: Antes de terminar, se me había olvidado otro momento favorito del Óscar: cuando no dejaron cantar a Jorge Drexler –por la canción de Diarios de Motocicleta– y fue Antonio Banderas a cantar…

Oye Pablo, te queremos agradecer por haber venido a este capítulo maratónico de El Mundo sin Brando. Estoy seguro que la gente va a disfrutar esta conversación. Y yo creo que  hacía falta escucharte hablar de cine in extenso.

Pablo: Encantado, muchas gracias, cuando quieran.

Andrés: Y todo lo mejor con el Óscar.